Me hace notar un colega la similitud entre la situación del cine Español (según el artículo de El País de hoy) y la del sistema universitario: sobreoferta.
En ambos casos consideraciones grandilocuentes sobre la importancia de la cultura obvian exageradamente la demanda real.
¿Cómo Tudela no va a tener un Campus universitario? ¿Cómo un creador tan valioso como ___(x)__ no va a poder hacer su película?
Hay dos consideraciones, una más esencial y otra más económica. La primera trata sobre qué es arte o cultura. Personalmente a mi el cine en general me parece más "ocio y espectáculos" que "cultura", pero en Europa al menos se ha sabido colocar en ese nicho. Igual podríamos preguntar de la Universidad, que sin duda es una mezcla de muchas cosas, pero nunca debería perderse su sentido de servicio público, lo cual, sin público al que servir, resulta muy absurdo. Respecto de la cuestión económica es claro que estas cosas se pueden hacer porque el que toma la decisión de gastar dinero en ello no gasta dinero propio, sino del contribuyente.
Me viene ahora a la cabeza un ejemplo más. Un excelso catedrático de la UPNA dijo hace unos años, como miembro del Consejo Editorial, que los libros que publican las universidades no se publican para ser leídos, sino porque su calidad merece verlos publicados.
Creo que podemos darle una vuelta de tuerca más a la cuestión y que las universidades se dediquen a producir películas.
En ambos casos consideraciones grandilocuentes sobre la importancia de la cultura obvian exageradamente la demanda real.
¿Cómo Tudela no va a tener un Campus universitario? ¿Cómo un creador tan valioso como ___(x)__ no va a poder hacer su película?
Hay dos consideraciones, una más esencial y otra más económica. La primera trata sobre qué es arte o cultura. Personalmente a mi el cine en general me parece más "ocio y espectáculos" que "cultura", pero en Europa al menos se ha sabido colocar en ese nicho. Igual podríamos preguntar de la Universidad, que sin duda es una mezcla de muchas cosas, pero nunca debería perderse su sentido de servicio público, lo cual, sin público al que servir, resulta muy absurdo. Respecto de la cuestión económica es claro que estas cosas se pueden hacer porque el que toma la decisión de gastar dinero en ello no gasta dinero propio, sino del contribuyente.
Me viene ahora a la cabeza un ejemplo más. Un excelso catedrático de la UPNA dijo hace unos años, como miembro del Consejo Editorial, que los libros que publican las universidades no se publican para ser leídos, sino porque su calidad merece verlos publicados.
Creo que podemos darle una vuelta de tuerca más a la cuestión y que las universidades se dediquen a producir películas.
4 comentarios:
La verdad es que yo le he dado muchas vueltas a ideas similares pero no he llegado a muchas conclusiones. Añadiendo otro ejemplo, ¿hay sobreoferta de deportes como el fútbol? Con ayuntamientos y comunidades autónomas pagando nuevos estadios (o cambios de nombre) y fichajes millonarios podría pensarse que si. ¿No deberían autofinanciarse con sus socios y la televisión?
Tiendo a pensar que, al final, el dinero se gasta en lo que gente considera mejor. Si un porcentaje de la población apoya el cine se le da dinero. Si un porcentaje mayor apoya el fútbol se le da aún mas dinero.
Y todos nos quejamos de los gastos que no nos gustan. Siempre nos queda la opción de intentar cambiar el porcentaje de los que apoyan nuestros gustos.
"...el dinero se gasta en lo que la gente considera mejor" Pues no lo tengo tan claro. Al ahora de votar no hay tantas opciones. No hay un partido que proponga bajar la subvención al fútbol y al cine y subirla a la ciencia y a la música (por ejemplo), a la hora de votar no se hila tan fino. Luego, el político elegido tiene un margen de maniobra muy grande para interpretar la voluntad popular a su manera. Es en ese margen de discrecionalidad donde creo que se producen excesos (de películas, campus, carreras, sueldos de futbolistas, etc.)
Gracias por el comentario.
Estoy totalmente de acuerdo en que no se vota con tanta finura. Después de todo ¿quien se lee los programas? Y ciertamente la discrecionalidad en el día a día es muy alta.
Pero no creo que esta discrecionalidad sea aleatoria. Tampoco que este basada en grandes principios. Yo estaba pensando mas en el "fino olfato político", también conocido como oportunismo descarado. Es decir, la habilidad de ponerse delante de la manifestación y apoyar ideas que mejoran la opinión sobre uno mismo o el propio partido.
De todas formas, ya digo que no he llegado a grandes conclusiones. Hay muchas excepciones. Un saludo
Si, hay muchas excepciones, es verdad. Sólo me parecía interesante reseñar la similitud entre algunas situaciones en las que en aras de la cultura se justifican dispendios excesivos.
Un saludo.
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