martes, 17 de junio de 2025

No se puede obligar a disfrutar

 El Consejo Social de la UPNA tiene una serie de “clubes” en los que se fomentan encuentros sectoriales de la universidad con la sociedad. Uno de ellos es el Club Cultural que tuvo una reunión hace unos días. Tomé unas notas de la conversación, no un acta con pretensión imparcial, unas notas centradas en mis intereses, que voy a intentar ordenar en lo que sigue. Eso sí, sin nombrar a nadie, en plan “Chatham House Rule”.

Tras una introducción en la que se comentó si hay una segmentación de la cultura por edades, estudiantes universitarios escogidos por su vinculación intensa con diferentes prácticas culturales se presentaron e introdujeron sus estrategias para atraer a hermanos y compañeros hacia el consumo cultural. Enseguida surgió el tema de la ausencia de artes en la educación reglada, y menos de aproximaciones realmente efectivas (que no supongan “pasar de Harry Potter a Pérez Galdós”).

A partir de ahí se me ocurren dos comentarios, el primero es que toda la discusión se complica cuando no disponemos de una definición operativa mínimamente consensuada de lo que entendemos por cultura y el segundo, que (en definiciones que me convencen) se participa de eventos culturales para disfrutar de ellos.

Esta cuestión del disfrute, que salió en la conversación, generó cierta polémica ya que a algunas personas les rechinaba un poco. Parece, para algunos, que hay que acceder a la cultura como una especie de deber moral. En mi opinión, para profundizar en esto hace falta la definición operativa de cultura (o aclarar términos, si preferimos decirlo así). Ya escribí sobre esto aquí, me convence la definición antropológica, el conjunto de prácticas de un grupo. En ese marco siempre hablaremos de cultura con apellido (cultura popular, joven, navarra, urbana, etc.) para especificar el conjunto de personas que comparten esas prácticas. Y cuando usamos la palabra sin apellido, nos referimos a la “alta cultura”, la prácticas antropológicas del adulto europeo de clase media alta, de tradición grecolatina (la música clásica, ópera, teatro, literatura, etc.).

Hay muchas personas que utilizan “cultura” a secas para referirse a lo que yo he llamado “alta cultura”. No les gusta la altura, dado que sugiere un clasismo del que pretenden huir, aunque, en mi opinión, está presente de forma inevitable. 

Cuando se dice que la cultura es algo más serio que entretenimiento, algo a lo que no hace justicia el concepto de “disfrute”, se está pensando en la “alta cultura”. Y como es la cultura canónica, la de las personas de bien, parece que hay un deber moral de atraer a ella a cuantas más personas mejor. 

Dice Mauro Entrialgo en su libro “Malismo” (una referencia de cultura no muy alta seguramente) refiriéndose a las “subculturas juveniles” de principios de este siglo” que “La impotencia ante un futuro desesperanzador se mitiga con diversión despendolada, intenso consumo cultural de características muy específicas, la asunción de una estética distintiva, …”. Este párrafo me ha llamado la atención lo del intenso consumo cultural específico. Ahí se está asumiendo una definición de cultura inclusiva, no limitada a la “alta cultura”. De hecho muchas de esas tribus urbanas se identifican especialmente por el tipo de música que escuchan, y lo hacen con intensidad, aunque ninguno de esos tipos es la ópera o la música barroca.

Este ejemplo entronca con otra cosa que se comentó en la reunión del Club como es la casi necesidad de asistir a eventos culturales en grupo, con amigos. Hay quien los relacionó con falta de madurez, pero si lo pensamos desde la definición antropológica, las prácticas culturales cohesionan el grupo, es inevitable disfrutarlas en cuadrilla. Y se disfruta más por la sensación de pertenencia al grupo, con independencia de la calidad del espectáculo.

La reunión se fue diluyendo sin llegar a conclusiones operativas. Las autoridades universitarias intentaron destilar información sobre la conveniencia de incluir asignaturas en la oferta académica y de qué tipo deberían ser. Seguro que optativas y probablemente con metodologías que “escondan” que se trata de asignaturas, mejor llamarles talleres o algo así. Un formato que intente evitar la contradicción entre una actividad obligatoria (como una asignatura que hay que aprobar) y algo de lo que hay que disfrutar (la cultura). Por que no se puede obligar a pasarlo bien.


Fotograma de La Naranja Mecánica que de alguna manera puede sugerir la violencia de obligar a disfrutar. En la película se obligaba violentamente a ver


domingo, 15 de junio de 2025

Doblete de atardecer y combo

 

Para celebrar el viernes 13 de junio, o más bien por casualidad, me coincidieron dos actuaciones. La primera fue un pase de "Atardecer", un espectáculo del que ya hay comentarios y vídeos en el blog. Costó bastante encontrar el hueco adecuado en el atril del Civican, pero al final quedó muy bonito. Carmen consigue generar un estado de trance (lo comentó el técnico de sonido y lo comparto plenamente) que es maravilloso.

Más tarde teníamos la actuación de final del curso del "combo de adultos" de la escuela de música del valle de Aranguren. Como estamos mayores (claramente), lo de salir en los conciertos colectivos, para tocar dos temas entre medias de los combos de txikis se hace raro, para nosotros y para ellos. Así que desde este curso hemos organizado esto de salirse de ese plan y alquilar una sala multiusos (casi siempre cumpleaños infantiles) que hay en el pueblo y organizar allí un conciertillo para familia y amigos. Muy entretenido, la verdad


Aunque acaba uno un poco cansado al final, resulta muy divertido ;-)


 Aunque había dejado de poner estas cosas por aquí, intento reafirmarme en lo de que esto sea una libreta sin pretensiones.

 

miércoles, 11 de junio de 2025

Sobre la integridad científica (en Mérida)

 En las jornadas doctorales del G9 me invitaron a hablar de una de esas cosas que me gustan, parte de "los males de la ciencia" que es el modelo "no trivial" de integridad científica.

Al final no hubo forma de conseguir un viaje razonable a Mérida (cualquier opción superaba las 25 horas de tren entre ida y vuelta incluyendo esperas de transbordo) así que la charla fue por videoconferencia.

Dejo aquí las dispositivas utilizadas:

 

domingo, 8 de junio de 2025

Objetivos y vientos favorables


  Hace unos cuantos años, antes de la implantación del espacio europeo de enseñanza superior (AKA plan Bolonia) formé parte de un comité de calidad (de la universidad) que había de evaluar la titulación de ingeniería industrial. Cuando enviamos el informe a la instancia nacional que lo solicitaba (no recuerdo cual) nos devolvieron unos comentarios. Lo que más nos criticaban es que no habíamos comenzado el trabajo especificando qué es un ingeniero industrial, que se espera de una persona con esa titulación. El comentario me sorprendió muchísimo. Por un lado es verdad que, como decía Séneca, no hay viento favorable para el que no sabe dónde va. Pero por otro lado es tan evidente lo que es un ingeniero industrial que parecía un esfuerzo vano esforzarse en definirlo. No es evidente, me lo parecía a mi porque ya estaban ahí antes de que yo naciera y a lo largo de mi vida siempre han estado. Eso genera una imagen experiencial, que es algo que dista mucho de una racionalización de lo que son, o mejor aún, de lo que deberían ser. 

Me ha venido esa historia a la cabeza a propósito de decisiones que parece que soplan contra la dirección que parecería conveniente. Esta semana se ha aprobado un reglamento europeo (que tiene que pasar aún por el parlamento) que permite a las compañías aéreas cobrar por equipaje de mano y rebaja las indemnizaciones por retrasos. 

¿Cuál es el objetivo de esta medida? Aquí sí hay quien sabe a donde va y este viento le es favorable: las compañías aéreas. En cambio para sus usuarios esa política es desfavorable. Parece un ejemplo claro de conflicto de intereses, el de las compañías frente al de sus usuarios, Las autoridades deberían establecer un equilibrio que consideren justo. Aunque para muchos parece claro que esa justicia se ha desplazado del lado del lobby poderoso frente a la desorganización del difuso conjunto de “usuarios”. El ejemplo que vale para ilustrar muchos otros con conflictos análogos: la regulación de precios de alquileres, la reducción de la jornada laboral, etc. La cuestión que realmente me interesa es analizar es la misma que en el caso de los ingenieros, cuales son los objetivos últimos que se intentan conseguir con esas normativas. ¿Qué pretenden las personas que se dedican a regular con sus regulaciones?

Vivimos en un marco neoliberal que forma parte del ambiente, como mi idea irreflexiva de lo que es un ingeniero. En ese ambiente es obvio que la actividad encaminada a que las personas disfruten su vida se estructura en un marco económico y que esa economía tiene unas reglas (casi científicas) según las cuales cuanto menos intervención regulatoria mejor (dado que las leyes internas del mercado actúan para encontrar óptimos). Esas leyes del mercado se basan en que cada agente económico busca maximizar su beneficio, cosa que, según ese marco de pensamiento, ocurre de forma natural.

Ese marco de pensamiento se impuso de forma generalizada cunado un planteamiento alternativo colapsó. Esa alternativa consistía en que la actividad productiva debería ser cuidadosamente planificada para maximizar el beneficio colectivo de la sociedad a la que servía. Una idea tan racionalista y, en principio deseable, chocaba con los intereses de las personas individuales de dos formas: los que planificaban tenían poca cortapisa para beneficiarse a sí mismos en exceso y, los planificados, a menudo, no encontraban incentivos personales para esforzarse con su tarea.

Tampoco se trata aquí de hacer un repaso de la historia económica del siglo XX (y lo que va de este), estos dos párrafos pretenden dar una pincelada del ambiente ideológico en que se mueven las personas que hacen las regulaciones como las de las tarifas aéreas. Un ambiente ideológico en el que las compañías deben ganar dinero, es su objetivo, y el suyo coincide con el de todos. Eso sí, deben ganarlo de una forma “justa”, lo que se traduce en cosas como la libre competencia o la información veraz y transparente. Si el reglamento es el mismo para todas las compañías, y la información sobre sus tarifas es pública hay “justicia”. Y si las compañías han pedido que sus tarifas se puedan estructurar de esa manera ¿por qué no dejarles? El estado debe intervenir lo mínimo y sólo para evitar males. Aquí no parece haber ninguno. Asunto resuelto.

Incluso sin salirnos del marco de la ortodoxia neoliberal esto se puede ver de otra forma. Las personas individuales no podemos hacer un máster para cada actividad que queremos hacer, la complejidad de los trámites, su inaccesibilidad cognitiva, juega en nuestra contra. Si eliges un viaje por la publicidad de un precio pero luego hay un conjunto de costes no publicitados (aunque no sean secretos) la elección no fue informada. Complicarle los procesos al consumidor hace que deje de ser un “agente económico” canónico, sin información suficiente no se toman decisiones racionales. Esas prácticas tunean el propio marco del neoliberalismo en favor de las compañías. Lo mismo vale para otras muchas prácticas entre las que destacan los “precios dinámicos” (de los sistemas de VTCs o de venta on line de entradas), algo que imposibilita, por definición, conocer precios con antelación y poder planificar tu actividad como agente económico racional.

Pero más interesante aún es salirse del marco neoliberal para mirar estos procesos con otra perspectiva, la del beneficio colectivo. Para mí la pregunta legítima sería ¿Cómo conseguimos que las personas, de forma igualitaria, disfrutemos al máximo de viajar y en el proceso se respete al máximo el medio ambiente? 

Claro, que igual no nos gustan las respuestas, ni a unos, ni a otros. Respuestas coherentes con la pregunta supondrían cosas como prohibir vuelos cortos (hay alternativas menos contaminantes), dificultar el uso del avión en general (quizá con precios altos, pero no sólo), evitar márgenes comerciales excesivos (quizá cualquier margen, dado que no contribuyen al proceso, al disfrute del viaje, solo “extraen” de su gestión). Y por supuesto una buena accesibilidad cognitiva en todo el proceso: horarios, tarifas y todos los detalles estables, públicos y fáciles de entender.

Y si no vamos cambiando de marco, nos va a quedar una sociedad desgarrada en un planeta achicharrado que no les va a gustar ni a los que van ganando estas batallitas regularorias.

lunes, 2 de junio de 2025

Gente experta en los medios de comunicación

A propósito de un bluit en el que se comentaba que la presencia en medios de académicos de universidades privadas es bastante mayor que de públicas comenzábamos una conversación interesante que merece un resumen.

En las universidades y centros de investigación hay muchas personas expertas que pueden ilustrar noticias magníficamente. Ingenieros eléctricos que expliquen apagones, sociólogos que maticen encuestas, astrónomos que comenten descubrimientos de exoplanetas y así sobre cientos de temas. Para que eso ocurra los periodistas han de contactar con las expertas correspondientes y estas han de responder en un registro adecuado. Ni lo uno ni lo otro funcionan todo lo bien que nos gustaría.

Hay pocos directorios de expertos y los que hay no son muy exhaustivos. Al final las periodistas suelen tirar de personas que ya conocen, de su “agenda” personal. Se puede llamar al gabinete de comunicación de un centro, de una universidad por ejemplo, y pedir que te localicen alguien que comente un premio nobel recién otorgado. Muchos de esos gabinetes de comunicación de centros públicos funcionan también por su conocimiento personal, y saben que muchas personas expertas rechazan hablar con medios de forma general. En centros privados, en cambio, son más conscientes del valor reputacional de que su nombre aparezca en medios como referencia experta, da igual el tema. Eso hace que “animen” a su personal a atender a los medios, algo que en el entorno público no se acepta bien en general.

Por otro lado, hay multitud de experiencias desagradables del lado de las personas expertas, su rechazo a los medios en muchos casos es inducido, no se trata de un elitismo a priori. Especialmente los programas de televisión maltratan a sus invitados citándolos y luego no atendiéndolos, dejándoles un tiempo insuficiente para explicarse, recortando la explicación, o colocándolos en situaciones de debate asimétrico en las que les fuerzan a quedar mal. También en medios escritos te dicen que te pasarán tus declaraciones para revisar que se han transcrito bien y no lo hacen, se sacan titulares fuera de contexto, etc. Vamos, que colaborar con medios no es un camino de rosas para los académicos.

¿Conclusión? Del lado de los medios, molaría que trataran mejor al personal académico (y ya puestos a todos en general). Del lado de científicos y estudiosos, hay que gestionar la cosa. Yo creo que hay que esforzarse por aparecer lo máximo posible, todo el espacio que no esté siendo ocupado por expertos se llena de pseudoexpertos, lo que es mucho peor para una sociedad bien informada. Hasta cuando el tema te toca de refilón, seguramente un académico dará mejor información que un “todólogo”. Pero ese máximo no quiere decir aceptar cualquier cosa. No se deben “blanquear” debates torcidos, programas que son directamente pseucientíficos (y no quiero señalar a ningún “misterio lover” en concreto) y ese tipo de situaciones. ¿Dónde está el límite? Eso ya es una cuestión personal.

sábado, 31 de mayo de 2025

Tesis en 3 minutos Unita

 Hay una alianza de universidades europeas que comparten una forma particular de ser periféricas, estar en zonas montañosas y fronterizas, la bautizaron UNITA Universitas Montium y la UPNA forma parte desde hace unos años (aunque no fue de las fundadoras). Una de las cosas que se organizan colectivamente es el certamen Tesis en 3 Minutos. Hace dos años se celebró en Pau y yo asistí como miembro del jurado (en representación del a UPNA, claro). Este año se ha organizado aquí y me ha tocado hacer de presentador del acto (nota de prensa de la UPNA).

La oportunidad de escuchar resúmenes de tesis doctorales de forma comprensible e interesante (que si no no habrían ganado sus fases locales) de temas variados es un lujo. Pocas veces se puede atisbar tan bien la frontera del conocimiento. Cada tesis es un punto de esa frontera, un tema que acabamos de descubrir. Siempre cuento esa historieta, pero es que me la creo de verdad, y disfruto mucho este tipo de eventos (por eso, supongo, me invitan a menudo).

Resulta que hay grabación del acto, dado que se retransmitió en streaming. Así que si alguien tiene ganas de gastar un par de horitas aquí queda: 

 

jueves, 22 de mayo de 2025

¿Antropoceno?

La asociación Más Planeta Navarra nos invitó a dar una charla a Javier Armentia y a mi. Allí estuvimos ayer en el Civivox Mendillorri con la asistencia de unas 20 personas. A continuación dejo una foto y las diapositivas que proyectamos.

Las diapositivas


 

Aprovecho para poner aquí el cartel con que se anunció el acto. Algo inocente pero que generó protestas a la organización por parte de la empresa "dueña" del Planetario. Que le parecía inadecuado hablar de "desaparición" del Planetario. Como instalación ardió y como organización se ha despedido a todos los trabajadores. Si eso no es desaparecer no sé yo qué pueda serlo. Si dedicaran a su reconstrucción y funcionamiento la mitad del esfuerzo que a perseguir nimiedades...

 


sábado, 17 de mayo de 2025

Unable to roam (el mundo en 4 generaciones)

En enero de 2007 se publicó un estudio que tuvo bastante repercusión mediática (Daily Mail, The Standard, etc.). Es un trabajo de más de 100 folios (ver aquí, se baja el pdf) que explora la relación entre el entorno natural y la salud mental, redactado por un especialista de una sociedad naturalista británica (Dr. William Bird de la Royal Society for the protection of Birds, valga la redundancia 😉). William Bird tiene muchas publicaciones entorno a este tema como se puede comprobar en su perfil de Google Scholar.

El tema que resaltaban los medios es la reducción que en 4 generaciones ha sufrido el área en la que un niño puede moverse libremente. Aunque en el informe hay estadísticas, se ilustraba con los datos particulares de una familia de Shefield:
Bisabuelo (8 años en 1919) - andaba 10 Km (6 mill) para ir a pescar
Abuelo (8 años en 1950) - 1,5 Km (1 mill) para jugar en el bosque
Madre (8 años en 1979) - 800m (0,5 mill) para ir a la piscina
Nieto (8 años en 2007) - 250m en su calle


En 2007 se apreciaba ya un aumento de los problema de salud mental en la infancia, especialmente el TDA y TDAH. Sin embargo los teléfonos móviles aún no eran relevantes, no eran "inteligentes" (justo ese año se lanzó el iphone) y no estaban al alcance de los niños.

En esas mismas 4 generaciones muchas cosas han cambiado drásticamente, no sólo la deambulación infantil y su contacto con la naturaleza. La población se ha vuelto urbana. En tiempos del bisabuelo el 10% de la población mundial vivía en ciudades, en tiempos del nieto (2007) más del 50%, En América pasa del 80% (ver mapa). La intergeneracionalidad ha disminuido, suelo hacer la broma de que Chanquete (el personaje de Verano Azul) hoy sería detenido por pederastia. Quizá sea un exceso, pero es muy difícil imaginar hoy día un grupo de niños de varias edades saliendo solos en una ciudad de veraneo y haciéndose amigos de adultos que no son conocidos de los padres. En tiempos del bisabuelo la tasa de fecundidad rondaba los 4 hijos por mujer, mientras que en tiempos del nieto no alcanza 1,5. Este puñado de datos ya cuenta una historia. Cuadrillas de niños de pueblo en un ambiente de libertad y naturaleza (y pobreza, falta de alimento y de expectativas, no vale “romantizar”) a comienzos del siglo pasado frente a niños en entornos urbanos, con poco contacto libre con otros niños (o adultos que no sea muy cercanos).

Ahí no se acaba la cosa, claro. La esperanza de vida al nacer de esos niños ha crecido brutalmente en ese tiempo: de menos de 50 años a más de 80 en las 4 generaciones. También el acceso a educación, sanidad, alimentación… Así como a juguetes, libros, televisión y, como no, entornos digitales. Cambios drásticos en multitud de parámetros, cambios que ocurren a la vez y cuyas causalidades están entremezcladas, sólo podemos ver claramente (y ni siquiera) las correlaciones. Una de ellas, la que nos preocupa, el aumento de problemas de salud mental. Una aumento claro que ocurre en todas las franjas de edad, no sólo en la infancia.

El trabajo del Dr. Bird en 2007 exploraba la relación entre la salud mental y el acceso a entornos naturales, y resulta muy convincente. Seguramente es parte de la historia, pero casi seguro que no es toda. La histeria antimóviles infantiles seguro que tiene detrás razones sólidas, pero casi seguro que tampoco es toda la historia.

En 4 generaciones el mundo ha cambiado de forma drástica, la infancia y todo lo demás. El bisabuelo tenía una vida mucho más parecida a la de un romano del siglo primero que a la de su bisnieto. De vez en cuando hay que pararse a revisar la amplitud de ese cambio, con todo lo inmensamente bueno que tiene y todas las costuras que nos ha reventado y nos sigue rompiendo. Un cambio que además de ser brutal en su amplitud lo es en complejidad. Algo que recordar ante todos los profetas de soluciones simples.

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De la historia inicial supe por Manuel Aguilar (por un bluit) y parte la conté en Cope Navarra el 14 de mayo de 2025, aunque creo que no hay grabación. 

Refundaciones primaverales

Hace 17 años y medio empezaba a escribir en un blog, algo cuya existencia me había enseñado mi hija. 


17 años es mucho tiempo. El mundo digital en el que sigue viviendo no se parece en nada. Tanto los aparatos como los programas o las redes de datos han cambiado inmensamente. Y de la incorporación cultural de lo digital ni hablamos. 

Decirle a los amigos que has dejado de fumar parece ser una estrategia que ayuda a que no vuelvas, por ahorrarte dar explicaciones, por mantener tu palabra, perseveras en un a decisión que realmente quieres mantener. Esta entrada es la versión bloguera de esa idea. Me gustaría retomar la costumbre de pasar por aquí a contar(me) cosas.

Toda la racionalización la hice ya en 2019, también en mayo, con un impulso análogo al de hoy. No lo voy a copiar, es lo bueno de internet y los enlaces ¿no era eso?. Esta en: El silencio de los blogueros Lo acabo de releer y me reafirmo palabra por palabra.

A ver si consigo creerme (a estas alturas) la idea fundacional: una libreta para no olvidar yo y que si a alguien le interesa, bienvenido sea.

 

viernes, 25 de abril de 2025

Lo que dicen que dice la ciencia

Ayer dio una conferencia Alan Sokal en la Fundación Areces, coorganizada por la RSEF. Siendo Sokal un personaje mítico y el tema de las injerencias ideológicas en la ciencia algo tan actual parecía necesario asistir a esa conferencia aunque fuera on line (por cierto quedó grabada, claro).

En tiempos en los que las injerencias ideológicas de la ultraderecha trumpista en todos los organismos científicos estadounidenses está siendo demoledora, el conferenciante consideró que eso es más o menos obvio y no requiere más comentario. El rechazo a la teoría de la evolución, cuya enseñanza está entre prohibida y limitada en multitud de estados fue despachado con que es un asunto casi folclórico, que los científicos serios no caen en eso y que no afecta al desarrollo de la ciencia real. El asunto de su conferencia era “el dogma”, políticamente instaurado, de que el sexo es algo declarado en vez de la obviedad biológica de que sólo hay dos sexos y que son evidentes, siendo cualquier otra cosa muy minoritaria y patológica. Le presentaron como “de izquierdas” y, aunque no de forma explícita, asumió ese papel. Insistía en que hay que respetar a las personas trans completamente, pero que eso no debería interferir con las consideraciones epistemológicas de la ciencia. Que cualquier causa legítima debe ser defendida, pero sin nublar la evidencia. Demasiados “peros”.

Me voy a permitir criticar su discurso también en nombre de la ciencia y la epistemología. Sin duda la naturaleza es como es y pretender torcer esa visión es un error por muy noble que sea la motivación que te empuje a intentarlo. Pero las categorías en que colocamos nuestras observaciones no son naturales. La observación muestra personas con una gran variedad de situaciones sexuales. También muestra que dos situaciones (los sexos masculino y femenino, cis, hetero) son bastante mayoritarias y encajan bien con el discurso evolutivo. A partir de ahí “la ciencia” no dice nada. Elegir esos dos sexos como “lo normal” y todo lo demás como “patológico” es una decisión humana, política. Análogamente, decidir que todas las personas que experimentan una situación sexual de la que disfrutan razonablemente y que no les hace sentir mal son sanas y su condición es “normal” también es una decisión política.

Decía Sokal en la conferencia que el apropiamiento ideológico de “la ciencia” de forma partisana socava la imagen social de esa forma de conocimiento tan extraordinaria que es la ciencia, y coincido plenamente con ello. Solo que justo a continuación hizo exactamente eso, apropiarse de “lo que dice la ciencia” para defender una postura política que, en realidad, no la ha dicho la ciencia.

Criticaba Sokal lo que llama “cancelación”, el hecho de que se critiquen posturas como la que defendió. Lo que le parecería correcto es que se discutieran en un contexto científico, no que se critiquen políticamente. Como he intentado mostrar antes, yo creo que su postura es profundamente política y, además, toma el nombre de la ciencia en vano. Por tanto, considero más que razonable criticarla en ese contexto. Por esa razón dejé de ver la conferencia y no volveré a leer nada de este señor. Aunque le llamen “cancelación” yo reclamo mi derecho a elegir lo que leo, y solo el año pasado se publicaron en España 90.000 libros; que entre mis 30 o 40 no haya nada suyo tampoco debería resultar tan extraño.

miércoles, 2 de abril de 2025

De un pueblo maduro para la democracia a una democracia podrida para el pueblo


Veo un titular sobre la pérdida de confianza en la democracia de parte de la juventud, estamos en 2025. Cerca de 50 años atrás, en algún momento de finales de los 1970, yo era un joven a punto de tener edad para votar y también el país estrenaba la posibilidad de votar. Se oían entonces discusiones sobre si éramos o no “un pueblo maduro para la democracia”. Mi tío Carlos me explicó que el pueblo maduro para la democracia es el que vota lo que hay que votar, el que no necesita que le apunten con pistolas, le “basta con que le apunten con El País dominical”. Se me quedó grabada esa frase que ahora adquiere nueva validez. Hay quien dice que esos jóvenes descreídos de la democracia están abducidos por influencers a través de las redes sociales. Quizá el medio por el que nos llega la información sea algo importante, no digo que no, pero la información que nos llega también puede tener su importancia.

Recuperando un chiste antiguo, la democracia no es ni buena ni mala, es mentira. Es mentira por que la democracia es una aspiración, pero no es algo definido que se tiene o no se tiene. La democracia que se conquistó tras la muerte de Franco permitió un montón de libertades antes inexistentes, fue un avance indudable. Además marcó una tendencia y, poco a poco, se fueron democratizando diferentes entornos de poder. Quizá el más llamativo fue las fuerzas armadas, fuente secular del golpismo. Pero otros poderes reales no transitaron nunca esos procesos, siguieron en manos de grupos cerrados sin control efectivo del pueblo, al margen pues de la democracia. El poder judicial, por ejemplo, es uno de esos, como estamos viendo de forma descarnada en los últimos tiempos. Pero no deja de ser un elemento instrumental, el verdadero poder que no cede es el poder económico. Aunque una inmensa mayoría de personas quiera que la vivienda sea más barata, que no haya una deslocalización industrial tan excesiva o una sanidad mucho mejor dotada, el sistema democrático actual no es capaz de convertir esos deseos en políticas reales y efectivas. Los intereses de los propietarios, los empresarios industriales o las rentas que deberían tributar como para financiar esa sanidad consiguen imponer su voluntad a la de una mayoría muy amplia.

La generación que hemos vivido esta democracia ma non troppo llegamos a la jubilación sin que haya habido avances significativos en la democratización del poder económico. De hecho la riqueza lleva lustros concentrándose y los servicios públicos deteriorándose. Nunca hay tiempo de verlo así por que la actualidad nos lleva como la muleta al toro, guiando nuestro enfado a muy corta distancia. Muletazos que se llaman crisis de las subprime, prima de riesgo o rotura de la cadena de suministros, cosas que parece que podemos entender, pero que realmente no. Muletazos que animan un parlamentarismo inflamado que parece vivir en un mundo paralelo.

A los hijos de esta generación, los “jóvenes de hoy día”, no les vale el recuerdo de una democracia peor para conformarse con esta, ni la vivieron ni la pueden imaginar. La sensación de que este no es el camino les resulta inexcusable y en la búsqueda de alternativas no hay una oferta ilusionante. La insistencia en asaltar los poderes con una nueva transición pacífica generó una burbuja de ilusión en el 15M, pero el estatus quo (campañas mediáticas y judiciales mediante) se ha encargado de ridiculizarla haciéndola parecer o bien más de lo mismo (a Sumar) o bien la protesta rabiosa irracional (a Podemos).

Solo queda el camino de los iluminados. Una propuesta que te anima a olvidar la desesperanza inventando un pasado maravilloso y culpando de los males del momento a todo hecho social reciente: la llegada de personas inmigrantes, el empoderamiento de las mujeres, el respeto a los colectivos minoritarios tradicionalmente marginados o la ciencia que nos augura catástrofes (climáticas, sin ir más lejos). Una propuesta tan llena de falsedades que necesita impugnar el mismo concepto de verdad para hacerse digerible. A cambio resulta psicológicamente irresistible dado que se apoya en todos los sesgos cognitivos, el de autoridad, anclaje, tribalismo… Y los sesgos cognitivos afectan aunque los conozcas, no son producto de la ignorancia, es la forma atávica de enfrentar la realidad cuya superación requiere de mucho esfuerzo cognitivo racional. Un relato inventado que apele a nuestros sesgos entra inmediatamente, y vencerlo con datos y razonamientos requiere al menos 10 veces más esfuerzo (a esto se le ha llamado “ley de Brandolini”). Por eso “dato no mata relato”.

Un pueblo maduro para la democracia posfranquista se desespera ante una democracia que, más que madura, está podrida. El camino no debería ser dejarse vencer por la pseudopolítica reaccionaria que se apoya en lo peor del ser humano. En mi opinión, solo una democracia saneada, más profunda, que se tome en serio los derechos humanos, es un buen camino.

sábado, 1 de febrero de 2025

Rompiendo espaguetis

Es legítimo preguntarse por qué querría nadie romper unos espaguetis, pero si lo haces, notarás que saltan un montón de trocitos. Los espaguetis tienden a romperse en más de dos trozos y los pedacitos de en medio salen disparados con muchísima velocidad.

Richard Feynman ya observó este hecho tan aparentemente tonto y le dedicó un tiempo a intentar descubrir la razón física. Su esfuerzo resultó infructuoso. No es algo obvio, porque si lo que rompes es un lápiz no pasa eso, siempre se rompe en dos trozos. Algo hay en el hecho de que el material sea homogéneo y delgado respecto a su longitud que cambia el comportamiento en la fractura.

El problema quedó abierto durante unos años hasta que Basile Audoly y Sébastien Neukirch en Paris en 2005 resolvieron la cuestión de esta ruptura en cascada (el artículo se puede consultar aquí). En 2018, cuatro científicos del MIT (EEUU) le dieron una vuelta más al problema (literalmente). Descubrieron que si se retuerce el espagueti (mucho, por cierto) antes de flexionarlo se evita esa ruptura en cascada y quedan solo los dos trozos (como el lápiz). El artículo científico aquí.

Parece mentira que algo tan aparentemente trivial de para tanta investigación científica y en tiempos tan recientes. En realidad los espaguetis son un modelo, un problema de juguete ("toy problem" que se dice a veces en física) que representa un conjunto de situaciones mucho más general y que encuentra aplicaciones en muchas situaciones mucho más prácticas que el juguete (comportamiento de estructuras como columnas o vigas, incluso pértigas de atletismo).

Esta historia, acompañada de tres paquetes de espaguetis y las fotocopias de los artículos científicos, fue el experimento tabernario con el que amenizamos la Ciencia en el Bar inagural. El miércoles 29, en el bar Rex, casa de comidas, empezamos una nueva temporada de este proyecto que arrancó en 2012 (y entró en pausa en 2019). Junto con Javier Armentia e Ignacio Lópz-Goñi nos embarcamos en esta entretenidísima aventura sin más apoyo (ni ganas) que el del Rex. Para estar al tanto de futuras ediciones, que prevemos mensuales, se puede consultar este sitio: https://cienciaenelbar.naukas.com/

Para terminar esta entrada, dejo también aquí otros dos trabajos que también circulamos en el bar: un trabajo de 2016 donde rompen palillos chinos (chopsticks) para ver como suena (enlace aquí) y otro de 2024 sobre recomendaciones desde la física para cocinar espaguetis ahorrando energía, para mostrar que hay también ciencia que es muy aplicada desde el origen (enlace aquí).

Y ya sí que como final, dos vídeos que cuentan toda esta historia muy muy bien (en inglés, eso sí) y que nos sirvieron de inspiración:


miércoles, 22 de enero de 2025

La ciencia del rosa

 En la Fabrica de Gomas tienen una exposición llamada Pantona 211C que va sobre el color rosa. Y en el marco de esa exposición se han hecho varias actividades, y una de ellas fue sobre la ciencia del rosa.

Javier Armentia y yo preparamos unas cuantas ideas sobre este color visto desde diferentes ciencias. Más abajo están las diapositivas proyectadas. Un repaso rápido de las ideas comentadas sería:

La actual vinculación del rosa con lo femenino es mucho más reciente de lo que solemos creer, en los siglos XVII y XVIII era símbolo de opulencia. Incluso alguien como Roosvelt, que sería presidente de EEUU, vestía de rosa en su infancia. En los campos de concentración nazis había un código de colores para los distintos "internos" y el rosa se asignó a los homosexuales, de forma casual. Entre los años 20 y 50 del siglo pasado, con el advenimiento de la moda para niñas y niños (algo que ocurre cuando disminuye mucho la mortalidad infantil) se establece el código de colores por géneros. Código que ha servido para ser "roto" por diferentes colectivos, feministas, reivindicativos...

Desde la física, el rosa se puede argumentar que no existe. No existe en el arco iris, no es un color vinculado a una luz pura. La sensación de rosa se produce en nuestro sistema visual mezclando azules y rojos. En un arco iris no está, pero mezclando dos aparece.

En el mundo animal, los flamencos son rosa porque comen gambas rosa que, a su vez, lo son cuando están infectadas de un protozoo que termina su ciclo en el flamenco (sobre cuyo color rosa opera la selección sexual). Los hipopótamos segregan una especie de sudor rosa que Plinio atribuyó a que sudaban sangre (y un médico del XVII a que se auto hacían sangrías), hoy se sabe qué moléculas son causantes de ese color y que tienen propiedades antibióticas y de protección solar.

Hobo una gran asistencia, coloquio y lo pasamos muy bien


miércoles, 8 de enero de 2025

Propósitos de año nuevo (lo que ha estudiado la ciencia)

 Propósitos de año nuevo. ¿Qué se ha estudiado científicamente? (texto para colaboración de radio)

Es muy difícil salir de las rutinas, incluso de las que nos resultan indeseables. Por eso son muy necesarios los momentos especiales, de ruptura, en los que podemos reflexionar sobre nuestra vida y buscar modificaciones en la dirección que creemos deseable. El cambio de año es el momento por excelencia para esta tarea, en prácticamente todas las culturas.
 
En su libro "la hipótesis de la felicidad", Jonathan Haidt (psicólogo social) propone la metáfora del elefante y el conductor para explicar muchas de nuestras tomas de decisión. El elefante sería nuestro cuerpo, nuestros instintos, los deseos inmediatos o de corto plazo, mientras que el conductor representa la visión estratégica de largo plazo, la razón. ¿Hacia donde irá la pareja? las órdenes las da el conductor, pero las acepta (o no) y ejecuta el elefante. Hace falta una sintonía suficiente para que el sistema funcione.
 
¿A qué venía esto hablando de año nuevo? El elefante es el que tiene rutinas (y además las va llevando poco a poco hacia el placer inmediato) y el conductor es el que las intenta modificar, en este caso con sus propósitos de año nuevo. Está claro que si sus decisiones son demasiado estrictas no las podrá asumir el elefante y estarán condenadas al fracaso.
Aparte de esta metáfora que funciona como modelo explicativo ¿se han hecho estudios sobre este tema?
 
Unos psicólogos suecos (y uno inglés) publicaron en 2020 un estudio en el que siguieron a 1066 personas a lo largo de un año para comprobar el cumplimiento de sus propósitos de año nuevo. Los sujetos estaban divididos en tres grupos (control, ligera ayuda y ayuda fuerte). El primer dato interesante es el tipo de propósitos: 1/3 querían mejorar su estado físico y 1/5 perder peso. En las siguientes posiciones, a cierta distancia se encuentran: comer mejor, mejoras personales, dejar de fumar, etc.
 
En cuanto al cumplimiento de los propósitos al cabo de un año el 55% contestó afirmativamente. Mas efectivos los propósitos positivos (voy a hacer) 60% que los negativos (voy a dejar de hacer) 47%.
El apoyo que recibieron dos grupos también muestra un resultado interesante, un poco de apoyo (emails recordándoselos y alguna otra cosa) fue muy efectivo, mientras que mucho apoyo resultó contraproducente, tanto como no hacer nada.
En conclusión, este tipo de propósitos pueden resultar efectivos.

Lo anterior contradice un estudio de 1972 en el que siguieron el peso de dos grupos, uno que había hecho propósito de perder peso y otro que no, encontrando que en 3 meses no había diferencia.

Un tercer estudio, sobre 200 personas esta vez, y a lo largo de 2 años, mostró que un 77% solo mantuvo el propósito por una semana, aunque un 19% lo mantuvo los 2 años del estudio.

Está claro que es un tema complejo, que nunca estamos del todo satisfechos con nuestro comportamiento, y que no es fácil de modificar. Aún así estos momentos de ruptura ayudan y son menos ineficientes de lo que a veces dice la cultura popular (si se hacen en serio, claro).
 
Uno de mis propósitos de año nuevo, como demuestra este texto, es poner más cosas en el blog ;-P

domingo, 5 de enero de 2025

Manguera de metiras que te quita la realidad

 Un poco por casualidad he encontrado un vídeo de hace 6 años que ayuda a entender muy bien el ascenso de la extrema derecha (en USA, y el mundo en general, aquí también). El siguiente texto se basa en el vídeo, pero no solo en lo allí relatado.



En un mundo ya de por sí muy complejo hay campañas mediáticas que aumentan la complejidad llenando el espacio público de mentiras y confusión (“friehoosing”, ver vídeo). Esto dificulta mucho el ejercicio del pensamiento crítico. Muchas personas desisten de entender los detalles, de buscar fuentes confiables para encontrar hechos ciertos sobre los que componer su visión, su verdad. En esa orfandad de criterio hay gurús que te ofrecen la salvación: “recordad, lo que veis y lo que leéis no es lo que está pasando, manteneos con nosotros, no creáis las noticias falsas” (D. Trump, sic, en el vídeo min 8:02). Ese “nosotros” con quien hay que mantenerse ya te irá proporcionando el argumentario para pasar el día, has elegido bando y a partir de ahora el mundo ha perdido su complejidad, ya te lo dan masticado.

El paquete cognitivo libre de ataduras con la realidad puede ser cómodo y conveniente para el usuario: la realidad diseñada siempre es mejor que la impuesta (la de “verdad”). Un criterio de ese diseño es proponer cuestiones “a favor de sesgo cognitivo”. Si ya traemos de casa el tribalismo (el nosotros y ellos) es fácil crear narrativos con unos “ellos” causantes de nuestros problemas. Si existe el efecto anclaje (todo tempo pasado fue mejor) generemos un pasado idealizado al que volver. Si nos fijamos, cada elemento central del ideario de la extrema derecha (racismo, autoritarismo, tradicionalismo, elitismo, supuesta meritocracia, etc.) se apoya en un sesgo cognitivo, eso hace que resulte “biológicamente” sencillo de asumir.

En ese ambiente de posverdad solo hay un camino, del pensamiento crítico al paquete ideológico sectario, es prácticamente imposible volver. Y uno de los paquetes sectarios va a favor de sesgos, por lo que estadísticamente irá ganado adeptos pase lo que pase. (Así se entiende que el único partido cuya expectativa de voto sube tras la dana de Valencia es Vox).

Debería cerrar con un párrafo esperanzador, pero no se me ocurre nada a la vez realista e interesante. Lo obvio es que no hay que desistir de la existencia de la realidad, los hechos y las evidencias. Hay métodos para obtener conocimiento valioso, la ciencia que nos ha permitido vivir en un mundo con la calidad de vida que disfrutamos (y que se permite las frivolidad de la posverdad) es el fundamental. Intentemos mantener nuestro pensamiento crítico…