El accidente de Fukushima está muy estabilizado y ahora la noticia se ha desplazado a la radiactividad que se ha escapado, y probablemente sigue escapándose. Si el funcionamiento de una central nuclear es complejo para explicar en un par de minutos, los conceptos básicos de radiactividad resultan imposibles. Sin embargo ese es el tiempo de atención que te concederán los medios y sus audiencias.
La radiactividad se mide es unas unidades que resultan poco comunes, y esto hace que se tiendan a evitar los valores precisos y a cambio se refieran en proporción a una referencia dada: "lo normal", "el límite legal" o cosas así (ver titulares 1, 2 o 3). Dado que los efectos biológicos de las bajas dosis de radiactividad son muy escasos y sólo se pueden establecer estadísticamente, la información que transmiten esos titulares resulta terriblemente equívoca.
Si consideramos exposiciones pequeñas o moderadas a la radiactividad (luego le pongo números a estos adjetivos) lo que produce la radiactividad es un aumento de la probabilidad de sufrir cáncer en el futuro, en un futuro del orden de 8 o 10 años para la leucemia y de 20 para otros tumores. ¿Y de cuanto es esa probabilidad? Calcularlo es difícil, ya que no se dispone de muchos datos no hay más remedio que extrapolar a partir de resultados de dosis mayores (procedentes de Hiroshima, Nagasaki y Chernobil principalmente). Pero más difícil aún es hacerse una percepción correcta de los datos calculados.
Salvando las distancias es lo mismo que ocurre con el tabaco. Fumar aumenta la probabilidad de contraer cáncer, especialmente de pulmón, aunque no exclusivamente. Quizá la convivencia cotidiana con el tabaco nos permita analizar los antiintuitivos efectos de las probabilidades muy pequeñas. ¿Fumar 6 cigarrillos al día duplica la probabilidad de contraer cáncer respecto de fumar 3? Casi con seguridad podríamos contestar que no, las probabilidades son las mismas y pequeñísimas en ambos casos, imposibles de diferenciar de la probabilidad de sufrir cancer aunque no se fume nada en absoluto. En cambio fumar 4 paquetes al día si pensaríamos que aumenta el riesgo de cáncer bastante más que fumar un paquete... bueno, eso suponiendo que sean consumos sostenidos durante bastante tiempo, varios años al menos. ¿Fumar un paquete al día durante 10 años duplica la probabilidad de cáncer del que fumó un paquete durante 5 años? probablemente no. Entendemos que los riesgos (el aumento de probabilidad de contraer un cáncer) asociados a esos sucesos son muy muy pequeños, y que en esos rangos no se puede aplicar una aritmética directa (doble de tiempo o doble de dosis no duplica el riesgo).
Aún así, legalmente se prohibe fumar en muchos lugares (últimamente en todos los lugares públicos cerrados), se prohibe vender tabaco a menores de edad, se limita la publicidad del tabaco, etc. Los poderes públicos intentan minimizar riesgos para la población, aún siendo estos muy pequeños ya.
Lo mismo ocurre con la radiactividad. Vivimos en un entorno con un nivel de fondo permanente de un valor dado, pequeño en general y variable de unos lugares a otros. ¿Duplicar la dosis duplicará el riesgo de contraer cancer? Probablemente no, ni siquiera multiplicarlo por 100 (ver esta interesante visualización de dosis y los fenómenos que las causan). Esto no quiere decir que haya que ir por ahí jugando con material radiactivo como el "chico plutonio", pero tampoco hay que alarmarse porque en el agua del mar cerca de la central "se exceda en 300 veces el límite legal" o porque se llegue a detectar en Pamplona radiactividad procedente de Fukushima "aumentando en un 50% el nivel de fondo". Ésto último no ha ocurrido aún, pero no sería de descartar en las próximas semanas.
La imágn está tomada de aquí.