jueves, 24 de enero de 2013

Intentando aprender sobre corrupción

Quizá el título no es muy bueno, no es que pretenda escribir como ser un mejor corrupto, sino sobre las raíces últimas de la corrupción y formas para evitarla; sobre la aproximación científica a esta cuestión.

La conclusión es que no hay buenos y malos, todos tenemos un lado bueno (grande) y nuestras pequeñas corruptelillas tolerables, quién no se ha llevado alguna vez un lápiz de la oficina, o de Ikea al menos. Lo que ocurre es que en las condiciones adecuadas el lado malo crece y se hace dominante, llegando a extremos tan inmensos que cuesta relacionarlos con aquel lápiz. Pero es lo mismo, el gran corrupto no es un psicópata, ni tiene una percepción de si mismo como delincuente. ¿Cuales son esas "condiciones adecuadas" tan nocivas? Pues a grandes rasgos el producto de poder por tiempo por impunidad.

Si aceptamos esa idea, vemos que expulsar a algún individuo que se ha pasado de corrupto no resuelve nada, lo que resulta efectivo es cambiar las reglas del juego. Cambiarlas en tres direcciones concretas: (i) limitar las grandes acumulaciones de poder (presidentes de bancos y otras compañías demasiado piramidales), (ii) limitar los tiempos de ejercicio del poder y (iii) dar la máxima transparencia al ejercicio del poder.

Esto que acabo de escribir, es mi síntesis de lo que he ido aprendiendo de Dan Ariely (y su economía basada en comportamientos), y más concretamente del vídeo en el que resume las principales conclusiones de su último libro (que confieso no haber leído aún).  Pongo el vídeo a continuación,




Obviamente son los casos recientes de corrupción política destapados por El Mundo los que me han llevado a esta entrada, y más concretamente una conversación en tuiter con Víctor Dominguez. Y es que es muy escandaloso lo de Bárcenas y los sobres a directivos del PP. También lo es que eso salga para tapar el asunto de Ignacio Gonzalez con el ático de Marbella y demás. Esa lucha sucia entre facciones del PP necesitaba un contrapeso del otro lado, así que se airea (algo torcida, por cierto) la historia de Amy Martín. Vamos, que el juego de dosificación mediática de los casos es espectacular... pero en ese plano no se avanza. Si de verdad queremos ir a la raíz del problema (en vez de limitarnos a usarlo como herramienta de guerras partidistas) habrá que cambiar de plano. Habrá que mirar lo que dice la ciencia sobre la corrupción.

viernes, 18 de enero de 2013

Aprendizaje- Servicio. Presentación en una jornada

El próximo martes día 22 de enero, se organiza en la Universidad Pública de Navarra una jornada sobre Enseñanza- Aprendizaje en la universidad (programa, en pdf). Nos han invitado a presentar la experiencia de proyectos final de carrera para la mejora de la calidad de vida de personas con discapacidad. A continuación dejo la presentación que vamos a poner (y que al subir a Slideshare ha perdido un par de figuras :-/  ):


Por supuesto, toda persona que quiera asistirestá invitada

ACTUALIZACIÓN. Ya está el vídeo de la presentación, que dejo a continuación (yo hablo de la parte técnica, entre los minutos 5 y 14). En UPNA TV están también el resto de presentaciones de la jornada.



Por cierto que esa tarde hubo una charla de @xurxomar que también está en vídeo, AQUI

jueves, 17 de enero de 2013

Cuestión de tamaños... y lo mal que los apreciamos


La capacidad humana de apreciar magnitudes es bastante más limitada de lo que solemos creer. Es fácil diferenciar uno de varios, el lenguaje incluso ha recogido esto dando formas distintas a las palabras para cada unos de esos casos (singular y plural). Es más difícil, pero asequible, diferenciar las unidades de los millares. De hecho, es habitual usar unidades distintas dependiendo del “tipo de tamaños” (del orden de magnitud) que se esté considerando. Si no fuese por el esfuerzo racionalizador ilustrado que llevó al sistema métrico decimal seríamos más conscientes de éste hecho. 

Para volúmenes pequeños onzas, para volúmenes medianos pintas, y para volúmenes grandes galones. Bueno, salvo si son de petróleo que los medimos en barriles o si son de cereal que los medimos en búshels. Por otra parte, que los factores de conversión no sean cómodos no es tan problemático, el profesional que se ocupa de actividades en galones, no necesita de las pintas (salvo la de cerveza al acabar la jornada).

Así que tenemos la capacidad de comparar números compartimentada en zonas del mismo orden de magnitud, y su contrapartida: no tenemos un sentido innato de la comparación de órdenes de magnitud muy diferentes. Un curioso ejemplo es el paso de las pesetas a los euros. Mucha gente de cierta edad (entre los que me encuentro), a estas alturas ya tenemos familiaridad con los precios en euros, siempre que sean precios “pequeños”, del supermercado o del restaurante. Si hablamos de precios “grandes”, de viviendas, por ejemplo, si no los paso a millones de pesetas, no termino de hacerme idea de lo que significan.

Esta dificultad innata de apreciar las magnitudes y sus relaciones de una forma general y sobre rangos grandes de órdenes de magnitud, es una barrera de acceso esencial a muchísimo conocimiento actual imprescindible para entender el mundo en que nos movemos. La incapacidad para apreciar los tiempos geológicos está en la raíz de la incomprensión de la evolución de las especies que manifiestan muchas personas. La dificultad para apreciar las cifras macroeconómicas (de déficits, deudas, reservas y demás) hace que la comprensión de las noticias económicas que (des)animan nuestros telediarios sea prácticamente nula para la mayoría. La dificultad para apreciar las magnitudes energéticas (producción de un panel solar, de una central nuclear, consumo de un hogar o de una ciudad) sugiere escenarios que en realidad no son posibles. Y podríamos buscar muchos más ejemplos de cuestiones que nos resultan importantes, pero en cuyo conocimiento estamos muy limitados por la dificultad de comprender sus cifras de referencia.

Son muy interesantes los esfuerzos de divulgación en este sentido, la búsqueda de analogías que nos permitan interiorizar las grandes cifras de un problema. Un ejemplo famoso es el calendario cósmico de Carl Sagan. Otros ejemplos que me vienen rápido a la cabeza son: Carlos Chordá y el tamaño de la órbita de la luna, Carlos Chordá y el tamaño del átomo y el núcleoVeritasium how far is the moon, ...

Con la intención de ir aportando algo en esta dirección, con esta entrada nace una nueva categoría de este blog (y de su gemelo específico del ramo) llamada (a)numerismo en la que intentaré recoger información sobre valores de distintos temas y su contextualización.

La figura está tomada de aquí, dónde se utilizan las matrioskas para ejemplificar tamaños... solo que los de las muñecas varían linealmente queriendo ejemplificar con ello una variación exponencial (cada una debería ser mil veces la anterior)... en fin

lunes, 14 de enero de 2013

El "espíritu emprendedor" y el modelo educativo

Hace años oí la frase "tu no tienes futuro, solo tienes porvenir". Hasta ese momento siempre había pensado que eran términos sinónimos. Quizá técnicamente lo sean, pero lo que se quería decir es que la persona a quien iba dirigida la frase era muy pasiva, dócil, conformista. Era una persona que no tomaba las riendas de su vida con energía y que, por tanto, no dirigía el tiempo futuro, sino que simplemente lo veía venir. Para referirse a las personas que si tienen futuro hoy se ha puesto de moda el término "espíritu emprendedor". Sin duda el concepto, la capacidad de actuar crítica y enérgicamente sobre el propio destino es algo magnífico. Otra cosa es el carácter de moda, cuyo seguimiento exige en muchos casos falta de sentido crítico... justo ausencia de espíritu emprendedor.

La moda del espíritu emprendedor alcanza también al sistema educativo, y lo malo es que lo alcanza como moda, no como una tendencia sólida, comprendida y compartida. Desarrollar la crítica y la propia iniciativa (elementos clave de ese espíritu) requiere de forma inexcusable la acción. Hay que planear, hacer y evaluar. No hay iniciativa sin acción. Y no hay acción sin error, también es necesario equivocarse. Sin embargo el sistema educativo que disfrutamos, especialmente en secundaria y universidad, es fundamentalmente pasivo e intolerante con el error. Horas y horas escuchando, horas y horas estudiando con el examen como única acción que se espera del estudiante. Y se espera que no haya equivocaciones. Los errores se marcan en rojo y se hace escarnio de ellos a menudo.

El espíritu emprendedor en el sistema educativo se fomentaría animando a los estudiantes a hacer cosas, a que imaginen y lleven a cabo. Se fomenta con una actitud positiva ante el error, considerándolo como una oportunidad de aprender y contemplándolo en contexto, junto con todas las cosas buenas que seguro que lo acompañan. Uno de los muchos ejemplos que podemos encontrar es hablar en público. Una persona "con espíritu emprendedor", con iniciativa y seguridad en si misma, no teme exponer sus ideas ante sus compañeros. Sin embargo los estudiantes que llegan hoy a últimos años de carrera en general temen horriblemente hablar en público. No han recibido enseñanza formal para hacerlo, pero tampoco han tenido apenas ocasiones. Sólo han recibido como estímulo para hablar en público la frase "¿alguna duda?" tras una hora de discurso del profesor. Y si tenías una duda y no era una duda inteligente y expresada con concisión y oportunidad (a ojos del profesor) es probable que en vez de una respuesta generase una burla.

Sería necesario un cambio bastante profundo del sistema... mejor dicho, del modelo educativo, a todos los niveles, para conseguir un auténtico fomento del espíritu emprendedor. La verdad es que no creo que disposiciones normativas como la de la figura (a la que llegué por un tuit de Antonio Cabanillas), vayan a conseguirlo. Los "espíritus" no se crean por real decreto.

lunes, 7 de enero de 2013

I+D de género

Acabando estos días de fiesta en casa (en Pamplona), descubro que está mucho más sucia que en situaciones equivalentes el año pasado, en la casa de Atlanta. En concreto aquí se deposita mucho más polvo que allí.

A partir de esa observación anecdótica me apetecería iniciar un proyecto de investigación científica (deformación profesional(1), supongo). Hay múltiples diferencias entre ambas casas, aquella era más grande, tenía menos muebles y trastos y, sobre todo, tenía calefacción por circulación de aire, como es habitual en EEUU. Esta tiene más estanterías con cositas y está calefactada a través de radiadores, que mueven el aire dentro de las habitaciones pero no lo sacan a un circuito externo. Casi con certeza los circuitos de calefacción por aire llevan filtros. Quizá ahí está  ese polvo extra que aquí hay que retirar con sobredosis de plumero. En fin, hay que volver al día a día, y yo no me dedico a este tipo de investigaciones. La duda que me queda es ¿alguien se dedica a ellas?

Se dice que los pañales empezaron a incorporar tecnología en el momento en el que los padres comenzaron a cambiarlos. La idea es que mientras era una cosa de mujeres nadie se preocupó por que fueran nada más que un trapo. Ahora son unas piezas de altísima tecnología, lo que redunda en beneficio del culo de los bebés y de la disminución de esfuerzo del trabajo de los padres. Sin duda que en las dos últimas décadas hay departamentos de I+D estudiando pañales (y no porque salgan personajes con bata blanca en anuncios de TV). También se han desarrollado en los últimos años unas aspiradoras robóticas que circulan solas por la casa aspirando las porquerías que se encuentran. No sé si este desarrollo también se le achaca a la incorporación de los hombres a la tarea de pasar la aspiradora. En cualquier caso, sin duda ninguna que las decisiones de I+D tienen una componente "de género" (2) considerable.

Estaría bien que existiera un instituto de investigación de la porquería doméstica, y se ocupara no sólo de su eliminación mejorando detergentes y escobas (que eso seguro que lo hacen ya los fabricantes), sino de su prevención. Materiales de construcción autolimpiables, diseños de calefacciones que ayuden a quitar el polvo por la propia circulación del aire, sistemas de ventilación que eviten la entrada de polvo del exterior, etc. Quizá existen centros de estas características, pero si no, habría que crearlos.

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(1) En realidad no es "deformación" sino formación, pero la frase hecha es así.

(2) Ya se que formalmente (DRAE en mano) "género" tienen las palabras mientras que las personas tienen "sexo". Pero la evolución de las consideraciones sobre la sexualidad ha ido más deprisa, y el uso ha hecho que se utilice de forma muy extendida "género" para referirse a la autoconsideración de la orientación sexual, independientemente del "sexo" biológico del individuo. Un jardín complejo, ajeno a esta entrada, del que sólo quería dejar constancia brevemente.

La foto está tomada de aquí