miércoles, 2 de abril de 2025
De un pueblo maduro para la democracia a una democracia podrida para el pueblo
Veo un titular sobre la pérdida de confianza en la democracia de parte de la juventud, estamos en 2025. Cerca de 50 años atrás, en algún momento de finales de los 1970, yo era un joven a punto de tener edad para votar y también el país estrenaba la posibilidad de votar. Se oían entonces discusiones sobre si éramos o no “un pueblo maduro para la democracia”. Mi tío Carlos me explicó que el pueblo maduro para la democracia es el que vota lo que hay que votar, el que no necesita que le apunten con pistolas, le “basta con que le apunten con El País dominical”. Se me quedó grabada esa frase que ahora adquiere nueva validez. Hay quien dice que esos jóvenes descreídos de la democracia están abducidos por influencers a través de las redes sociales. Quizá el medio por el que nos llega la información sea algo importante, no digo que no, pero la información que nos llega también puede tener su importancia.
Recuperando un chiste antiguo, la democracia no es ni buena ni mala, es mentira. Es mentira por que la democracia es una aspiración, pero no es algo definido que se tiene o no se tiene. La democracia que se conquistó tras la muerte de Franco permitió un montón de libertades antes inexistentes, fue un avance indudable. Además marcó una tendencia y, poco a poco, se fueron democratizando diferentes entornos de poder. Quizá el más llamativo fue las fuerzas armadas, fuente secular del golpismo. Pero otros poderes reales no transitaron nunca esos procesos, siguieron en manos de grupos cerrados sin control efectivo del pueblo, al margen pues de la democracia. El poder judicial, por ejemplo, es uno de esos, como estamos viendo de forma descarnada en los últimos tiempos. Pero no deja de ser un elemento instrumental, el verdadero poder que no cede es el poder económico. Aunque una inmensa mayoría de personas quiera que la vivienda sea más barata, que no haya una deslocalización industrial tan excesiva o una sanidad mucho mejor dotada, el sistema democrático actual no es capaz de convertir esos deseos en políticas reales y efectivas. Los intereses de los propietarios, los empresarios industriales o las rentas que deberían tributar como para financiar esa sanidad consiguen imponer su voluntad a la de una mayoría muy amplia.
La generación que hemos vivido esta democracia ma non troppo llegamos a la jubilación sin que haya habido avances significativos en la democratización del poder económico. De hecho la riqueza lleva lustros concentrándose y los servicios públicos deteriorándose. Nunca hay tiempo de verlo así por que la actualidad nos lleva como la muleta al toro, guiando nuestro enfado a muy corta distancia. Muletazos que se llaman crisis de las subprime, prima de riesgo o rotura de la cadena de suministros, cosas que parece que podemos entender, pero que realmente no. Muletazos que animan un parlamentarismo inflamado que parece vivir en un mundo paralelo.
A los hijos de esta generación, los “jóvenes de hoy día”, no les vale el recuerdo de una democracia peor para conformarse con esta, ni la vivieron ni la pueden imaginar. La sensación de que este no es el camino les resulta inexcusable y en la búsqueda de alternativas no hay una oferta ilusionante. La insistencia en asaltar los poderes con una nueva transición pacífica generó una burbuja de ilusión en el 15M, pero el estatus quo (campañas mediáticas y judiciales mediante) se ha encargado de ridiculizarla haciéndola parecer o bien más de lo mismo (a Sumar) o bien la protesta rabiosa irracional (a Podemos).
Solo queda el camino de los iluminados. Una propuesta que te anima a olvidar la desesperanza inventando un pasado maravilloso y culpando de los males del momento a todo hecho social reciente: la llegada de personas inmigrantes, el empoderamiento de las mujeres, el respeto a los colectivos minoritarios tradicionalmente marginados o la ciencia que nos augura catástrofes (climáticas, sin ir más lejos). Una propuesta tan llena de falsedades que necesita impugnar el mismo concepto de verdad para hacerse digerible. A cambio resulta psicológicamente irresistible dado que se apoya en todos los sesgos cognitivos, el de autoridad, anclaje, tribalismo… Y los sesgos cognitivos afectan aunque los conozcas, no son producto de la ignorancia, es la forma atávica de enfrentar la realidad cuya superación requiere de mucho esfuerzo cognitivo racional. Un relato inventado que apele a nuestros sesgos entra inmediatamente, y vencerlo con datos y razonamientos requiere al menos 10 veces más esfuerzo (a esto se le ha llamado “ley de Brandolini”). Por eso “dato no mata relato”.
Un pueblo maduro para la democracia posfranquista se desespera ante una democracia que, más que madura, está podrida. El camino no debería ser dejarse vencer por la pseudopolítica reaccionaria que se apoya en lo peor del ser humano. En mi opinión, solo una democracia saneada, más profunda, que se tome en serio los derechos humanos, es un buen camino.
sábado, 1 de febrero de 2025
Rompiendo espaguetis
Richard Feynman ya observó este hecho tan aparentemente tonto y le dedicó un tiempo a intentar descubrir la razón física. Su esfuerzo resultó infructuoso. No es algo obvio, porque si lo que rompes es un lápiz no pasa eso, siempre se rompe en dos trozos. Algo hay en el hecho de que el material sea homogéneo y delgado respecto a su longitud que cambia el comportamiento en la fractura.
El problema quedó abierto durante unos años hasta que Basile Audoly y Sébastien Neukirch en Paris en 2005 resolvieron la cuestión de esta ruptura en cascada (el artículo se puede consultar aquí). En 2018, cuatro científicos del MIT (EEUU) le dieron una vuelta más al problema (literalmente). Descubrieron que si se retuerce el espagueti (mucho, por cierto) antes de flexionarlo se evita esa ruptura en cascada y quedan solo los dos trozos (como el lápiz). El artículo científico aquí.
Parece mentira que algo tan aparentemente trivial de para tanta investigación científica y en tiempos tan recientes. En realidad los espaguetis son un modelo, un problema de juguete ("toy problem" que se dice a veces en física) que representa un conjunto de situaciones mucho más general y que encuentra aplicaciones en muchas situaciones mucho más prácticas que el juguete (comportamiento de estructuras como columnas o vigas, incluso pértigas de atletismo).
Esta historia, acompañada de tres paquetes de espaguetis y las fotocopias de los artículos científicos, fue el experimento tabernario con el que amenizamos la Ciencia en el Bar inagural. El miércoles 29, en el bar Rex, casa de comidas, empezamos una nueva temporada de este proyecto que arrancó en 2012 (y entró en pausa en 2019). Junto con Javier Armentia e Ignacio Lópz-Goñi nos embarcamos en esta entretenidísima aventura sin más apoyo (ni ganas) que el del Rex. Para estar al tanto de futuras ediciones, que prevemos mensuales, se puede consultar este sitio: https://cienciaenelbar.naukas.com/
Para terminar esta entrada, dejo también aquí otros dos trabajos que también circulamos en el bar: un trabajo de 2016 donde rompen palillos chinos (chopsticks) para ver como suena (enlace aquí) y otro de 2024 sobre recomendaciones desde la física para cocinar espaguetis ahorrando energía, para mostrar que hay también ciencia que es muy aplicada desde el origen (enlace aquí).
Y ya sí que como final, dos vídeos que cuentan toda esta historia muy muy bien (en inglés, eso sí) y que nos sirvieron de inspiración:
miércoles, 22 de enero de 2025
La ciencia del rosa
En la Fabrica de Gomas tienen una exposición llamada Pantona 211C que va sobre el color rosa. Y en el marco de esa exposición se han hecho varias actividades, y una de ellas fue sobre la ciencia del rosa.
Javier Armentia y yo preparamos unas cuantas ideas sobre este color visto desde diferentes ciencias. Más abajo están las diapositivas proyectadas. Un repaso rápido de las ideas comentadas sería:
La actual vinculación del rosa con lo femenino es mucho más reciente de lo que solemos creer, en los siglos XVII y XVIII era símbolo de opulencia. Incluso alguien como Roosvelt, que sería presidente de EEUU, vestía de rosa en su infancia. En los campos de concentración nazis había un código de colores para los distintos "internos" y el rosa se asignó a los homosexuales, de forma casual. Entre los años 20 y 50 del siglo pasado, con el advenimiento de la moda para niñas y niños (algo que ocurre cuando disminuye mucho la mortalidad infantil) se establece el código de colores por géneros. Código que ha servido para ser "roto" por diferentes colectivos, feministas, reivindicativos...
Desde la física, el rosa se puede argumentar que no existe. No existe en el arco iris, no es un color vinculado a una luz pura. La sensación de rosa se produce en nuestro sistema visual mezclando azules y rojos. En un arco iris no está, pero mezclando dos aparece.
En el mundo animal, los flamencos son rosa porque comen gambas rosa que, a su vez, lo son cuando están infectadas de un protozoo que termina su ciclo en el flamenco (sobre cuyo color rosa opera la selección sexual). Los hipopótamos segregan una especie de sudor rosa que Plinio atribuyó a que sudaban sangre (y un médico del XVII a que se auto hacían sangrías), hoy se sabe qué moléculas son causantes de ese color y que tienen propiedades antibióticas y de protección solar.
Hobo una gran asistencia, coloquio y lo pasamos muy bien
miércoles, 8 de enero de 2025
Propósitos de eño nuevo (lo que ha estudiado la ciencia)
Propósitos de año nuevo. ¿Qué se ha estudiado científicamente? (texto para colaboración de radio)
domingo, 5 de enero de 2025
Manguera de metiras que te quita la realidad
Un poco por casualidad he encontrado un vídeo de hace 6 años que ayuda a entender muy bien el ascenso de la extrema derecha (en USA, y el mundo en general, aquí también). El siguiente texto se basa en el vídeo, pero no solo en lo allí relatado.
En un mundo ya de por sí muy complejo hay campañas mediáticas que aumentan la complejidad llenando el espacio público de mentiras y confusión (“friehoosing”, ver vídeo). Esto dificulta mucho el ejercicio del pensamiento crítico. Muchas personas desisten de entender los detalles, de buscar fuentes confiables para encontrar hechos ciertos sobre los que componer su visión, su verdad. En esa orfandad de criterio hay gurús que te ofrecen la salvación: “recordad, lo que veis y lo que leéis no es lo que está pasando, manteneos con nosotros, no creáis las noticias falsas” (D. Trump, sic, en el vídeo min 8:02). Ese “nosotros” con quien hay que mantenerse ya te irá proporcionando el argumentario para pasar el día, has elegido bando y a partir de ahora el mundo ha perdido su complejidad, ya te lo dan masticado.
En ese ambiente de posverdad solo hay un camino, del pensamiento crítico al paquete ideológico sectario, es prácticamente imposible volver. Y uno de los paquetes sectarios va a favor de sesgos, por lo que estadísticamente irá ganado adeptos pase lo que pase. (Así se entiende que el único partido cuya expectativa de voto sube tras la dana de Valencia es Vox).
Debería cerrar con un párrafo esperanzador, pero no se me ocurre nada a la vez realista e interesante. Lo obvio es que no hay que desistir de la existencia de la realidad, los hechos y las evidencias. Hay métodos para obtener conocimiento valioso, la ciencia que nos ha permitido vivir en un mundo con la calidad de vida que disfrutamos (y que se permite las frivolidad de la posverdad) es el fundamental. Intentemos mantener nuestro pensamiento crítico…