A propósito de esto se publica hoy en el BOE una orden del Ministerio de Sanidad detallando los datos que las comunidades autónomas deben reportar al Ministerio para disponer de un cuadro de mandos coherente para la toma de decisiones en la crisis del covid-19. Y sobre esto hay unas cuantas consideraciones que merece la pena hacer.
Modelo esquemático representando 4 categorías de afectados que habría que cuantificar ( figura tomada de aquí) |
Lo primero que resulta sorprendente es que no hubiera ya, de antes esta crisis, un sistema de información común, supongo que es parte de la cara B del estado de las autonomías.
Lo segundo es que ningún número responderá a la pregunta ¿cuántos muertos está produciendo el covid-19? No lo hará porque la pregunta no está planteada en términos suficientemente precisos como para ser contestada con un número. La persona que sufrió un infarto leve y no fue al médico por miedo al covid ¿la contamos o no? La persona mayor que hubiera muerto en noviembre y ha caído en la residencia meses antes ¿la descontamos? Obviamente es imposible hacer esas cuentas. Ni sabemos cómo considerar esos casos ni tenemos fuentes de información sobre ellos.
¿Cuántos muertos está causando el covid-19? Es una pregunta que, además de no tener respuesta numérica, no tiene sentido práctico. En realidad se plantea fundamentalmente para denostar al gobierno de turno. Si el número es alto podemos ridiculizar a las personas al mando de la situación, sean de la comunidad de Madrid o del Gobierno de España, cada uno disfruta su propio sesgo de confirmación. Por eso hay una tendencia de los políticos a evitar dar ciertos datos o maquillarlos de alguna forma.
Pero la gestión de las crisis, la toma de decisiones auténtica, o está basada en datos fiables o será como navegar a ciegas, una garantía casi total de ir a la debacle. Para cada decisión operativa sí que podemos imaginar indicadores razonables y buscar datos (fidedignos o, cuando menos aproximaciones suficientemente buenas). Por ejemplo, para la gestión de funerales, entierros y cremaciones hay que saber el número de fallecimientos (da igual aquí por qué causa hayan fallecido). El número de personas hospitalizadas que requieren de cuidados intensivos, y su evolución día a día, es lo que permite tomar decisiones sobre reestructuración de hospitales, adquisición de respiradores o montaje de hospitales de campaña. Pero para esa decisión, el número de personas con síntomas leves que están en sus casas no aporta nada. Para el desescalado de las medidas de confinamiento lo que estaría bien saber (entre otras muchas cosas) es lo lejos que podamos estar de la inmunidad de grupo, y para ello el dato es el porcentaje de la población general que dispone de anticuerpos (haya pasado la enfermedad grave, leve o asintomática); para eso se va a realizar un muestreo.
En el plano de la gestión es necesario ir haciendo modelos de la realidad y buscar medidas adecuadas que los cuantifiquen. Para ello hacen falta series de datos que sean, lo primero de todo, coherentes, que respondan a definiciones precisas y que se mantengan en el tiempo como para poder observar tendencias. Es para eso para lo que hacen falta sistemas de información como el que se intenta ordenar en el BOE de hoy.
Probablemente sea una iniciativa que debería haberse tomado mucho antes. Probablemente le falten datos importantes, como el número de pruebas que se realizan. ¡Los resultados negativos son también muy informativos! ese dato es muy importante (como señalan @Aberron o Eva Belmonte en Civio). Pero al menos es una decisión técnica en la dirección correcta. Es una pena que la discusión política no esté en consensuar la batería de datos y mejorar su calidad sino en esa absurda costumbre de tirarse muertos a la cabeza.