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jueves, 14 de noviembre de 2024

Sesgo de confirmación vs. ley de Brandolini

El suceso
En una lista de correos de modernillos tecnológicos (que en realidad son señores mayores de derechas) circulaban ayer un estudio que, sin decirlo expresamente, negaba el calentamiento global. O al menos el aumento de fenómenos extremos, analizaba danas levaninas y tornados caribeños.

La reacción
Lo primero que te viene a la cabeza es una señal de alarma, “a ver, a ver, a ver, ¿qué me estás contando? “. Y ahí empiezas a pensar quien me lo manda, de quién es la autoría, ¿están citadas las fuentes de los datos?... Vamos, que preparas el armamento para cuestionar el estudio y salir a comentarlo en público (en la lista de correos esa). Lo que podríamos llamar efecto “duty calls”:  There is someone wrong on the internet


El dilema
Si lo dejo estar y lo descarto sin más reflexión estoy cayendo en mi sesgo de conformación. Lo que ya creía antes no sufre amenaza por una colección de datos que lo cuestionan. Pero si me pongo a la tarea de estudiármelo he de invertir un montón de tiempo, me enfrento a la ley de Brandolini (crear un bulo requiere mucho menos esfuerzo que desmontarlo)

La reflexión
Al final nada es sencillo y el sentido crítico es algo que hay que educar con cariño y esfuerzo. En este caso no perdí un minuto, borré el correo y seguí con mi vida. Ya había dedicado el tiempo cuando quise y eligiendo fuentes que me resultaban confiables para formarme una opinión sobre el tema en este caso. He controlado mi proceso cognitivo. Habrá temas en que no lo tenga tan claro y deba dejar más hueco al escepticismo. Lo difícil es saber cuanto y en qué temas.

En lo cognitivo tenemos también esa especie de tribalismo: ¿este argumento viene conmigo o contra mí? Y también ahí hay que juzgar deprisa basándonos en una serie de indicadores externos. No hacerlo supone caer en la Reina Roja, dedicar muchísimo tiempo (que es el recurso más escaso) para mantenerte en el mismo sitio.

La conclusión
Ojalá hubiera una clara. El sentido crítico hay que educarlo para manejar estos dilemas con agilidad pero con criterio.



viernes, 10 de abril de 2020

Hay que fomentar el espíritu y la vocación (o hacerlo bien)

En los últimos años se vienen realizando cientos de actividades de fomento del espíritu emprendedor y de fomento de las vocaciones científicas (o STEM). ¿Por qué estudiar ingenierías o crear empresas necesita ser "fomentado"? ¿Por qué hay que mover a lo más profundo de las personas para que se dediquen a estas cosas? ¿Por qué se utilizan conceptos directamente prestados de la religión para esta finalidad?

Las primeras imágenes que aparecen en Google buscando "espíritu emprendedor" (arriba) y "vocaciones científicas" (abajo)

Hace unos pocos años las carreras más demandadas en la universidad eran las ingenierías, nadie entonces organizaba programas de fomento para la elección de estas carrereas. Ya eran de por sí atractivas. Y no es que fueran más fáciles de cursar que hoy en día, muy al contrario resultaban largas, exigentes y duras en todos los sentidos. ¿Qué ha cambiado? En mi opinión fundamentalmente una cosa: la expectativa laboral. Cuando eran las carreras más demandadas la expectativa para los egresados era un empleo cierto, estable y bien remunerado. Hoy día la expectativa es una probabilidad alta de contratación (que no segura) y en empleos precarios y con un sueldo bajo durante muchos años. Hoy se contratan ingenieros con sueldos que habrían sido despreciados hace 20 años (a valor constante, sin corregir por la inflación).

Se le pide, por tanto, a los jóvenes, que elijan hacer un esfuerzo importante para labrarse un futuro poco atractivo e incierto; no es raro que busquen otras alternativas. Lo peculiar es que en vez de actuar sobre las causas lo que se hace es intentar crear "vocaciones", literalmente "llamadas". Se montan campañas de propaganda generando una narrativa épica sobre el profesional que se puede llegar a ser, su importancia social y otros valores muchos más espirituales que materiales. Se supone que el mercado debería actuar subiendo los precios, si que realmente es un bien tan deseado.

Lo mismo pasa con los emprendedores, un neologismo para referirse a empresarios pobres, personas que han de dedicar su tiempo hasta extremos casi inhumanos y endeudarse de por vida en pos de una idea que la mayoría de las veces fracasa. Cuando se le despoja de su épica y de sus supuestos valores trascendentales resulta patente que es una opción profesional de último recurso, realmente poco interesante. Seguramente por eso, lejos de analizarla en términos de coste beneficio, hay revestir el emprendedurismo de toda una mística casi religiosa. Los que se dedican a ello son personas elegidas, que van a salvar a la sociedad con su esfuerzo.

Eliminar barreras para el estudio de carreras de ciencias, para chicos y especialmente para chicas es algo estupendo. Ofrecer formación y recursos para que el autoempleo y el desarrollo empresarial de proyectos propios, es magnífico. Que no se malinterprete el argumento, sí hay cosas que hacer en los dos frentes comentados. Lo que me resulta enormemente inadecuado es esa apropiación de lenguaje religioso, la suplantación de incentivos reales, de mercado, por propaganda y mensajes grandielocuentes.

Dejemos los espíritus y las vocaciones en los ámbitos en que tienen todo su sentido, y ocupémonos de las cosas mundanas con recursos materiales.

domingo, 5 de abril de 2020

Cultura

Hay que tener cuidado con lo que deseas no vaya a ser que se haga realidad. Tanto hablar de que la cultura científica es cultura, me han designado en la UPNA como responsable de “cultura y divulgación”. Esto me generó un importante desasosiego porque todo mi acercamiento a la “cultura” era intuitivo, y para ejercer el cargo necesito una definición operativa más precisa (servidumbres de la cabeza amueblada por la cultura científica).

Tras conversaciones con mi hijo filósofo y asistir a lo que pude del estupendo curso sobre cultura contemporánea que se organizó en el Museo de Navarra he llegado a algunas conclusiones, quizá un poco chuscas, pero bueno, esto es un blog personal y está para estas cosas.

Hay más de 500 definiciones de “cultura” por ahí. Pero a mí me deja razonablemente satisfecho una que parte de que la palabra debe llevar siempre apellido: cultura occidental, cultura pop, cultura musical, etc. El apellido hace referencia a un grupo humano, y el término cultura al conjunto de saberes, prácticas, ritos, mitos, etc. que comparte ese grupo y le da unidad interna (y diferenciación respecto de otros).

Lo que me sale ahora en google imágenes, un pseudoexperimento sociológico que, por cierto, parece coincidir bastante con mi definición operativa (o eso quiero ver yo, nunca se sabe)

Cuando le quitas el apellido y te quedas con “cultura” a secas hay dos opciones: (1) estás haciendo filosofía y te quieres referir a las cajas que cada grupo humano llena de una u otra forma (“saberes”, “ritos”, etc.) o bien (2) estás dando por supuesto el grupo humano al que haces referencia y éste es el hombre blanco occidental (probablemente cis y heterosexual) heredero de la tradición grecolatina clásica.

Esa segunda acepción es la que se enfatiza denominándola “alta cultura”. Esa alta cultura, por definición, está llena de historia (de occidente, grecolatina y cristiana), música clásica, pintura, escultura, literatura y teatro… En un segundo plano, cuando nos ponemos campechanos, quizá admitamos también gastronomía, comic y cuestiones etnográficas como deportes rurales, o trajes regionales. En esa lista la ciencia ilustrada encaja mal, como nos muestra la historia de “las dos culturas” que tiene su descripción canónica en C.P. Snow.

En un mundo como el actual, (i) intercultural (donde conviven en espacios comunes personas procedentes de culturas muy dispares), (ii) diverso (algo más que varones), en resumen, de pretensión mucho más universalista, necesitamos una cultura menos “elevada” y más inclusiva. En eso estamos muchos, hasta la reorganización del Museo de Navarra va en esa línea (las dos plantas superiores).
La cultura científica solo tiene conflicto con la “alta cultura”, yo creo que con la inclusividad de la cultura contemporánea no tiene por qué tener roces importantes, no están en su tradición.

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Este texto es una adaptación de una introducción que tuve que hacer en una tertulia en octubre de 2019. Una conversación en tuiter me lo ha recordado y me ha hecho traerlo al blog, con ligeras adaptaciones.

sábado, 21 de marzo de 2020

Toma de decisiones y pandemias: conforme agregamos conocimiento, perdemos certeza

Desde hace años le estoy dando vueltas al problema de cómo se toman las dicisiones políticas que tienen una fuerte base de conocimiento científico. Muchas veces se confunden las dos cosas, y parece que deba ser un físico quien decida sobre la instalación de centrales nucleares o un médico sobre fechas de confinamiento.

La idea es que hay que ir acumulando conocimiento de muchas disciplinas (y otras cosas). Y en ese camino se pierde certeza.

Escribí un artículo en THE CONVERSATION



A continuación lo copio:


Hay muchas decisiones sociales y cuestiones políticas que tienen una fuerte base científica. Podemos caer en la tentación de creer que, si el conocimiento científico de base es sólido e incuestionable, la decisión se resolverá de forma obvia. Sin embargo, esto no es así casi nunca.

“Del dicho al hecho hay mucho trecho”, dice el refrán clásico. Lo mismo pasa, en general, entre el conocimiento científico y las decisiones sociopolíticas que han de basarse en él. Comencemos con un ejemplo:

¿Debería construirse una central nuclear en Lemóniz (Vizcaya)?

Esta pregunta es de carácter político. Se trata de una cuestión social a la que cada persona respondería de diferente forma y cuya responsabilidad última recae en quienes tienen delegada la gestión de lo público: los políticos.

¿Puede funcionar una central nuclear en Lemóniz?

Esta segunda pregunta es de carácter técnico y la respuesta es afirmativa, siempre que se den una serie de condiciones como que se construya adecuadamente y en un emplazamiento bien escogido.

Por último, hay preguntas como ¿en qué consiste la fisión del uranio? Su respuesta incorpora el conocimiento científico, que está establecido más allá de toda duda, y que está en la base última del problema.

Si no supiéramos muy bien cómo funciona la fisión nuclear no se podría plantear la construcción de una central. Si no supiéramos construirla no podríamos plantear su instalación en Lemóniz. La decisión última tiene una base científico-técnica importante, pero no solamente hay ciencia en ella.

Podemos imaginar el camino que va desde el conocimiento científico hasta la decisión política como una pirámide. En la base tenemos conocimiento científico “del bueno”, del que genera un consenso prácticamente total: la fisión, las reacciones en cadena, la sección eficaz de captura neutrónica del boro, la corrosión del acero, el fraguado del hormigón. En esa base hay cientos de enunciados de muy diversas disciplinas: física nuclear, termodinámica y transmisión del calor, ingeniería eléctrica, hidráulica, geología y un largo etcétera.


Modelo de agregación del conocimiento, desde la evidencia científica en la base, a la cuestión social en la cúspide. Author provided

En el siguiente escalón de la pirámide tenemos elementos tecnológicos que van sumando conocimientos científicos: bombas que funcionan gracias a la ingeniería eléctrica, a la mecanización de bobinados de cobre y a la química de los lubricantes. Intercambiadores de calor, automatismos, y otros tantos.

A medida que subimos en la pirámide tenemos elementos cada vez más complejos que incorporan más cantidad de conocimientos y de disciplinas más variadas. El conocimiento se agrega de manera que comenzamos con leyes fundamentales y, poco a poco, construimos un producto tecnológico como una central nuclear.

Pero no nos podemos quedar en una idea tan simplista: no solo hay que incorporar conocimiento científico en el proceso, sino muchas más cosas. Criterios económicos, preferencias de diseño y elementos culturales. Hay fluidos que se pueden mover con una bomba grande o con dos pequeñas, más sencillas o más complejas, más caras o más baratas, con las instrucciones en un idioma o en otro.

En este modelo de pirámide de agregación del conocimiento, cuanto más abajo estamos más ciertas son las afirmaciones. Todo es más indudable, pero a la vez más irrelevante. Al habitante del entorno de Lemóniz no le interesa la sección eficaz de captura neutrónica del boro.

A medida que subimos, lo que ganamos en relevancia, lo perdemos en certeza científica. ¿Esa bomba funcionará 30 años sin averías? Pues no lo sabemos, al menos con la misma certeza que la ley de la gravedad. El emplazamiento tiene una sismicidad histórica baja: ¿podemos asegurar que no sufrirá un terremoto magnitud 5 en los próximos 40 años? Tampoco podemos asegurarlo de mismo modo que la distancia al borde de la placa tectónica sobre la que está. Como mucho podemos dar probabilidades de avería y de terremoto (en ambos casos bajísimas, por cierto). Lo que en la base de la pirámide eran certezas, a medida que ascendemos son probabilidades, menos ciertas cuanto más arriba estemos.

El de la central nuclear no deja de ser un ejemplo. El mismo modelo de la pirámide lo podemos aplicar a otras muchas preguntas de relevancia social y política: ¿hay que construir una presa? ¿Hay que permitir el fracking en un lugar concreto? ¿Hay que prohibirlo en todas partes? ¿Hay que permitir el cultivo de transgénicos? ¿Hay que prohibir el wifi en los colegios?

Sobre todas estas cuestiones tenemos una base de la pirámide llena de conocimiento científico: estudios de contaminaciones cruzadas en campos de cultivo, estudios de sismicidad inducida, estudios epidemiológicos de exposición a radiaciones no ionizantes. Cientos de estudios. Pero en todos los casos hay que recorrer la pirámide hacia arriba y agregar conocimiento de alta certeza, así como decisiones, valores y consideraciones culturales, hasta llegar a una decisión final.

No en todas las cuestiones el camino entre la evidencia científica y la decisión es igual de largo. El caso de la central nuclear es largo, con multitud de saberes científicos, de ingeniería y de decisiones económicas y valores en juego. Demasiados como para que la respuesta sea mínimamente clara.

En el otro extremo tenemos cuestiones como la inutilidad de la homeopatía. En este caso el conocimiento de la estructura atómica de la materia, el número de Avogadro y el funcionamiento de las diluciones lleva directamente a la respuesta. El conocimiento histórico de su nacimiento, y el efecto placebo como causa más probable de la sensación de funcionamiento completan un cuadro de evidencia que deja muy poco margen para la duda en la respuesta final.


El modelo de agregación del conocimiento en tres casos con diferente nivel de complejidad.

Un ejemplo intermedio podría ser el de la peligrosidad del wifi. Aunque la evidencia científica es muy sólida en la ausencia de riesgos significativos. Hay que manejar diversos conceptos de electromagnetismo y de epidemiología para elaborar la respuesta final. En mi opinión, el tema es suficientemente claro como para que no haya duda científica, pero suficientemente complejo como para que esa certeza no sea fácil de asimilar por bastantes personas.
Decisiones en medio de una pandemia

En estos días de pandemia, las autoridades han de tomar multitud de decisiones sobre su gestión, de enormes repercusiones. Todas ellas son decisiones políticas de base científica como las que estamos analizando. En este caso la base de conocimientos es incompleta y está en permanente evolución, pero al mismo tiempo las decisiones no pueden esperar. Además de agregar conocimiento y valores, hay que añadir un cierto nivel de desconocimiento, lo que hace todavía más arriesgada la decisión.

Algunas decisiones son sencillas, de camino corto. La recomendación de lavarse mucho las manos se deriva casi inmediatamente del conocimiento sobre el mecanismo de transmisión y de desnaturalización del virus. Otras, como la recomendación de una cuarentena a toda la población o el cierre de fronteras, son de camino muy largo: incorporan multitud de piezas de conocimiento cierto, algunas de dudas, suposiciones, y valores.

Comprender un poco mejor el proceso que va desde la evidencia científica a la decisión política quizá nos ayude a ponderar mejor la necesidad de disponer de muchas y buenas personas dedicadas a la ciencia, por un lado, y la dificultad de tomar decisiones políticas por otro.

martes, 9 de agosto de 2016

La cultura ¿se impone o se asume?

by Reuters photographer Lucy Nicholson
No es nada original comentar esta foto, todo el mundo lo hace estos días. Pero es que es tan potente...

Las dos mujeres que disputan el punto visten de acuerdo a lo que en su cultura se considera normal. Tan normal y tan inmersas viven que si les preguntan (como han hecho con le egipcia) dirán que lo hacen por convencimiento, que no sienten obligadas a ello, que lo hacen plenamente a gusto. Desde nuestros sillones pensamos de una de ellas "qué engañada vive la pobre". ¿De cual? depende de en que lugar del mundo esté nuestro sillón, de la cultura en la que vivimos inmersos. Es algo descrito hace muchísimo tiempo, se llama etnocentrismo y es un sesgo cognitivo que, como todos, no se elude fácilmente (ni siquiera sabiendo que lo es).

En ambas culturas la vestimenta estándar de las mujeres tiene que ver con la gestión de la sexualidad masculina. A los señores (heterosexuales al menos) les (nos) pone el cuerpo femenino tirando a la desnudez. Esa excitación sexual (más o menos ligera) es la que gestiona de una u otra forma la evolución social. En el caso de la izquierda evitándola, de forma que los parientes cercanos de la mujer no se sientan mal por que ésta excite a otros hombres. En el caso de la derecha al contrario, sintiéndose orgullosos de que la parienta sea capaz de excitar a otros. En el caso de la izquierda es a través de preceptos fundamentalmente religiosos como se establece ese precepto social, mientras que en el de la derecha es a través de cuestiones laicas, fundamentalmente de consumo (ingresos por publicidad de retransmisiones, etc.).

¿Con cuanta violencia percibirán las sujetas de la foto (o sus compañeras) el estándar social al que han de atenerse? El caso religioso lo desconozco, parece que depende mucho del nivel de "integrismo" del colectivo concreto de que se trate (1). En el caso de la chica en bikini, la de mi cultura, tengo claro que la imposición es potente aunque se pueda percibir como sutil o hasta inexistente. ¿Alguien se la imagina sin depilar? O más claramente ¿Se imagina los comentarios de prensa, público, etc.? Por algo menos ofensivo al estándar estético cultural como es el sobrepeso ya ha habido cachondeo y escarnio con la portera de balonmano de Camerún (ver "una portera sin complejos" ¿por qué debería tenerlos?, aunque ha habido cosas mucho peores en redes sociales). El bikini del voley playa ha ido disminuyendo de tamaño por imposición explícita de las federaciones (por aquello de las retransmisiones y la publicidad), no por que las jugadoras lo hayan elegido. De hecho no pueden elegir competir en topless, que sería también un acto de libertad... Creo que está claro el argumento, los preceptos culturales se imponen con bastante violencia, aunque al ser algo que ocurre de manera general a millones de personas se recibe con naturalidad, como si fuera una elección personal. De hecho lo es, ya que si no lo eliges quedas fuera de la sociedad, y todos queremos ser miembros de la tribu.

Todo lo anterior pretende ser descriptivo, aunque es muy difícil quitarse prejuicios y apreciaciones de valor. Supongo que es inevitable una cierta imposición en todo proceso de socialización, pero seremos una mejor sociedad cuanto más tolerante con las diferencias y menos impositiva se vaya haciendo. No me gustan las religiones y que una señora haya de jugar incómoda por exceso de ropa por ello, pero me gusta igual de poco (y me es más próximo) que otra juegue incómoda por exponerse más de lo que le guste (y por la esclavitud de la depilación).


(1) Por cierto, que es muy curiosos que adjetivo se usa para la intransigencia religiosa dependiendo de la religión, como muy bien dice aquí @xosecastro

Tanto El Roto como Mingote tienen excelentes viñetas sobre el tema que no me resisto a incluir:








martes, 22 de marzo de 2016

Referentes culturales, socialización y frikis

Cuando trabajaba en Westinghouse los domingos por la noche veía "Estudio estadio", el programa de futbol que resumía la jornada. Era la única forma de tener cierta conversación en la oficina el lunes, o al menos de no quedar como un absoluto inadaptado. Todo el mundo sabía que fulano era del Atletic o mengano del Zaragoza, y era obligado felicitarles o acompañarles en el sentimiento en función de lo que hubiera ocurrido. A mí ese deporte no me ha interesado jamás, y sufría tomando apuntes de la tele como si de una obligación laboral más se tratara. Esta historia que tenía olvidada me vino a la cabeza cuando vi en FB la imagen adjunta.

Por un lado parece claro que los referentes culturales comunes son un elemento esencial de la cohesión de un grupo. Empezando por el idioma que se habla, la religión que se profesa, la historia que se aprendió en la escuela y continuando con los personajes populares del momento en deporte, televisión o cine. De hecho parece que nos resulta divertido poner a prueba el conocimiento de esos referentes que tenemos nosotros y otras personas; así triunfan tantos concursos televisivos con ese esquema. Más acusado aún es si pensamos en grupos sociales más pequeños, especialmente en la adolescencia. Se crean grupos que se esfuerzan por definir cual es su música, su vestido, sus peinados, sus películas, etc. En esa carrera por las subculturas (1) hay quien busca la popularidad y quien todo lo contrario, huye de lo que sea demasiado común ("mainstream").

La reivindicación del orgullo friki es la oficialización de una subcultura compartida por individuos tradicionalmente oprimidos en su entorno físico (bullying, etc.) y que ha cristalizado a través de las redes sociales. Aunque habría muchas clasificaciones que hacer dentro de ese término paraguas de friki: de la Guerra de las Galaxias, del comic, del manga, del Magic, de la programación, del mundo maker, etc.

Así pues, si uno quiere pertenecer a un grupo sí tiene la obligación de compartir unos cuantos de los referentes culturales que lo identifican. No hay más remedio, es prácticamente tautológico, el grupo se define por dichos referentes. Y la pertenencia al grupo va en bloque, no se pueden elegir unas cosas sí y otras no. No es que me fueran a despedir del trabajo por no hablar de fútbol los lunes, era una decisión personal de socialización, como tantas que vivimos a diario. Desagradable, pero que me compensaba respecto de pasar el lunes... trabajando de forma productiva. Eso sí, estaría bien ir creando grupos sociales más abiertos y flexibles en los que pueda encajar de forma más amable la variedad interpersonal. Y más me vale, porque yo a estas alturas no pienso ver "The Wire" o "Los Soprano" para tener conversación ;-)

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(1) Si "cultura" en este contexto es el conjunto de referentes culturales compartidos, se pueden diferenciar niveles. He reservado "cultura" para un nivel que coincide con el país (idioma, televisión, etc.) y "subcultura" para subconjuntos de la anterior. Pero todo esto es arbitrario y se podrían tomar grupos y niveles de otras formas.

viernes, 20 de febrero de 2015

La sutileza de la reivindicación

Estos días se ha movido por las redes sociales esta camiseta (yo la vi aquí). "Olvida las princesas, quiero sier científica". Parece un interesante eslógan, una muestra de afirmación personal que se escapa de un estereotipo supuestamente fijo, el de tener que aspirar a ser una princesa, para elegir un destino mucho menos evidente pero apasionante.

Sin embargo esconde otra lectura menos positiva: para ser científica te tienes que olvidar de ser princesa, como si fueran términos antagónicos. ¿Lo son? No deberían, pero vamos de un estereotipo a otro: el de los científicos (y científicas, claro) despreocupados por su aspecto, dealiñados, alejados del mundo real y de sus emociones y confinados en la intelectualidad de su campo de estudio. Un estereotipo en el que no caben detalles principescos.

Huyendo de este segundo estereotipo la UE lanzó un vídeo de científicas supermonas con tacones y generó tanta polémica que lo retiraron al poco tiempo (ver por ejemplo 1, 2, 3). Probablemente en este caso se exageraba el estereotipo de belleza femenina estándar. El eslogan "science is a girl thing" parece indicar que solo hay una forma de ser "girl", y una forma muy estereotipada.

Parece que intentar salir de un estereotipo te aboca a otro. Tanto que resulta muy difícil avanzar. Ser mujer y tener una actividad profesional (como científica) es una pesadez, por que estás obligada a posicionarte (no olvidemos que el intento de evitar el posicionamiento es un posicionamiento en sí mismo, igual que los "apolíticos" son de derechas). Y ese posicionamiento siempre deja a alguien descontento, por demasiado tibio en el feminismo, por demasiado feminazzi, por demasiado princesa, por demasiado...Cómo si no hubiera ya bastantes dificultades en cuestiones más evidentes como la conciliación con la maternidad.

Y menos mal que la camiseta es rosa (color del primer estereotipo) y dice "forget" y no alguna otra palabra más dura para el rechazo del mismo (que hay una a huevo que también empieza por f). No encuentro una conclusión para cerrar este texto... Quizá la única es intentar ser más empático y menos reactivo con todo tipo de manifestaciones sobre la lucha de cada persona con los estereotipos que le oprimen.

(Reflexión sugerida por una conversación en tuiter con @silviaacolado , y múltiples con @feminoacid)

sábado, 25 de octubre de 2014

"Not in my backyard" en ciencia y en feminismo

Hace años que se ha caracterizado el curioso fenómeno sociológico NIMBY ("Not in my backyard")  que consiste en que un grupo de personas está de acuerdo con que debe hacerse algo colectivamente, pero ninguno quiere aceptar localmente, en su jardín, las consecuencias de ese bien común. Hay multitud de ejemplo, por citar uno, la oposición vecinal a la instalación de una institución para personas con discapacidad intelectual aunque todos están de acuerdo en que estas personas han de estar bien tratadas.

Este fenómeno muestra de una forma paradójica la no linealidad entre los intereses individuales y los colectivos. El bien común es algo diferente de la agregación de los intereses individuales. Dado que tanto el bien común como el bien de cada uno de los individuos son valiosos, la resolución de la paradoja NIMBY es tremendamente compleja en muchos casos.

Hace años propuse que en el baremo para becas predoctorales no se tuvieran en cuenta las publicaciones científicas. Con eso se limitaban las posibilidades de algunas personas que merecían esas becas, cierto. Pero en los años anteriores se había generalizado la necesidad de estar uno o dos años de "meritorio" (es decir de trabajador esclavo, sin contrato, beca ni nada) para obtener suficientes méritos como para optar a las becas que inician la carrera científica. Se aceptó la propuesta y en poco tiempo desaparecieron los "meritorios", aunque varias personas pilladas en el cambio de normativa sufrieron por ello. En este caso el NIMBY se rompió por el bien común.

En estos tiempos se está poniendo de moda el micromecenazgo (o crowdfounding) de proyectos científicos. Sin duda cada proyecto que lo solicita es interesante, valioso y lo merece. Pero la suma de todos ellos relajará la presión social sobre los gobiernos para que la ciencia tenga la financiación pública que merece. También hará que solo los proyectos con repercusión social clara ("curar el cáncer" y similares) obtendrán financiación. Es un ejemplo de NIMBY inverso. Financia la ciencia en mi jardín... aunque la ciencia en conjunto pierda mucho. A mi no me convence.

http://www.dailymail.co.uk/news/article-2622344/Art-collector-upsets-neighbors-erecting-33ft-Damien-Hirst-sculpture-pregnant-woman-exposed-fetus-garden.html


Por último quiero comentar una especie de NIMBY intelectual que se observa respecto del tema del feminismo. Personas que tienen claros sus valores de igualdad y que, por tanto, en su propio jardín no perciben discriminación (quizá ni siquiera sesgo cognitivo) respecto del tema de género. Extrapolan de ahí que el problema de bien común, o bien no existe, o bien se resolverá por el progresivo contagio de jardín a jardín, pero sin la necesidad de actuaciones colectivas. Me temo que esa aproximación no resolverá el problema de la discriminación real, tradicional, pasiva, "yo no soy machista, pero...". Aunque no soy capaz de sugerir un plan de actuación colectivo, libre de problemas, que camine ciertamente hacia la solución de esta discriminación, el dinosaurio sigue ahí.


domingo, 19 de octubre de 2014

Ebola: Lo político y lo técnico

Un misionero Español se contagia y se decide repatriarlo. La repatriación y el posterior tratamiento se hacen con medios insuficientes y surge un contagio. Se produce una espectacular imagen social de desgobierno ante la situación (que alcanzó su punto culminante en la rueda de prensa dela foto). Tras tomarse más en serio la situación y poner más medios parece que la crisis se va reconduciendo.

Traigo aquí este tema, a pesar de lo mucho que se ha escrito ya, por que esconde un tema que muy interesante. Argumentaba Lucas Sanchez a principios de agosto que no era en absoluto adecuado repatriar al enfermo. Por otro lado Juan Ignacio Pérez opina que la repatriación fue una decisión correcta. Lo interesante es que no son planteamientos antagónicos; lo primero es una argumentación fundamentalmente técnica y la segunda política. Y es que la frontera entre lo técnico y lo político es muy puñetera.

La decisión de traer a un enfermo es puramente política. Pero la determinación de los recursos necesarios (humanos, materiales, formativos, etc.) necesarios para llevar a cabo la decisión política con garantías es una cuestión técnica. Por último es un asunto de gestión de gobierno disponer los fondos necesarios y desplegar de forma efectiva los recursos.

Si se toma una decisión política desde el gobierno debería haber coherencia y desarrollar todas sus consecuencias técnicas sin cicatería. Esto es lo que me parece evidente que no ha ocurrido. Solo tras la demostración palpable (en forma de contagio) de que el desarrollo técnico de la decisión no era correcto se empezaron a tomar medidas. El gabinete de crisis que se constituyó una semanas después del contagio contó con un crédito especial dispuesto por el ministerio de hacienda. Hasta entonces se pretendía desarrollar "a coste cero" la decisión política. Y eso es imposible.

Fernando Cervera publicaba en Naukas ayer un estudio sobre los estudios de los miembros del Congreso de los Diputados, y achacaba a la falta de formación técnica (en este caso médica) la pobreza en la toma de decisiones como las relacionadas con la crisis del ébola. Pero no solo, también le achaca a esta falta de formación la deriva pseudocientífica de nuestros legisladores. Me parece muy interesante el análisis, pero no estoy de acuerdo en la conclusión. No creo que los políticos deban ser sus propios asesores técnicos, ni con formación para ello ni sin ella (como parece que hacen demasiado a menudo). Los políticos deben disponer de asesores técnicos, verdaderos expertos en los temas. Sobre los informes de estos asesores es sobre los que habrían de basar sus decisiones, eligiendo las posibilidades que maximicen la ideología que pretenden desarrollar (y que por la que se supone que han sido elegidos).

Lamentablemente es muy frecuente que el poder de lugar a prepotencia y que de ella se deriven decisiones descabelladas. El caso paradigmático (que cito muchas veces) es la propuesta de ley de la Asamblea General de Indiana de redondear el valor de PI a un decimal, para evitar complicaciones engorrosas. Salvando algunas distancias, la decisión de repatraiar al enfermo terminal, sin disponer de un hospital preparado, personal entrenado, recursos económicos suficientes y demás, se le parece bastante.


Repasando cosas he recordado que sobre la frontera entre lo político y lo técnico había escrito ya en el blog, en concreto la segunda entrada ya iba sobre esto:
Política o gestión: http://joaquinsevilla.blogspot.com.es/2008/01/poltica-o-gestin.html
Falacia de la equidistancia: http://joaquinsevilla.blogspot.com.es/2012/05/falacia-de-la-equidistancia.html
“Informando” sobre Fukushima: http://joaquinsevilla.blogspot.com.es/2012/07/informando-sobre-fukushima.html

miércoles, 30 de julio de 2014

Oxímoron profesional, corregido y aumentado

En multitud de ocasiones te ves en conferencias sobre cómo hacer una buena presentación en las que la presentación es horrorosa (*), lecciones sobre hablar en público con una dicción lamentable, clases sobre las metodologías activas de enseñanza impartidas tras el escritorio, conferencias sobre emprendedurismo dictadas por funcionarios de toda la vida, empresas que venden nuevas relaciones líquidas y organigramas planos dónde los empleados han de respetar horarios y jerarquías a rajatabla, profesores de la pública que llevan a sus hijos a la privada, ...

Hace tiempo comentábamos sobre el oxímoron profesional con ejemplos como el bombero pirómano, el científico mentiroso o el cura pederasta. En estos casos la actuación antagónica con la profesión se realiza a escondidas, de manera que cara al público uno es un profesional normal y es en la intimidad cuando se pasa al lado oscuro fomentando lo que combate en la faceta pública. En estos nuevos ejemplos el oximoron va un paso más allá y los términos contradictorios se producen a la vez, en el mismo lugar y momento. Con el texto hablado se pretende enviar un mensaje y con los hechos se manda otro, no solo diferente, sino opuesto. 

Este exhibicionismo descarado en la contradicción no lo puedo entender. No es que los otros casos sean evidentes, pero algo hemos ido avanzando en su comprensión (1, 2, 3). Sin embargo el oxímoron profesional de baja intensidad, no por cotidiano menos obsceno, no se me ocurre de dónde viene. Quizá de la mediocridad y lo que pasa es que las personas no perciben la contradicción (igual hasta les gustan esas horribles presentaciones sobre hacer presentaciones). Quizá se deba a la sorprendente capacidad de las personas de creer en una cosa y su contrario (4, 5). Sea como sea me resulta muy repulsivo y cada vez lo tolero peor, supongo que es un síntoma (más) del camino de la vejez.

(*) La figura adjunta es una creación propia que intenta bromear con una portada de presentación sobre cómo hacer una presentación con contraejemplos horrorosos.

martes, 20 de diciembre de 2011

Tipos de empleo, piratas y escritoras

Entre la gente que se dedica a escribir, la inmensa mayoría no puede vivir de ello. La literatura, como la mayoría de las artes (música, pintura, etc.) y los deportes son actividades en las que hay un pequeño grupo de estrellas, admiradas a nivel nacional, incluso mundial, y una inmensa cantidad de aficionados. Como actividad profesional resultan de un riesgo enorme, por eso todos los adolescentes quieren dedicarse a alguna de ellas; ¡y todos los padres quieren evitarlo!. Si tienes una gran suerte (a veces el talento también importa) llegarás a "estrella del rock" y tendrás fama y dinero; pero la gran mayoría de las veces no se llega al umbral de subsistencia y se permanece en el nivel de aficionado. Este tipo de actividades dan lugar a lo que podríamos llamar empleos "no lineales", en los que el resultado no es proporcional al esfuerzo y hay situaciones muy extremas. La distribución de número de personas en función de los ingresos que se perciben en estos empleos no lineales está representada en la parte derecha de la figura adjunta.

Por otro lado están los empleos que los padres suelen querer para sus hijos: economistas, abogados, fontaneros o mecánicos. Empleos lineales en los que un poco más de esfuerzo da lugar a un poco mejor resultado. En este tipo de profesiones hay un sueldo promedio y unas pocos principiantes ganan menos de la mitad y unos pocos exitosos más del doble. Ni hay "estrellas de la fontanería" ni legiones de fontaneros aficionados. La distribución número de personas frente a ingresos para estos empleos lineales es la de la izquierda en la figura.

Hay algunos casos en los que existen los dos tipos de empleo para la misma actividad como ocurre con la música, que tiene su vertiente artística no lineal y su vertiente lineal, profesional, en la enseñanza y los músicos de sesión o de verbena.

Recientemente internet ha comenzado a cambiar muchas de estas cosas, especialmente en el caso de las actividades no lineales. Por un lado proporciona un canal para que los "aficionados" se den a conocer y, en algunos casos, alcancen audiencias y éxitos masivos. Por otro lado permite consumir los productos de los "profesionales" eludiendo los circuitos comerciales que los controlaban tradicionalmente. Internet está aplanando la distribución de la figura de la derecha.

En el caso de la música (cuya historia tecnológica ya comentamos hace un tiempo) estos cambios se están concretando en que los ingresos de los músicos están pasando del producto (el disco) al servicio (el concierto), volviendo en cierta manera al modelo de actividad anterior a los discos. Para los que ya estaban en la parte de ingresos obscenos, estos cambios resultan dolorosos, pero para la gran mayoría son muy positivos; en breve será una profesión tan recomendable para padres como abogado o fontanero.

En el caso de los escritores no está tan claro cuál es el servicio al que reconvertir su vía de ingresos, nunca ha habido un equivalente a los conciertos de los músicos... al menos en el montón de años desde que se inventó la imprenta. La vivencia en primera persona de esta incertidumbre llevó ayer a Lucía Etxebarría a una declaraciones en las que dudaba de su futuro profesional (ver en El Pais). No se cuál será la reordenación de la "industrial literaria", pero igual que la minería, los astilleros o la ganadería vacuna vivieron sus reconversiones en su día, ahora les ha tocado la vez. Desde luego no parece que el modelo antiguo se pueda mantener con proteccionismos artificiales. En ese sentido iba la noticia, también de ayer, de la absolución de Pablo Soto por "piratería" (ver en Microsiervos). Ambas noticias fueron Trending Topic en Twitter, claro.

Fuentes: La idea de los tipos de empleo está descrita en El Cisne Negro de N. Taleb, aunque con otra nomenclatura y sin la gráfica.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Obeso informacional

De la misma forma que cada día ingerimos una cantidad de alimentos variados, también consumimos información de distintos tipos. Así como medimos el valor energético de la alimentación en calorías, podríamos plantearnos las “inforías” para la información, entre otras similitudes …

Hay un metabolismo basal que requiere unas mínimas calorías, del mismo modo, para estar intelectualmente vivo, habría también un mínimo diario de inforías que ingerir.

Para la comida siempre nos han dicho que no “piquemos entre horas”, que hay que comer a la hora de las comidas: desayuno, comida, merienda y cena. En el caso de la información yo antes también tenía “las comidas”: siendo el periódico y el libro de antes de acostar las más definidas. Pero internet, y más concretamente las redes sociales han supuesto un picoteo entre horas verdaderamente potente. Si la analogía sigue siendo válida, estoy a punto de convertirme en un obeso informacional. El desayuno (i.e. el periódico) lo he suprimido hace tiempo ya, y los chuletones (novelas y libros en general) siguen cayendo pero es probable que en menor cantidad. ¿Puede uno basar su alimentación en las pipas (twitter)? Bueno, sin olvidar las galletas y snacks (blogs). Supongo que algunos hábitos higiénicos como comer de todo un poco, no centrarse en inforías de la misma tendencia y no darse atracones excesivos serán también sensatas en la dieta informacional. Del mismo modo, hacer ejercicio ayuda a mantenerse en forma, el ejercicio informacional es la escritura (y la recomendación- curation) supongo.

A pesar de la obra de Grande Covián y tantos otros, el tema de las dietas no está ni mucho menos cerrado. Menos aún se puede dar por establecida la dieta mediterránea de las inforías, esta analogía no pasa de ser una broma sugerente. Aún así, un poco de cuidado con la dieta informacional yo creo que conviene tener.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Políticos de marca blanca

Cuando la falta de dinero aprieta, se empiezan a cuestionar seriamente gastos que venían asumiéndose como algo normal, y que en realidad aportan muy poco valor, los derivados de las marcas. Un ejemplo es el de las medicinas: si lo que cura es el principio activo no tiene mucho sentido financiar con dinero público medicinas de marca. Tampoco lo tiene hacerlo con dinero privado, pero allá cada cual con su cartera. Lo mismo pasa con el conocimiento científico: el sistema establecido de revistas le introduce un sobrecoste tremendo a los sistemas públicos de ciencia (como ya comentábamos en entradas anteriores).

Las amas de casa (1) lo descubrieron muy al principio de la crisis, y en los supermercados se han dejado de vender productos de marca en favor de las "marcas blancas", es decir, en favor de los mismos productos a excepción de la marca. Con el retraso habitual (podría haber sido incluso peor) el legislador (2) ha tomado medidas en el mismo sentido, en el caso de las medicinas forzando a la prescripción de genéricos (Real Decreto 9/2011, BOE 20 de Agosto), y en el caso de las revistas científicas obligando a la instalación de repositorios abiertos (Ley de la Ciencia, artículo 37).

¿Y si extrapolamos el concepto a la política? El genial J.R. Mora lo expresa explícitamente es esta viñeta, y de alguna forma, menos explícita, es lo que está detrás de los movimientos #nolesvotes (con interesante banda sonora y todo). Seguramente el caso más interesante en este sentido es el de Bélgica, que se ha pasado un tiempo larguísimo sin un gobierno realmente establecido. Mientras los problemas de las marcas impedían la formalización de un gobierno, unos políticos de marca blanca gestionaban el país sin que la vida diaria del país se resintiera un ápice.

En fin, no seré yo quien proclame la irrelevancia de la política ni la conveniencia de eliminar las elecciones. Siempre que ha ocurrido eso en la historia las cosas han sido muchísimo peores. Pero si que conviene ir pensando vías de revitalización de la participación pública, porque si de verdad funcionamos bien con políticos de marca blanca es que no estamos haciendo Política.

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(1), (2) Cuestión de género: ni "el ama de casa" es femenina ni "el legislador" masculino, son términos establecidos para referirse a la persona que gobierna un hogar en el primer caso, y al colectivo de personas que hacen y aprueban las leyes. El género de las palabras usadas para su denominación no presupone nada respecto del sexo de quienes las encarnan.

sábado, 23 de julio de 2011

Vamos que nos vamos

Hace unos días comentaba que nos vamos toda la familia de "año sabático" a Estados Unidos. Pues bien, el momento ha llegado ya, mañana emprendemos viaje, aunque pasaremos un par de días en Madrid antes del vuelo. La preparación de este momento, especialmente en las dos últimas semanas ha resultado agotadora, aunque también muy interesante.
Es sorprendente la cantidad de trámites que hay que realizar. En el plazo de la estancia me iba a caducar una tarjeta de crédito y un carnet, circunstancias que hay que resolver con antelación. Hay que darse de baja de todas las compañías que dan servicio habitualmente. Como la casa no va a quedar deshabitada, agua luz y gas se quedan como están, pero los teléfonos e internet no. La complejidad tecnológica de la telefonía móvil no tiene nada que envidiarle a la complejidad burocrático – comercial a través de la que se ofrece el servicio y que, además de hacer imposible prever costes, hace de las bajas procesos verdaderamente kafkianos. Hay que llevar certificados de todas las vacunas, certificados de nacimiento en versión internacional, lo mismo que el carnet de conducir que hay que convertir en “internacional”. También hay que certificar la cobertura sanitaria con la que cuentas y completarla con las eventualidades que te puedan faltar.

Los trámites con los bancos tampoco son una cosa menor; es cierto que hoy día se puede hacer casi todo por internet, pero saber de antemano lo que van a costar las operaciones (transferencias, cambios de moneda, cargos con tarjetas) no es ni mucho menos evidente (de hecho he desistido de conocer algunos de ellos). Por no hablar del papeleo (o habrá que empezar a decir “interneteo”) que supuso la solicitud de los visados (con sus famosas foros de 2x2 pulgadas), y el documento previo emitido por la universidad de destino en el que se certifica la naturaleza de tu estancia como visitante de investigación.

Este año el Ministerio del ramo (de toda la vida el “MEC”, pero últimamente con nombres tan cambiantes) ha decidido ahorrar manteniendo la misma convocatoria de becas para estancias del profesorado, solo que con la mitad de duración y algunas variaciones a la baja (como la eliminación del seguro, o la restricción en las fechas de viaje o en la incompatibilidad con otras ayudas). Así, con la beca del MEC se pueden cubrir 6 meses y con una de la propia universidad 3 meses más: En total hay que escribir dos solicitudes, con proyectos compatibles pero no idénticos para, aún así, tener 3 meses sin posibilidad de beca.
 
Las compañías aéreas exhiben una complejidad de tarificación que no tiene nada que envidiarle a la de los móviles: es imposible saber lo que costará un billete sacado otro día. Además está limitado el plazo de ida y vuelta, la posibilidad de mover fechas (bueno, más que limitado está penalizado económicamente), la posibilidad de utilizar “billetes cruzados”: ahora si no has realizado el viaje de ida no te permiten realizar el de vuelta… salvo pagando bastante, claro.

Habría historietas para mucho más, porque tanto trámite son muchos interlocutores y multitud de anécdotas, pero lo que me interesa es sacar algunas conclusiones del conjunto de la experiencia.

(i) Frente a las grandes compañías (telefónicas, aerolíneas, etc.) o el propio estado, individualmente estamos vendidos, la desproporción es gigantesca. (ii) La complejidad de proveer servicios debe ser mucho mayor de lo que solemos pensar, porque no creo que hagan sufrir al cliente por placer, pero desde luego que lo hacen. (iii) La estructura de productos y tarifas es extremadamente enrevesada, haciendo casi imposible la comparación (salvo para profesionales muy dedicados) y jugando a esconder precios más altos de lo que parece a primera vista.
 
Y claro, dedicado a este máster en burocracias varias, el objetivo de la visita se diluye, ahora ya ni me acuerdo de a dónde iba ni cuál era el interés de estar allí. Esperemos que este brote de “burocracitis” le queden ya pocos días de fiebre.

La foto está tomada de aquí, sitio en el que aconsejan sobre el equipaje, otro asunto del que se podría hablar mucho...

miércoles, 6 de julio de 2011

China, liberalismo y coherencia


Me dice un amigo que sus hijos van a comenzar ya a aprender Chino Mandarín. Está convencido de que cuando sean mayores será el idioma inexcusable, como hoy lo es el inglés (y tanto se disgustan las personas que en sus estudios primarios cursaron francés). De su experiencia, relativamente amplia, de trabajar con colegas chinos, está convencido de que a los occidentales nos queda muy poco tiempo de liderar la economía mundial. Los chinos ya no se limitan a fabricar lo que diseñan en Estados Unidos, ni siquiera se limitan a fabricar, sino que han comenzado a “externalizarse” y cada vez más tiendas y bares están hoy regentados por gentes de aquel país. Como decía Napoleón, cuando China despierte el mundo temblará, y parece que se están desperezando ya.

Otro de los contertulios se sorprende, más bien se lamenta, de que hayamos llegado a esta situación siendo un régimen tan poco democrático. La democracia es cara. Y eso de irse lejos a producir bajo condiciones laborales y medioambientales que no toleramos para nuestros hijos es trampa. Una trampita que le puede salir bien a los primeros que lo intentan, pero que se vuelve contra todos cuando se generaliza. ¿Por qué se permitió llegar tan lejos? Si hubiera sido con Fidel Castro no hubiera ocurrido, del mismo modo que las Comunidades Europeas no permitieron la entrada de la España de Franco.

A mí me parece que desde que cayó el muro de Berlín ya no hay más argumentos que los económicos ni más economía que el liberalismo a ultranza, un cortoplacismo miope que exprime todo lo que toca sacando mucho jugo hoy y no dejando para mañana más que la cáscara amarga. Absurdamente lo defensores de ese sistema les enseñan a sus hijos Chino Mandarín y se lamentan por lo dura que va a ser su vida.

viernes, 21 de enero de 2011

Reparar relojes viejos

23783228_1 Uno de los entretenimientos a los que se está dedicando mi padre en su jubilación es ocuparse de reparar unos cuantos relojes que a él le llegaron en herencia. Algunos son relojes de bolsillo del último tercio del XIX, otro de pared de 1920 más o menos. Es un esfuerzo encontrar relojeros capaces de enfrentase a esos objetos. Además han de fabricar las piezas que falten, porque obviamente repuestos no hay. Y desde luego que no es en absoluto barato el empeño. Alguna vez le he recriminado que “dilapidara” su pensión (y ahorros) en esas antiguallas inútiles. Pero dándole vueltas últimamente (y no hay que negar que influenciado por las reflexiones sobre la obsolescencia programada de estos días) estoy llegando a la conclusión de que no sólo tiene derecho, sino que probablemente hace muy bien.

No se porqué debería ser un deseo más sensato tener un ordenador nuevo o un coche más potente que tener operativos los relojes de tus bisabuelos. Una cosa es que lo primero sea más habitual, más estándar, y otra que sea lo único razonable. Otra cosa es la repercusión socioeconómica de una u otra actividad. La restauración de antigüedades casi seguro que tienen un efecto multiplicador menor que adquirir bienes de consumo de producción en masa, como coches u ordenadores; es decir que produce menos actividad económica. Pero esa actividad económica es de diferente “calidad”. La reparación de antigüedades, o de otras cosas, genera empleo local, requiere de personas próximas y formadas, mientras que la producción en masa genera empleo deslocalizado de muy baja cualificación.

En cualquier caso, siempre que no se comprometa la subsistencia, cada uno es muy libre de emplear su dinero en lo que quiera, sin que seamos los demás quienes debemos juzgar si eso es dilapidarlo, gastarlo o invertirlo

La foto no es de los relojes de la historia, sino de aquí, 8.000€ piden por el lote

lunes, 10 de enero de 2011

Comprar, tirar, comprar

El documental al que hacía referencia en la entrada anterior, ahora completo, disponible para "incrustar". Así que aprovechémoslo (que parece que en dos semanas lo "descolgarán").

Comprar, tirar, comprar


domingo, 9 de enero de 2011

Crecimiento cero y otras obviedades

Escuchaba ayer la radio (RNE1) y en el espacio de divulgación financiara de Paco Álvarez trataron sobre el concepto "decrecimiento". Recordé una escena antigua: en mi adolescencia temprana mi padre me recriminaba por hojear un libro de los suyos. Lo recuerdo especialmente porque nunca hubo en casa censuras de ese tipo, de hecho ne me lo prohibía, pero insistía exageradamente en que no lo iba a entender. El libro era "Crecimiento cero, los límites del crecimiento" del Club de Roma (ver también).

Al recordar la historia me documento un: En 1968 se forma un grupo de científicos de 30 países para reflexionar sobre el crecimiento económico estable y sostenible de la humanidad, se crea el Club de Roma. Encargan un trabajo al MIT, donde lo desarrolla un grupo de jovencísimos investigadores liderado por una mujer especializada en dinámica de sistemas, Donatella Meadows. El informe que sale de este encargo es el libro que mi padre me desrecomendaba leer.

La conclusión del informe era irrefutable: el crecimiento no puede ser infinito. Tan obvia como la idea de que el petróleo se va a acabar. Y sin embargo, sorprendentemente, estas verdades del barquero son consideradas poco menos que revolucionarias.

Cuando alguien las enuncia parece que está obligado a decir cuando se van a alcanzar esos límites, y si no lo hace su credibilidad queda arruinada. De hecho el Club de Roma y el informe Crecimiento Cero (y sus revisiones y secuelas) son considerados como unos agoreros sin credibilidad. Me gusta mucho la gráfica sobre la era del petróleo vista en la amplia escala de la historia humana, ver figura adjunta. Ser capaz de predecir el momento exacto en que se agotará el petróleo no es tan importante como saber que se va a agotar, con toda seguridad, antes de 5 generaciones (pongamos 10 si queremos seguridad absoluta). Lo mismo ocurre con el crecimiento económico, sin duda que toda la humanidad no puede crecer económicamente de forma indefinida.

Este asunto tan sugerente me deja al menos dos cuestiones abiertas sobre las que no me siento capaz más que de enunciarlas:

- ¿Cómo hemos llegado a que unas verdades evidentes se conviertan en eslóganes casi-revolucionarios?

- ¿Por qué la política actual es incapaz de incorporar visiones de medio y largo plazo en su dinámica? Especialmente teniendo en cuenta que en los años 60 y 70 parece que si las incorporaba

Pero hay otro tema sobre el que si puedo concluir algo: esas visiones del crecimiento o de la evolución del petróleo son típicas de la termodinámica. Se define un sistema (caja negra) y se analizan entradas y salidas. Así, aún con una información relativamente escasa e incompleta, se pueden sacar conclusiones definitivas (no así su fecha precisa o detalles de su dinámica). No es de extrañar que la responsable del informe Crecimiento Cero fuera química.

Del mismo modo, algunos razonamientos sencillos del mismo tipo "termodinámico" aplicados a la situación actual dan alguna conclusiones que parecen evidentes y que, desde luego, no se oyen por ahí. Me limitaré a enunciar una: habiendo casi 5 millones de parados, y no habiendo problemas de producción de ningún producto ¿para qué hay que alargar el tiempo de trabajo (sea este ampliar jornada, retrasar jubilación o disminuir vacaciones)?

ACTUALIZACIÓN 23:40. Por esas casualidades de la vida (o no, vaya usted a saber) esta noche han puesto en TV2 un documental sobre este tema que me ha parecido excelente, impresionante. Está en la web de TVE, aquí.

ACTUALIZACIÓN 17 Ene 2011. Parece que el documental de TVE ha generado muchas reacciones, ver esta o este, por ejemplo.

La figura está tomada de aquí

viernes, 31 de diciembre de 2010

Este blog les desea feliz año nuevo

Un año más que termina, momento para permitirse una entrada de metablogueo (ese autorreferente vicio de hablar en un blog sobre lo que los blog aportan a la existencia de los blogs).

El público se duplica casi con exactitud, el mismo comentario que hace un año. 27.000 visitas frente a 13.000 (en páginas de 23.000 a 39.000) y los suscriptores entre el reader y seguidores de 22 a 56. Tampoco hay que llamarse a engaño, muchas de las visitas van a dos entradas concretas por "equivocación", no responden a lo que busca la gente pero hinchan la estadística (por si alguien tiene curiosidad son esta y esta).

El número de entradas ha disminuido, 134 este año (contando esta), un 21% menos que en 2009 (que presentaba ya un 11% de descenso frente al 2008). Eso si, aunque son menos entradas son un poco más largas y más cuidadas. Las ideas breves y menos centradas se van todas a twitter, cada vez más usado, desarrollado y compartido. De hecho en los últimos meses twitter es la principal fuente de visitas al blog.

No he rebuscado datos numéricos, pero la temática también va derivando. Cada vez se menos de la UPNA, y me importa menos. Este año ni siquiera he seguido el culebrón de los presupuestos (que por una carambola parlamentaria absurda ha acabado inesperadamente bien para la Universidad). Los planes de estudio plenamente boloñeses y los trabajos de diseño del "master con atribuciones profesionales" para los ingenieros me hastían cada vez más. Supongo que la inminencia de las elecciones reavivará el interés por la gobernanza de esta institución que me paga el sueldo tan generosamente. Se verá.

A cambio he dedicado más entradas a temas de tecnología para la discapacidad y especialmente de divulgación científica, asuntos estos que me resultan cada vez más interesantes... Es curiosa esta función psicoanalítica del blog cuando se lo mira con perspectiva.

Visto el éxito del año pasado prescindiré de la tradicional lista de buenas intenciones blogueras para el próximo año (mejorar el diseño, reestructurar las categorías, mejorar el blogroll y todo eso). Haremos, como siempre, lo que se vaya pudiendo.

Muchas gracias a todos por estar ahí detrás y feliz año nuevo!!!