sábado, 23 de julio de 2011

Vamos que nos vamos

Hace unos días comentaba que nos vamos toda la familia de "año sabático" a Estados Unidos. Pues bien, el momento ha llegado ya, mañana emprendemos viaje, aunque pasaremos un par de días en Madrid antes del vuelo. La preparación de este momento, especialmente en las dos últimas semanas ha resultado agotadora, aunque también muy interesante.
Es sorprendente la cantidad de trámites que hay que realizar. En el plazo de la estancia me iba a caducar una tarjeta de crédito y un carnet, circunstancias que hay que resolver con antelación. Hay que darse de baja de todas las compañías que dan servicio habitualmente. Como la casa no va a quedar deshabitada, agua luz y gas se quedan como están, pero los teléfonos e internet no. La complejidad tecnológica de la telefonía móvil no tiene nada que envidiarle a la complejidad burocrático – comercial a través de la que se ofrece el servicio y que, además de hacer imposible prever costes, hace de las bajas procesos verdaderamente kafkianos. Hay que llevar certificados de todas las vacunas, certificados de nacimiento en versión internacional, lo mismo que el carnet de conducir que hay que convertir en “internacional”. También hay que certificar la cobertura sanitaria con la que cuentas y completarla con las eventualidades que te puedan faltar.

Los trámites con los bancos tampoco son una cosa menor; es cierto que hoy día se puede hacer casi todo por internet, pero saber de antemano lo que van a costar las operaciones (transferencias, cambios de moneda, cargos con tarjetas) no es ni mucho menos evidente (de hecho he desistido de conocer algunos de ellos). Por no hablar del papeleo (o habrá que empezar a decir “interneteo”) que supuso la solicitud de los visados (con sus famosas foros de 2x2 pulgadas), y el documento previo emitido por la universidad de destino en el que se certifica la naturaleza de tu estancia como visitante de investigación.

Este año el Ministerio del ramo (de toda la vida el “MEC”, pero últimamente con nombres tan cambiantes) ha decidido ahorrar manteniendo la misma convocatoria de becas para estancias del profesorado, solo que con la mitad de duración y algunas variaciones a la baja (como la eliminación del seguro, o la restricción en las fechas de viaje o en la incompatibilidad con otras ayudas). Así, con la beca del MEC se pueden cubrir 6 meses y con una de la propia universidad 3 meses más: En total hay que escribir dos solicitudes, con proyectos compatibles pero no idénticos para, aún así, tener 3 meses sin posibilidad de beca.
 
Las compañías aéreas exhiben una complejidad de tarificación que no tiene nada que envidiarle a la de los móviles: es imposible saber lo que costará un billete sacado otro día. Además está limitado el plazo de ida y vuelta, la posibilidad de mover fechas (bueno, más que limitado está penalizado económicamente), la posibilidad de utilizar “billetes cruzados”: ahora si no has realizado el viaje de ida no te permiten realizar el de vuelta… salvo pagando bastante, claro.

Habría historietas para mucho más, porque tanto trámite son muchos interlocutores y multitud de anécdotas, pero lo que me interesa es sacar algunas conclusiones del conjunto de la experiencia.

(i) Frente a las grandes compañías (telefónicas, aerolíneas, etc.) o el propio estado, individualmente estamos vendidos, la desproporción es gigantesca. (ii) La complejidad de proveer servicios debe ser mucho mayor de lo que solemos pensar, porque no creo que hagan sufrir al cliente por placer, pero desde luego que lo hacen. (iii) La estructura de productos y tarifas es extremadamente enrevesada, haciendo casi imposible la comparación (salvo para profesionales muy dedicados) y jugando a esconder precios más altos de lo que parece a primera vista.
 
Y claro, dedicado a este máster en burocracias varias, el objetivo de la visita se diluye, ahora ya ni me acuerdo de a dónde iba ni cuál era el interés de estar allí. Esperemos que este brote de “burocracitis” le queden ya pocos días de fiebre.

La foto está tomada de aquí, sitio en el que aconsejan sobre el equipaje, otro asunto del que se podría hablar mucho...

sábado, 16 de julio de 2011

Los límites de la realidad objetiva

A los pocos días de morir mi madre soñé que me llegaba un sms desde su móvil con el texto "tengo frío". Aunque lo pasé fatal, podemos decir que "no era más que un sueño", pero ejemplifica el estado de profundo dolor que te deja la muerte de un ser querido. Los primeros días la sensación de dolor es permanente, la pérdida, el hueco dejado está presente todo el tiempo. No es extraño que a ese conjunto de sensaciones se le otorgue carta de naturaleza física y se le de nombre: espíritu, fantasma, etc. A medida que pasa el tiempo y uno va acostumbrándose a la vida sin el fallecido, la presencia ya no es tan constante, el fantasma se va alejando. Finalmente desaparece. Cuando se elabora el duelo, se pasa el dolor agudo y se acepta la desaparición, no sin pena, pero ya con normalidad, los sentimientos que "cosificados" denominamos espíritu ya no están, se dice entonces que fantasma descansa en paz... cuando en realidad somos nosotros los que hemos alcanzado la paz respecto al suceso.

Es muy habitual tomar un conjunto de características, de manifestaciones o de percepciones y bautizarlas. Ponerle nombre facilita pensar en ello, de hecho en física se hace mucho: pensar en un cuanto de vibración de un modos normal de la vibración colectiva de los núcleos de un cristal es muchísimo más engorroso que pensar en un "fonón". Sin embargo entre el "fonón" y el "espíritu" hay una diferencia fundamental (al menos): el primero responde a un conjunto de manifestaciones objetivas (medibles y reproducibles), mientras que el segundo responde a percepciones subjetivas (sentimientos). Y mientras mantengamos esa frontera clara todo está bien.

Los sentimientos de dolor por la pérdida de un ser querido son tan intensos y generales que encontramos "espíritus", ritos funerarios o diálogos (mediados o nó) con el más allá en todas las culturas (incluso entre primates, elefantes o delfines). Pero no dejan de ser construcciones culturales derivadas de una experiencia psicológica compartida. Hay algunas personas que no perciben esa diferencia porque consideran que el fonón es también un constructo cultural, que es el consenso actual de un conjunto de personas (los científicos), pero que no es más que una de las múltiples explicaciones posibles de la realidad observable sin ningún carácter especial, sin esa pretendida "objetividad" que comentábamos antes (sobre esa postura postmoderna o relativista escribían hace poco en Amazings con dureza). Creo que esa postura no deja de ser una impostura intelectual, porque a la hora de la verdad, para hablar con otras personas, viajar lejos o curarse un dolor de muelas se confía en el teléfono, el avión y la aspirina, no en mediums, alfombras voladoras u otros "constructos" alternativos.

Bueno, en realidad del mismo modo que hay quien lo pone todo del lado subjetivo (los "relativistas"), también hay algunas personas que lo ponen todo del lado objetivo: no sólo consideran objetivos los fonones sino también a los espíritus. Y quien dice los espíritus dice las cosas más variopintas que pueblan el imaginario pseudocientífico: adivinaciones, quiromancias, extraterrestres, el poder de las pirámides y una larguísimo etcétera que con paciencia infinita se dedican a desmontar los "escépticos" más militantes (para muestra el magnífico botón que es Magonia).

Toda esta disquisición sobre los límites entre los constructos de base subjetiva (espíritus) y los de base objetiva (fonones) me ha venido a la cabeza a propósito de una noticia de hoy: un juzgado le ha concedido la invalidez a una persona basándose, entre otras cosas, en su "hipersensibilidad electromagnética". Ya se ha escrito bastante hoy sobre los absurdo del asunto (por ejemplo en: Magonia, Ciencia Explicada, Migui), yo quería acercarme desde este punto de vista: tanto jueces como especialmente la propia afectada le han dado carta de naturaleza objetiva a un conjunto de sensaciones (de malestar) que tienen, casi con total certeza, un origen subjetivo. No es nada extraño que el convencimiento llegue a producir daños físicos, incluso tan evidentes como los estigmas, aunque por este camino llegamos a la religión, y ya me está quedando suficientemente largo el texto.

La figura viene al caso porque el péndulo de Newton ayuda a explicar los modos de oscilación colectivos de un conjunto de bolas, en este caso, de los que un cuanto sería un fonón; claro que para que los efectos cuánticos se noten todo habría de ser bastante más pequeño.

miércoles, 6 de julio de 2011

Ciencia en el bar II, las ondas

El pasado día 23 de junio montamos el segundo evento de 100Cia+Birras en Pamplona, el anterior fue el 16 de noviembre. A diferencia de aquel, a esta edición vino muy poca gente, apenas 20 personas; eso si, lo pasamos muy bien. Tuvimos un auténtico espectro electromagnético y dos de sus hijos: infa la roja y ultra el violento violeta, una bolsa de fotones y una lámpara de UV con la que disfrutar de la bien conocida luminiscencia del Gin Tonic (¡y del Gin Tonic mismo!). 

El hilo argumental comenzó con las ondas como mecanismo de transporte de energía en un medio (sin que este se mueva de forma permanente), como el tsunami que transportó la energía del terremoto a la costa. La frecuencia como característica fundamental. Las ondas electromagnéticas (sin medio) y el hecho de que hay una cantidad mínima de onda, un cuanto, al que se llamó fotón. Los fotones de alta frecuencia son de alta energía, y viceversa. De ahí a las radiaciones ionizantes (la radiación como una ráfaga de balas), en contraposición con las no ionizantes (una ráfaga de pelotas de ping-pong). Lo mejor del ejemplo es que se ve claro que muchas pelotas de ping-pong no hacen una bala: no se vuelve ionizante una radiación por aumentarle la intensidad (sólo con la frecuencia). De ahí ya a preguntas y ejemplos, los móviles y wifis, los microondas, los láseres, los estudios epidemiológicos, la comprobación de que el agua no es fluorescente como el Gintonic, etc. El tono de cachondeo permanente de Iosu Redín, y las interrupciones de los actores hicieron que la cosa fuera bastante divertida todo el rato.

El día elegido no fue el mejor dado que hubo que "competir" con las hogueras de San Juan; parece mentira que no nos diéramos cuenta antes a la hora de organizarlo. Quizá es que los astrónomos tienen tan claro que ese día no es el solsticio que nadie reparó en ello. ¿He dicho ya que la organización corrió a cargo de la Agrupación Navarra de Astronomía? Pero algo más estamos haciendo mal, y no se que es, ya que la magnífica acogida que tuvo la primera edición entre la amplia comunidad de divulgadores científicos semiprofesionales se tornó en este caso en un clamoroso silencio... Quizá este comentario de lugar a algún DM que me ayude a mejorar para la próxima ocasión, porque habrá más ocasiones aunque, necesariamente, dentro de un tiempo largo.

China, liberalismo y coherencia


Me dice un amigo que sus hijos van a comenzar ya a aprender Chino Mandarín. Está convencido de que cuando sean mayores será el idioma inexcusable, como hoy lo es el inglés (y tanto se disgustan las personas que en sus estudios primarios cursaron francés). De su experiencia, relativamente amplia, de trabajar con colegas chinos, está convencido de que a los occidentales nos queda muy poco tiempo de liderar la economía mundial. Los chinos ya no se limitan a fabricar lo que diseñan en Estados Unidos, ni siquiera se limitan a fabricar, sino que han comenzado a “externalizarse” y cada vez más tiendas y bares están hoy regentados por gentes de aquel país. Como decía Napoleón, cuando China despierte el mundo temblará, y parece que se están desperezando ya.

Otro de los contertulios se sorprende, más bien se lamenta, de que hayamos llegado a esta situación siendo un régimen tan poco democrático. La democracia es cara. Y eso de irse lejos a producir bajo condiciones laborales y medioambientales que no toleramos para nuestros hijos es trampa. Una trampita que le puede salir bien a los primeros que lo intentan, pero que se vuelve contra todos cuando se generaliza. ¿Por qué se permitió llegar tan lejos? Si hubiera sido con Fidel Castro no hubiera ocurrido, del mismo modo que las Comunidades Europeas no permitieron la entrada de la España de Franco.

A mí me parece que desde que cayó el muro de Berlín ya no hay más argumentos que los económicos ni más economía que el liberalismo a ultranza, un cortoplacismo miope que exprime todo lo que toca sacando mucho jugo hoy y no dejando para mañana más que la cáscara amarga. Absurdamente lo defensores de ese sistema les enseñan a sus hijos Chino Mandarín y se lamentan por lo dura que va a ser su vida.

domingo, 3 de julio de 2011

Sistemas de referencia

Cuando decimos que algo se mueve nos referimos a que cambia de posición; pero la posición la tenemos que referenciar a algún sitio fijo, la hemos de medir desde algún lugar. Si no pensamos en física, sino en la vida cotidiana, esto lo hacemos de forma natural, y en casi todos los casos el sistema de referencia es uno mismo, la persona que habla. En física la elección del sistema de referencia más adecuado es fundamental para resolver multitud de problemas. Las reglas para cambiar de sistema de referencia han sido un problema importante en la física al que contribuyeron notablemente Newton y Einstein. De hecho la palabra "relatividad" en la teoría de Einstein con ese nombre hace referencia a la elección de sistemas de referencia. Antes aún, Galileo y en última instancia Copérnico, tuvieron que hacer el esfuerzo mental, nada evidente, de imaginar el movimiento relativo de la tierra y el sol no desde donde ellos estaban, sino desde el punto más cómodo para entender cómo funciona todo: el sol. El giro copernicano consiste en dejar de pensar que el sol sale por el este y se pone por el oeste (referenciando el movimiento al observador sentado en la tierra), y pensar que ese observador va montado en una esfera que gira respecto del sol. Claro que esto lo hemos oído tantas veces que nos parece, no sólo fácil, sino casi evidente. El avance tecnológico ha hecho posibles pequeñas cámaras de vídeo que poner en cualquier sitio. Con ellas se pueden hacer ejercicios mentales de movimiento relativo. ¿Cómo verías el movimiento de un espadachín si estuvieras sentado en la punta de la espada? Intenta imaginarlo y luego mira este vídeo a ver si acertaste:



Hay muchos otros vídeos, igualmente sorprendentes, tomados con las llamadas (muy adecuadamente) cámaras subjetivas: desde un hula-hop, desde la punta de una flecha, etc. etc....

He sabido de estos vídeos porque los recogen puntualmente en Microsiervos. Al loro con este, y su aliasing (tema que dejaré para otro día)