Publicaban ayer la noticia de que un ayuntamiento de la cuenca de Pamplona va a limitar el uso de redes WiFi en espacios públicos.
Desde hace unos años se extiende el mito de los peligros de la radiación electromagnética para los seres humanos, especialmente de las radiaciones que soportan la telefonía móvil y la conexión a internet sin hilos. La radiación que utilizan esas aplicaciones es la misma que soporta la radiodifusión o la televisión, servicios éstos contra los que no se dirigen quejas. Más claramente aún, la luz visible es también radiación electromagnética del mismo tipo. Tomar el sol es exponer el cuerpo a radiación electromagnética de más energía y más intensidad que cualquier antena WiFi o de telefonía. No me quiero extender más en la explicación de lo infundado del temor a esas radiaciones, si alguien aún tiene dudas puede ver estos 18 minutitos de vídeo, o explorar alguno de estos enlaces.
El acceso a internet es uno de los los elementos de mayor transformación social de las últimas décadas, quizá siglos, aún está por ver su final. La importancia de la comunicación instantánea entre personas he sido elemento clave en las revoluciones del mundo árabe y en los distintos movimientos "ocupy" que están recorriendo el mundo occidental (siendo el 15M la versión Española, una de las primeras del mismo). Pero no sólo es una cuestión de posibilitar revoluciones, internet es el acceso universal al conocimiento y la cultura, la puerta personal a la biblioteca mundial sin censuras ni controles, la pesadilla de cualquier dictadura. Los dispositivos móviles (tabletas, teléfonos inteligentes) son el elemento más disruptor de la enseñanza tradicional, la mejor palanca de cambio de las escuelas hacia una educación más creativa y flexible, más alejada de la instrucción. Y la disponibilidad de una conexión ubicua de alta capacidad (el WiFi) es uno de los elementos fundamentales de todos estos procesos de avance social.
Me resulta, pues, especialmente sorprendente que el mito de lo insalubre del WiFi cunda precisamente entre personas que reclaman para si mismas la etiqueta de progresistas. Las compañías telefónicas, las que cobran peaje por acceder a internet, consiguieron hace una década paralizar la instalación de redes WiFi públicas que les hubieran limitado la posibilidad de negocio. Hoy ya no es necesario denunciar ayuntamientos a la comisión del mercado de las telecomunicaciones, ellos mismos están infestados por un meme (un mito que se transmite viralmente y cala bien) que consigue el mismo efecto gratis.
Son muy interesantes las declaración del "ingeniero del ayuntamiento de Villava" que se recogen en la noticia que citaba al comienzo. En ellas se mantiene un interesante argumentario que intenta salvar la racionalidad de la decisión. No se dice que el WiFi sea nocivo para las personas (sería falso, no hay datos reales que sustenten esa afirmación), sino que se habla de otros supuestos beneficios:
- Seguridad de la información, protección de datos personales
- Prevención de fallos de red
- Sanidad ambiental, ya que el espectro de radiofrecuencias está bastante saturado
En el tema de la protección de datos, para ser coherentes, yo sugeriría que se prohibiera hablar por el teléfono móvil en todo el municipio, y que se instalaran unas cuantas cabinas. Obviamente la conversación mantenida dentro de la cabina es mucho más privada, mientras que si vas hablando por la calle cualquiera puede oír lo que dices. ¿Absurdo? Si, igual que propugnar el cable por la seguridad de los datos.
De los fallos de red ni hablamos, no hay nada que haga más fácil el mantenimiento de una red cableada que WiFi, de hecho para dar un mínimo servicio harían falta muchos más puntos y tendido de cables que haría la red más costosa, difícil de mantener y susceptible a fallos.
Por último, la idea de que es el "ambiente", y no las personas, quien tiene una salud que hay que proteger me parece fantástica. Tiene el espectro muy saturado, como si una persona tuviera el colesterol muy alto, así que aunque no le pasa nada aún, mejor que cambies de dieta para que no devenga en problemas. Pero la analogía es falsa, la saturación del espectro radioeléctrico no produce ningún problema al propio espectro radioeléctrico... ni tampoco a las personas.
Lo siento, pero no hay argumentario que valga. Toda campaña de eliminación del WiFi (especialmente provista por entidades públicas, y aún más especialmente en las escuelas) es profundamente regresiva y no se sustenta en ningún peligro real. Es un mito que se extiende como un virus y que limita el progreso y el avance social.