domingo, 19 de marzo de 2023

La vulnerabilidad de las ayudas a vulnerables

 Dice el periodista, con su habitual tono de superioridad moral, que la noticia se comenta sola y que le hemos dedicado más tiempo del que merece (1). Discrepo. Que políticos de todo el arco parlamentario hagan legalmente uso de unas ayudas pensadas para personas vulnerables no siéndolo, no se juzga de manera obvia. Lo que pretendía decir el periodista es que la inmoralidad de tres personas concretas es evidente, y con ese reconocimiento acaba todo análisis. A mi, en cambio, el tema me sugiere, al menos, tres preguntas:

  • ¿Por qué la tramitación de las ayudas permite que sea legal lo que nos resulta (obviamente) inmoral?
  • ¿Es la inmoralidad algo extendido entre la “clase” política pero no entre el resto de la ciudadanía?
  • ¿De verdad vivimos en un mundo de personas moralmente intachables y con señalar a las manzanas podridas tenemos resuelto el problema?

Y de la reflexión sobre ellas saco una idea totalmente distinta de la del periodista. Los gestores de lo público establecen unas ayudas perfectamente bienintencionadas, pero en un mundo complejo y burocratizado la gestión de este tipo de ayudas es difícil y requiere de un conocimiento no despreciable. Por eso las ayudas conocidas como “renta básica” no llegan, por que los potenciales perceptores son incapaces de acceder al conocimiento de la existencia y capacidad tramitadora como para conseguirlas. Ese conocimiento sí que lo tienen esas personas que han trabajado en el diseño de las ayudas, bien a favor, bien en contra, todos han estado en el ajo. Por eso saben que las hay, que tienen derecho (legal) y las solicitan sin dificultad.

Leía en twitter a un experto en trabajo social temer por un refuerzo de los controles burocráticos para intentar impedir casos como estos. Su argumentación es que causaría aún más dificultad en quienes sí las necesitan sin que el efecto global, más allá del propagandístico, fuera apreciable. ¿Qué preferimos, falsos positivos o falsos negativos? (errores de tipo 1 o de tipo 2), ¿”ricos” con ayuda o “pobres” sin ayuda? Por que eso es lo que se modula con el nivel de complejidad burocrática.

No creo que el colectivo de personas dedicadas a la política constituyan una “clase” salvo, quizá, en alguna acepción matemática de la palabra. Son seres humanos como el resto de la comunidad que los elige. Se saltan las limitaciones de velocidad en la carretera y, a veces, pagan servicios sin iva igual que sus votantes. No se trata de manzanas lustrosas con alguna podrida de vez en cuando, sino de manzanas reales, todas con sus defectillos. Y eso tanto entre los elegidos como entre los electores.

De todo el incidente de las ayudas cobradas por perceptores inadecuados lo que me parece más relevante es tomar conciencia de la dificultad técnica de gobernar, la complejidad de implementar procedimientos para que la tramitación de las cosas (ayudas, permisos o lo que sea) resulte ágil, eficaz y justa.

Además, en el imaginario colectivo tenemos la idea de los funcionarios ineptos que pintaba Forges (2), la sensación de ineficiencia de las administraciones públicas, que deben seguir adelgazándose permanentemente. Esa imagen no se corresponde con la realidad. Aunque todos conozcamos un cuñao funcionario que sí encaja en el estereotipo, no es ni de lejos la realidad global.

En resumen, lo que me sugiere el incidente es la necesidad de unas ciencias de la administración pública que avancen en la calidad técnica de los procedimientos de gestión y una administración pública con más funcionarios y mejor formados en esa ciencia. No eran tres manzanas podridas, es un huerto muy abandonado que habría que sanear.

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Notas

(1) Un par de enlaces a la noticia: Contexto, Última Hora

(2)

 

Comentario surgido al hilo de "A vivir que son dos días" de la Cadena Ser, de la conversación del presentador con Juan José Millás el 19 de marzo de 2023



jueves, 16 de marzo de 2023

Los males de la ciencia acrítica (y su divulgación)

 

 

Así recogió Diana Pastoriza la charla que dimos Juan Ignacio Pérez (por videoconferencia) y yo (presencialmente) en el centro de apoyo al profesorado gallego el 15 de marzo. 

La charla quedó grabada en vídeo (VER AQUÍ), comienza realmente en el minuto 26:30 (por que procede del streaming directamente y estuvo un tiempo emitiendo la caratula). En twitter hizo un hilo muy completo de Conchi Fernandez .

Hay que agradecer la invitación al Centro Autonómico de Formación e Innovación (Consellería de Cultura, Educación e Universidades) y en concreto a la organizadora del ciclo, la gran Fátima García Doval.

 



 



domingo, 5 de marzo de 2023

Favoritos

 

Con estas cosas de los "retos" en tuiter para generar conversación, conocer personas y aprender de gustos, hace un par de días comenzaba uno Javi Burgos pidiendo disco, libro y película favoritos. Yo he puesto los de ahí arriba, pero me que quedado un rato dándole vueltas al asunto.

Lo primero es que no me gustan nada las clasificaciones innecesarias. Me gustan muchos discos, libros y de todo de formas muy diferentes. Parece una obviedad, pero uno no quiere más a papá o a mamá ni tiene un hijo favorito. Hace muchos años hice una entrevista de trabajo (en la que no me cogieron) y me sentí incomodísimo teniendo que inventarme mejores y peores cosas, características mías, de potenciales compañeros de trabajo y no sé cuantas cosas más. Debí contestar muy mal (i.e.contra los estándares) en todas esas cuestiones, seguro. Pero como te preguntan mucho sobre tus favoritos, al final te inventas algunos, para no tener que pensarlo más. No es que no ames a los elegidos, es que te dejas muchos que te emocionan de forma equivalente. Cada uno de mis tres favoritos de este reto merece explayarse al menos con un parrafito de explicación.

Antes de que hubiera tocadiscos en casa de mis padres solo podía oír música con un radiocasete que me compré con el dinero de mis primeras clases particulares. Me habían regalado una cinta de Yes que me encantaba, y junté dinero para comprarme Tales from the Topogrphic Oceans, dos casetes, cuatro temas, uno por cada cara. Una "catedral musical" impresionante. Supongo que la elegí por que era lo más gafapasta que había (quizá influido también por los colegas de entonces, muy intensitos, la verdad). Lo he oído miles de veces (casi seguro que literalmente). Se ha convertido en "música de confort", no me retrotrae a ningún momento concreto, me ha acompañado décadas, me proporciona... un centro de gravedad permanente (con permiso de Battiato). Por cierto, luego lo compré en vinilo y luego en CD. Creo que es el único disco que he tenido en todos los formatos.

El libro sobre la naciente ciencia de la complejidad, escrito por Mitchaell Waldrop en 1992, me lo regaló mi compadre de la uni José tras leerlo él. Leyendo el libro me "explotó la cabeza" varias veces. El aprendizaje más duradero es que hay procesos enormemente transversales, que explican observaciones de los campos más variados. Me pareció que esa visión, incipiente entonces, encarnada en el instituto de Santa Fe de ciencias de la complejidad, estaba llamado a revolucionar el conocimiento en general. Luego no ha sido así y aún no sé del todo por qué. Por un lado falta aparataje matemático y quizá también conceptual, pero tampoco desdeñaría el conservadurismo disciplinar. En todo caso es uno de esos libros que me cambió por completo la forma de ver el mundo.

La película Casablanca la vimos en casa de Manolo, otro compañero de carrera, en un momento de adolescencia tardía y resonó con la parte más romántica de nuestro espíritu. Hablo en plural por que se convirtió en un meme (que diríamos hoy) para aquel grupo. Manolo estuvo firmando "OK Manolo" imitando el momento en que Rick le da el visto bueno a una factura de su local al comienzo de la película. En plena movida madrileña jugar al fandome de una película en blanco y negro era lo más. Declararte fan de algo de forma explícita hace que tu entorno reaccione. Esta peli, como el disco de Yes, la he tenido en todos los formatos, pero a diferencia del disco, nunca la compré, siempre fueron regalos. La he visto muchas veces y me gusta desde todos los puntos de vista. Esa loa al comportamiento ético, tanto en el amor como en el compromiso social, es una maravilla. Puede que de tan intensa resulte ñoña, pero bueno, quien no se emociona con una larga amistad entre dos idealistas recuperados de una infección de cinismo.

Bueno, aquí terminan los recuerdos de un señor de mediana edad de cuando era un intensito adolescente tardío (o "yong adult", que no tenemos la palabra adecuada). Lo que remueven las tontunas de tuiter a veces.

 

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Actualización (6 mzo 23): Esa cadena nació como spin-off de una que preguntaba por la caratula de un disco y que había llegado a nuestro barrio de tuiter unos días antes. Resulta que esa cadena había comenzado en 2008   O_O Mariluz Congosto ha dedicado un tiempo a ese rastreo, ver el hilo aquí ¡espectacular!

miércoles, 1 de marzo de 2023

Monstruos olvidados (los NFT)

 

Ayer retuiteaba Wicho este meme que me hizo mucha gracia. Es un meme clásico para jugar con dónde se pone la atención y lo que está totalmente olvidado.

Me gusta especialmente que los NFT se hayan olvidado tanto como para ser carne de meme. Sobre el invento de los NFT escribí hace dos años, cuando estaban de moda. Bajo el pedante título de que el sueño de la mente simbólica produce monstruos concluía que este invento podía tener éxito o no dependiendo del interés que se mostrara en ellos de forma colectiva, pero que a mi personalmente no me resuena con mis valores e intereses. Veremos si terminan de desaparecer como lo hizo la filatelia como forma de inversión.

domingo, 26 de febrero de 2023

Derechos de autor de obras con IAs o fotos

 Esta semana la oficina de derechos de autor de EEUU ha decidido retirarle esos derechos a una obra creada con la inteligencia artificial Midjouney. Un fallo como este da mucho que pensar, de hecho la capacidad artística de las inteligencias artificiales era un tema de conversación habitual en los último meses. Curiosamente creo que lo que más nos hace plantearnos no es lo que sí hacen las inteligencias artificiales, sino la esencia de lo que hacíamos sin ellas. ¿Alguien puede definir de forma precisa e inequívoca qué es arte? Pues si no se puede no hay discusión.

Quizá no podamos definir con precisión lo que es arte, pero sí podemos aproximarnos a los usos u costumbres que están universalmente aceptados sobre este tema. Por ejemplo la fotografía. Una puesta de sol puede ser muy bella y producirnos fuertes emociones, pero nunca diríamos que es arte. En cambio una fotografía de esa puesta de so sí podría serlo. Una fotografía realizada por un artista humano, con una intencionalidad, un gusto estético que le hizo elegir ese modelo y elegir entre las muchas fotos que disparó la que finalmente expone en una galería o algún otro espacio tradicional del circuito artístico. ¿Alguien pensaría que esa foto no puede ser arte por que en su creación se ha utilizado una “cámara de fotos”? Por muy tecnológico que sea ese dispositivo que media entre la intención de la artista y el producto final.

Desde un punto de vista conceptual, estas inteligencias artificiales se parece mucho a las  cámaras de fotos. Observan un trozo del mundo seleccionado por los artistas, ofrece resultados ante una intención manifestada por el artista y entre de ellos se selecciona el producto final, de nuevo una selección intencional realizada por la autora. El trozo de mundo que observa el dispositivo no es una puesta de sol sino muchas, un conjunto de datos de entrenamiento. Pero es un conjunto concreto, seleccionado con una finalidad, no es algo aleatorio. Lo mismo que pasaba cuando el fotógrafo  fue a mirar un espacio concreto y no cualquier lugar. Lo mismo que cuando eligió entre diferentes tomas.

No es arte cualquier foto ni lo es cualquier producto de Dall-E o Midjourney. Hace falta que lo manejen personas que las operen con una intención artística y las hagan navegar por el trozo adecuado de la realidad y seleccionen de entre sus productos el ideal para su empaquetamiento final y exposición hacia el público. Eso hizo Kristina Kashtanova creando cómic ayudándose de Midjourney. Conceptualmente (en mi opinión al menos) igual que podía haberse ayudado de una cámara de fotos, una fotocopiadora o, en última instancia un lápiz. Y eso es lo que cuestiona la oficina de derechos de autor insistiendo en que no se puede proteger una obra “no humana”. Como si se le negaran los derechos a una foto de una puesta de sol que, obviamente, tampoco es humana.

El ámbito del derecho no es el entorno en el que se encuentran las argumentaciones filosóficas más finas, pero es el que tiene que responder antes frente a innovaciones. Alguien reclama, alguien se queja y hay que resolver cuando la filosofía está aún desperezándose. Estos fallos nos animan a darnos más prisa en esa reflexión e ir tomando postura. La mía está clara, las IA son lápices con esteroides.

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Referencias y notas:

Supe del tema por este hilo tuitero de Elen Irazabal. Allí mismo hay referencias a la noticia en distintos medios como Ruters. En esa noticia se enlaza la carta de la Oficina de Copyright de USA (que se baja en pdf al pinchar). Son 12 folios con figuras y una descripción detallada de como funciona la IA, vamos que no es que no la entiendan. Por cierto, la figura que ilustra el post está tomada de la carta esa. Otro par de sitios donde he leido la noticia son Hipertextual y Xataka. En la primera hablan de que los abogados de la artista usaron el ejemplo de la cámara de fotos (lo que digo yo arriba), y que la IA fue demandada por un grupo de ilustradores que, obviamente, no comparte el punto de vista y ven amenazado su trabajo y pretenden protegerlo legalmente. En junio pasado en el festival de arte y ciencia de la UPNA ya hablábamos de este tema, al final de la charla sobre diseño.

sábado, 18 de febrero de 2023

(Educación) En chandal

 En una entrevista por la radio comenta el entrevistado que le suspendieron gimnasia en el instituto por que no quería ir en chandal al instituto y parecer un yonki. La de cosas que hay empaquetadas en esa frase.

Yo fui al instituto en la época en que había yonkis que iban en chandal (y acababan muriendo consumidos), finales de los 70, primero 80 del siglo pasado. Tampoco me gustaba ir en chandal, pero más por ir como sí quería, reafirmando mi identidad adolescente, que por diferenciarme de otras ¿identidades? 

En todo caso eso no fue un problema para mi asignatura de gimnasia ya que nosotros llevábamos el chandal en una bolsa y nos cambiábamos para hacer deporte y volvíamos a la ropa de calle al acabar. Aunque eso generaba otras situaciones potencialmente incómodas dada la innecesaria exposición de intimidad de los vestuarios abiertos, al menos no nos obligaba a vivir en chandal.

Un atuendo adecuado a la actividad que se va a realizar me parece un valor, algo que está bien transmitir en la escuela. En inglés ,ese idioma tan económico, tienen las palabras “overdressed” y “underdressed” para describir inadecuaciones. Quizá les cueste especialmente acertar y por eso en sus colegios son tan habituales los uniformes que resuelven los problemas por el argumento de autoridad.

Un atuendo adecuado a cada actividad, salvo que tengas demasiada prisa y cambiarse se convierta en un lujo. Así, las prisas en la organización escolar obligaron a elegir. Si hay deporte, en chandal todo el día, y si no, puedes venir como quieras. Y ya que algunos días vas en chandal ¿por qué no todos? Y ahí arranca una nueva línea de moda hoy claramente incorporada en el mainstream y que ha producido maravillas como el famoso “arreglá pero informal” de ir a por el pan en chandal y con tacones.

La prisa imbuida en la organización escolar se hace patente en multitud de pequeños problemas que, sumados, quizá merecen la pena una pensada más en serio. Me vienen a la cabeza algunos ejemplos que recuerdo y que encuentran explicación conjunta en la prisa (o el “ahorro de recursos” que viene a ser lo mismo).

Durante algún tiempo el transporte escolar que llevaba a mis hijos al instituto les dejaba casi media hora antes de tiempo en el centro, así podía hacer otro servicio antes de la hora. Pero en el centro nadie abría la puerta hasta la hora. El “sistema” les obligaba a estar media hora en la calle (media hora que habían tenido que madrugar para nada). Por supuesto en el recreo no podían salir a la calle por que es peligroso y, ya con la custodia oficialmente asumida, no se puede permitir lo que antes del amanecer ocurre “solo”. Esa media hora alargaba aún más la mañana infinita que produce la “jornada continua”, otra derivación de la prisa. Así nos ahorramos comedores, comidas, cuidadores, recreos y tiempos “muertos”.

En el año que estuvimos de sabático en EEUU fuimos un día al centro, al “carrer day”, esa tradición americana (la hemos visto en películas) de un día en que padres y madres van a la escuela a contar su profesión convirtiéndose en potenciales referentes para la chavalada. Como parte de la experiencia nos animaron a comer allí, y me sorprendió que profesores, alumnos y, ese día, padres, comíamos en el mismo sitio. Un comedor común, con mesas separadas pero común. Parece algo irrelevante, pero es que se educa con el ejemplo. Y ver ahí a tus profes, que comen las mismas cosas, la manera en que se desenvuelven y demás, es enormemente educativo. Esa sola presencia evita comportamientos fuertemente disruptivos que eran lo habitual en el comedor patrio en el que, sin profes cerca, unas cuidadoras mal pagadas y sin formación intentaban organizar a golpe de pito a un alumnado (literalmente) desmadrado.

Cuando se quiere optimizar el presupuesto y se paga poco por muchas horas de aula con grupos grandes es comprensible que no queden ganas de ejercer el magisterio fuera del aula. Se entiende la postura “sindical” de reclamar comer en casa y no tener que educar fuera del aula. Como cualquier interacción de profes y alumnos es inevitablemente educativa, la solución es que no se vean más, que no haya recreos, comedores ni vestuarios. Y los que sean inexcusables que los atiendan otras personas que, además, seguro que le resultan más baratas al pagador.

En ese ambiente de urgencia académica, de aula en aula, sin espacios informales y alargado hasta el extremo hay quien se sorprende de que el alumnado no disfrute, atienda y se interese por la enseñanza que se le propone. Se sorprenden de que busquen refugio en el móvil, ese potente dispositivo multifunción con el que conviven el resto de la jornada.

En resumen, ajustar demasiado el presupuesto acelera procesos que necesitan su tiempo, introduce una tensión que le hace incómoda la vida a todos los componentes de lo que debería ser una comunidad educativa y hace que se atrincheren en sus rincones y se perciban unos a otros como enemigos. La tiranía de las decisiones pequeñas, tener que salvar el semestre, a veces el día, nos impide ver el problema sistémico que, en escala de décadas, no va a mejor. 

Slow education, una reivindicación más que añadir a la slow science, slow food… vivir más despacio a fin de cuentas. Que eso pueda requerir un cambio de modelo económico, un nuevo “contrato social” quizá, lo dejamos para otro día.


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La imagen es generada por DallE2 mini ("estudiantes en chandal"), los buscadores con ese prompt solo dan anuncios, ya no son buscadores...

miércoles, 15 de febrero de 2023

Un amanecer múltiple

 


En los meses de enero y febrero la tercera planta del aulario de la UPNA se convierten en cajas negras en las que el sol que está saliendo entra por los huecos que dejan las persianas y se proyecta en la pared de enfrente como una fila de solecitos, uno por cada agujero de la persiana. Ya he publicado en este blog más veces esas imágenes del sol que se forman por este procedimiento (1 y 2, por ejemplo), pero estas aulas parecen un laboratorio en el que observar el fenómeno. Para empezar por que las aberturas que generan las imágenes están en fila, generando filas de soles en la pared.

Este año me he fijado en una cosa más. En un momento dado el sol está justo detrás del edificio de la biblioteca, el que se muestra en la foto de la derecha del todo, a través de una de esas persianas. En ese momento la posición relativa del sol y la biblioteca es diferente para cada uno de los agujeros, en algunos el sol ha salido completamente (está por encima de la biblioteca) mientras que en otros no ha salido aún. Las dos fotos de la izquierda son de ese momento en dos días consecutivos. La de la izquierda del todo es la más nítida; en ella se ve que los cinco soles de más abajo están cortados, esos cortes los hace el edificio de la biblioteca, en el de abajo del todo apenas empieza a salir el sol, en el quinto va por la mitad, y en los de más arriba está completo ya, en esos sitios ya salió el sol por completo.

Como siempre vemos la salida del sol, o la puesta, desde un solo sitio no somos tan conscientes de que a cada altura ocurre en un momento distinto. Cuando a nivel del suelo ya se ha puesto si subimos a un segundo todavía no toca el horizonte. No es ningún misterio, es una obviedad geométrica, pero es muy bonito ver en una sola imagen esa secuencia de fotogramas y, más aún, encontrársela por casualidad.

 

Dejo aquí abajo 4 fotos más de esas series de imágenes del sol, aunque no aparezca el amanecer múltiple



martes, 31 de enero de 2023

(No) fichar los libros de casa

 Con esto de las inteligencias artificiales que hacen cada vez más cosas me preguntaba si no habría una que me ayudara a organizar los libros de casa. Igual que los gestores de referencias científicas te fichan un artículo si le pasas el pdf, podría generar una ficha a partir de una foto de la portada. No me extrañaría que ya existirá algo así.

Tener ordenada la biblioteca de casa, las novelas con las novelas, los ensayos, la divulgación científica, parece un deseo muy razonable. Pero en realidad no me queda claro que es lo que se gana. Lo que se pierde sí, tiempo, que es lo que cada vez resulta más escaso. Quizá en el tiempo de ordenar la biblioteca podría leer dos libros de los muchos que contiene. O escribir un capítulo de uno mío (hipotético).

El propio concepto de tener una biblioteca en casa es absurdo si lo piensas un poco. La nuestra, siendo modesta, ronda los 1000 libros. Se generó de la fusión de dos, cuando nos fuimos a vivir en pareja. La mía nació hacia los 12 años, cuando mi madre decidió que ya era mayor y compró unos muebles nuevos para lo que sería “mi cuarto”. Era un cuarto compartido con uno de mis hermanos, pero la mitad era “mío”. Las estanterías recién compradas estaban vacías, y mi madre me instó a que las rellenara con algunos libros que me gustasen de los que había en el salón. Y allí fueron a parar Nils Holgersson (que me había terminado a duras penas instado por mi padre), el billete de lotería de Graham Greene y algunas otras cosas para satisfacción del gafapasta wannabe que ya era entonces (y nunca he dejado de ser del todo). En casa de mis padres había una biblioteca que llenaba una pared del salón y la “mía” nación por gemación a partir de ella. Con ese origen, solo podía crecer y llenar una pared de nuestro salón de mayores.

Con la muerte de mis padres mis hermanos y yo hemos enfrentado la tarea de deshacer esa pared llena de libros (en realidad varias paredes). Manuales de motocicletas que hace años que no existen, enciclopedias con conocimientos congelados de los años 1970, novelas en ediciones penosas que se deshojan en cuanto los abres. También libros centenarios de las cosas más variadas, manuales de carreas científicas de los 40 o estupendas ediciones de Círculo de Lectores, ese Netflix de los libros al que estuvo suscrita mi madre sus últimos años. Tras muchas horas de manosear libros, renuncias a llevarnos algunos y renuncias a nuestro espacio en casa por llevarnos otros, aún quedan unos cientos sin destino previsto.

Todo esto es un viaje emocional con un valor práctico nulo. Ninguno de esos libros va a ser leído. Y la idea de que los libros sean sólo un fetiche me resulta repugnante. No que sean además un fetiche, eso es inevitable (al menos para mi generación), pero si no es algo añadido a su contenido se vuelven pura impostura, como esos libros falsos que adornan las estanterías de las tiendas de muebles.

Dice María que la pared llena de libros es, además de un “marcador de clase”, un elemento educativo; hijos y nietos tienen ahí una declaración expresa sobre el valor del conocimiento, una incitación a la lectura y a la transgresión, cualquiera puede hojear un libro “de mayores” (lo que quiera que eso signifique en cada momento) cuando quiera. Es verdad que hojear libros más o menos al azar es un placer que no ofrecen otros formatos más modernos y compactos de la literatura y el conocimiento. Pero es un placer caro en metros cuadrados y en esfuerzo de quitar el polvo.

No tengo conclusión para todo este viaje sobre mi relación de amor odio con las bibliotecas domésticas de la clase media alta de mi generación; solo una, que no voy a dedicarle un minuto a fichar esos libros para jugar a que es una biblioteca de verdad. Aunque haya inteligencias artificiales que lo hagan muy fácil.

viernes, 27 de enero de 2023

Religiosidad y pobreza

Cuando la esperanza de vida era de 30 años no es que la gente fuera vieja con 28, es que muchas personas morían jóvenes y la media queda en esos 30, aunque algunos llegaban a la misma vejez que hoy (Platón, por ejemplo, murió con 80 años). Aquellas personas convivían con la muerte, perdían hermanos, primos y amigos. Perdían personas viejas, claro, pero también muchísimos niños y jóvenes. En un mundo de personas conscientes de que pueden morir en cualquier momento, así como sus más allegados, es difícil planificar a largo plazo. Parece más conveniente disfrutar de cada día que esforzarse por la cosecha de dentro de medio año que a saber si disfrutaremos. Ahí la religión juega un papel clave. Una vida eterna después de la muerte y que se gana con el esfuerzo en esta vida es la creencia ideal para movernos a comportamientos “buenos”: unos comportamientos solidarios y en los que se trabaja por que está bien hacerlo, no tanto por un cálculo de beneficios. Creencias de ese tipo sin duda son adaptativas, las comunidades que las profesen funcionarán mucho mejor que las que se dediquen al “carpe diem” (la cigarra y la hormiga). A lo largo de siglos de vida miserable, con esperanza de vida baja, la evolución cultural ha seleccionado comunidades religiosas.

En este marco explicativo no es raro que, al mejorar las condiciones de vida, en las comunidades donde esto haya ocurrido, se haya ido perdiendo la religiosidad. En ausencia de presión selectiva por esos valores religiosos, la laicidad gana terreno.

Y todo este asunto me viene a la cabeza al hilo de un estudio reciente, que reseña J.I. Pérez en el Cuaderno de Cultura Científica, que evalúa la hipótesis de que “la pobreza causa más daño psicológico en los países menos religiosos que en los más religiosos, y que la asociación entre condiciones de penuria y bienestar –o malestar– es más intensa en los menos religiosos”. Efectivamente concluyen (aunque hacen falta más comprobaciones) que “Las religiones … tendrían un efecto neutralizador del malestar psicológico provocado por la pobreza y la desigualdad”

Esto me sugiere dos comentarios, uno antropológico (por decirlo de alguna forma) y otro político. Y es muy importante diferenciarlos. El primero es que la conclusión es muy razonable, casi obvia en el marco explicativo con que comenzábamos. Si ese sentimiento de trascendencia y vida después de la vida se selecciona precisamente para mantener una vida con propósito en condiciones de penuria lo normal es que lo siga haciendo.

Desde un punto de vista de mis preferencias personales, mis valores y, por tanto, mis opciones políticas, el camino correcto es el de eliminar las causas reales del sufrimiento, no el de proporcionar herramientas psicológicas para soportarlo (sean estas religiones o psicoterapias).

lunes, 23 de enero de 2023

¿Ahora tenemos que hacer divulgación?

En Deusto Tec decidieron hacer una jornada ("research day") de puesta en común de distintos grupos de investigación, algo que les ayudara a conocerse y fomentar la colaboración. Una iniciativa estupenda que en mi universidad no hemos conseguido poner en marcha nunca. Bueno, el caso es que me invitaron a dar una charla en ese acto que sirviera de motivación hacia la divulgación. Como la grabaron, dejo aquí abajo el vídeo.

Le agradezco mucho a Diego Casado todos sus desvelos para que mi viaje, estancia y participación fuera agradable (totalmente conseguido) y al director del centro, Iñaki Vázquez, por confiar en que esa charla podía ser una buena idea