martes, 31 de agosto de 2010

La muletilla del fallo informático

Leo hoy un titular que era mi pesadilla en la época en que tenía responsabilidades sobre ese tema. Sin embargo, cuando se lee en detalle la noticia resulta que el titular no se corresponde con lo sucedido, y creo que ese desajuste merece un comentario.

Parece que por exceso de tráfico (demasiadas personas intentando acceder a la vez a la aplicación de matrícula) "algunos estudiantes" tuvieron problemas para formalizar su matrícula. Este hecho se convierte en un "fallo informático". No lo entiendo. Si en una carretera hay atascos por exceso de tráfico (y "algunos conductores" tienen dificultades para completar su viaje) ¿titularíamos "fallo viario"? Y si en la oficina de hacienda se forman colas por exceso de asistencia y algunos contribuyentes tienen dificultades para formalizar su declaración ¿titularíamos "fallo administrativo"?

Quizá hubo fallos de previsión (de la capacidad de cálculo necesaria), o de organización (por no estructurar la afluencia dando hora por ejemplo), pero no parece que haya habido ningún fallo informático en el suceso que se relata. Sin embargo se le atribuye el problema a un fallo, una avería, en la infraestructura del proceso, en la informática.

Este error es muy común. De hecho "la informática" es un la excusa perfecta en la que descargar multitud de fallos humanos individuales, problemas de organización y faltas de previsión. Por un lado parece que todo el mundo lo entiende, y por otro no hay sindicatos ni otros valedores de "la informática" que se quejen de ese maltrato injustificado. Aunque parezca una tontería, el asunto tiene más recorrido del que parece.

Hace 15 años las matrículas se hacían a mano, en un a ventanilla y los estudiantes (o sus padres en muchos casos) pasaban una mañana por lo menos haciendo cola. Hace 25 años en la Seguridad Social se perdía también fácilmente una mañana entera para ser atendido. Hoy en día esas esperas serían intolerables. Los procesos han mejorado una barbaridad, y en gran medida se ha debido a la automatización, a la incorporación de "la informática". Pero este proceso en realidad no ha hecho más que empezar, estamos en medio de una revolución producida por las tecnologías de la información y las comunicaciones. En la adaptación a esa nueva sociedad de la información o como se le quiera llamar, confundir un proceso con la infraestructura que lo soporta es un error importante.

Por otro lado, me gustaría saber a cuántos estudiantes afectó el problema y si el problema que tuvieron fue serio, porque no sería la primera vez que lo que nos encontramos es una nula tolerancia a la frustración (que comentábamos hace unos días), y la consiguiente magnificación de pequeños inconvenientes. Pero esa no es la cuestión que me interesaba ahora.

domingo, 29 de agosto de 2010

Sociedad General de Monjes Copistas de Europa

Tengo un tío historiador, y un día de este verano le acompañé al archivo al que tiene por costumbre ir a diario. Mientras él revisaba los documentos que metódicamente se había preparado me dediqué a escudriñar rincones. En una esquina encontré un cartapacio que me llamó la atención, llevaba inscrito "SGMCE". Me llevó un par de horas leer los distintos papeles que allí había, pero al final conseguí hacerme una idea de lo que trataba el asunto; paso pues a resumirlo.

En 1470 hubo un importante revuelo protagonizado por los monjes copistas. Hasta entonces los libros eran difundidos a través de las copias manuscritas de monjes y frailes dedicados exclusivamente al rezo y a la réplica de ejemplares por encargo del propio clero o de reyes y nobles. Así, cuando se difundió la noticia de que un herrero alemán había empezado a fabricar biblias en serie se generó una gran preocupación. Algunos monjes consideraban que eso sólo podía ser un invento del diablo, y que su generalización acabaría definitivamente con los libros. A fin de cuentas durante una buena porción de siglos los libros eran objetos de calidad hechos a mano, y los autores los escribían sabiendo que iban a ser leídos por un número muy limitado de personas verdaderamente cultas, con capacidad económica para encargar copias y verdadero interés en su trabajo. ¿A quién le iba a interesar escribir textos que se produjeran automáticamente? Esos libros estarían al alcance de centenares, quizá miles de personas, muchos incapaces de comprenderlos. Sin duda los autores se ruborizarían ante tal posibilidad y su producción menguaría, quizá despareciendo. Por otro lado ¿para qué podría querer libros tanta gente? Si en muchos casos ni siquiera los monjes que transcribían los libros eran capaces de leerlos, mucho menos la plebe.

Los monjes reactivaron una asociación que existía desde tiempo atrás. Conocida vulgarmente como societate generalis, su nombre completo se traduciría hoy como Sociedad General de Monjes Copistas de Europa. Escribieron cartas a reyes y nobles, aunque centraron su capacidad de presión especialmente en el Papa de Roma, en quien encontraron una muy buena acogida. Aunque todos los documentos públicos hacían referencia a la difusión de la auténtica cultura y al bien de la sociedad en general, hay algunas cartas que traslucen el interés del Papa en que no se extendiese la capacidad de fabricar libros con la intención de poder controlar su difusión, así como el interés de los monjes en mantener su ocupación, su empleo.

El último documento del cartapacio estaba muy dañado y era apenas legible. Era una carta, probablemente del Papa dirigida a un tal Baptistus (presumiblemente un alto cargo de la SGMCE) en la que se habla de la próxima aprobación de una encíclica con la que pretendían impedir la proliferación de esas máquinas infernales. La encíclica comienza con la expresión sine deus (abreviadamente "sinde") y lamentablemente no se puede leer el texto. Tampoco sabemos como acabó la historia en los siguientes años. Si que sabemos como concluye la historia a siglos vista.
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PS. Por si alguien lo dudaba, esta historia es pura ficción, y cualquier coincidencia con la realidad es pura coincidencia. Sólo es verdad que tengo un tío historiador, pero ni siquiera le he acompañado nunca al archivo. Por cierto, la imagen es una adaptación de una encontrada aquí.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Bajadas sobre bajadas de sueldo

Introducción
Al llegar a finales de agosto nos llegará la nómina recortada en un 5% respecto de la de junio. En julio no se apreció el recorte porque estaba superpuesto a la paga extra. La última paga extra significativa, porque la próxima será ridícula (en las dos extras se reduce otro 5% el sueldo anual, no recuerdo ahora el dato, pero disminuyen en un 80% o algo así).

Datos
Si miramos con un poco de perspectiva histórica, llueve sobre mojado. El poder adquisitivo de los funcionarios se ha reducido en más de 1/3 desde 1981. Con lo que entonces te comprabas cuatro (helados, libros o lo que sea) hoy no llegas a tres; bueno, eso ayer, porque hoy hay que añadirle un 10% extra. Los datos para la anterior afirmación están tomados de aquí, un sindicato que se ha molestado en recopilar datos públicos (tanto el IPC como los sueldos). El IPC no es el mismo para todo, hay cosas que suben mucho más que otras, por ejemplo el tabaco ha subido mucho más que otros productos (ver aquí), pero el valor medio es un buen indicador.

Discusión
Hay quien considera (y no miro a nadie) que estos cálculos no son adecuados porque no se tienen en cuenta los trienios, quinquenios, sexenios u otros complementos que por méritos o antigüedad se van acumulando con el tiempo. Eso es verdad, pero es que no se trata de eso. Un titular de universidad (si existiera ese cuerpo entonces) que en 1981 comenzara su trabajo ganaría un tercio más que el que uno que tome posesión hoy. Luego ambos verán incrementadas sus retribuciones en función de su "carrera profesional" (complementos e incentivos que se acumulan con el tiempo). Pero la diferencia inicial es clara, y es lo que se calcula en los datos presentados.

Parece claro que la función pública es económicamente mucho menos rentable en esta escala de décadas. A pesar de ello, la estabilidad en el empleo que acarrea la función pública tiende a considerarse una contrapartida más que suficiente para esa pérdida de rentabilidad. No es pues aventurado extrapolar que el empleo fuera de la función pública ha perdido estabilidad (se ha precarizado) en esta escala de décadas de una forma también muy notoria.

Sociológicamente esta pérdida de poder adquisitivo tan significativa supone que una familia que a finales de los setenta podía vivir razonablemente con un sueldo, ahora necesita dos. En realidad necesita 1,4 sueldos para mantener el mismo nivel de vida, pero como el empleo a tiempo parcial es una opción muy poco explotada en nuestro entorno se redondea a 2. Así las familias viven mejor que en los 70 solo que viven un poco mejor a costa de un esfuerzo mucho mayor.

Conclusión
Como esa tendencia histórica no es suficiente, le aplicamos un 10% extra ahora (por un gobierno autodenominado socialista, por cierto). Visto en esa escala de décadas lo de las subprime y demás pseudoexplicaciones no deja de ser anecdótico. Lo importante es que se acelera la tendencia. Otra vuelta de tuerca. La conclusión operativa de algunos es hacer una huelga, pero esa solución vintage solo sirve para cabrear a los que están peor (que no son pocos). Los auténticos responsables y beneficiarios de esta situación resultan transparentes a esas medidas. La conclusión final, por ahora, creo que pasa por aguantarse el cabreo y seguir yendo a trabajar. Pero convendría no olvidar.

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Los datos utilizados aquí me los pasó una autoridad académica, digamos un Decano, por ejemplo, que prefiere permanecer en el anonimato.

lunes, 23 de agosto de 2010

Cuantificación del efecto de las fundas para latas

Hace un año comentaba sobre la efectividad de los abrigos de neopreno que se fabrican para las latas de bebida. Yo atribuía el efecto principalmente a la evitación de la condensación, mientras que @rkinkaid me decía que quizá otras formas de transmisión del calor también influirían. Este año me llevé medidores de temperatura (no termopares, sino termorresistencias) con la intención de comprobarlo. Luego la pereza hizo que sólo realizara el primer experimento, la comparativa de cómo se calienta la lata con y sin el neopreno. En la figura puede verse el sistema experimental y la gráfica con los resultados. Al aire húmedo y a 38 grados, la lata se pone a temperatura ambiente en una hora, mientras que con el neopreno en ese tiempo aún está a 30 grados, temperatura que alcanzaba la lata desnuda en 20 minutos. El efecto es muy significativo, en esas condiciones resultan muy útiles.

Tendría que repetir el experimento en un ambiente seco, para ver el efecto de la transmisión de calor sin la contribución de la condensación, pero da una pereza tremenda ponerse a tomar datos a mano a 38 grados. Además la funda de neopreno se quedó en Valencia... Continuaremos el año que viene.

miércoles, 18 de agosto de 2010

¿Clausuramos demasiado poco?

Esta mañana comentaba con una amiga sobre lo poco apetecible que resulta asistir al acto de inaguración oficial del curso. Ahora me encuentro en el periódico un acto de clausura de una actividad que también nuestra universidad realizó, y que concluyo sin festejo formal de clausura.

Por un lado echo de menos que también nuestros estudiantes se pongan algún día la corbata y la faldita y salgan en el periódico local, pero por otro me salen sarpullidos de pensar en que tenga que acompañarles yo. Algo no tengo claro en este asunto.

Parece que celebrar es bueno: ceremonias de paso, aunque sea un pasito de un máster de un año; momentos de reunión distendida y reflexión sobre lo hecho. Lo que quizá me resulta incómodo es la formalidad, el disfraz, la ritualización excesiva de esas celebraciones... No se, me reafirmo en mi duda respecto de estos festejos académicos.

lunes, 16 de agosto de 2010

Cambio de tendencia

El número de estudiantes que ingresan en la universidad es un dato muy importante. De alguna forma mide la intensidad de su función social en lo que a docencia concierne, y que es la fundamentalmente percibida por el entorno, porque eso de la investigación es todavía (y tristemente) socialmente muy opaco.

El asunto del número de estudiantes de la UPNA y la publicación del dato es uno de los clásicos de este blog (ver 1, 2, 3, 4, 5), y encontrarme con el titular adjunto me ha llamado la atención y he intentado profundizar un poco. Para ello he elaborado la gráfica que se incluye en la figura junto al recorte. Los datos originales son del INE (concretamente de aquí), y proceden del padrón de 2004. A partir de ellos se elabora la pirámide de población para navarra en ese año. La barra de 18 años nos dice cuantos navarros tenían 18 años en 2004, la de 19 cuantos tenían 19 años en 2004 y por tanto 18 en 2003 (salvo ajustes de defunciones e inmigración que despreciamos en este análisis). Continuando el proceso podemos confeccionar la tabla de datos de cuantos navarros tenían 18 años en cada año natura. Lo de fijarse en los 18 años es porque esa es la edad a la que se entra en la universidad.

La tendencia global en los últimos años era que el porcentaje de jóvenes de 18 años que ingresaban en la universidad era muy parecido de un año a otro, por tanto el número de estudiantes seguía de forma muy próxima la curva demográfica antes expuesta. Sin embargo parece que este año nos encontramos con un cambio de tendencia significativo. Antes de tomarse este análisis muy en serio habría que ver los datos definitivos de matriculación, no vaya a haber sorpresas en los últimos momentos, pero supongamos que no hay variaciones respecto de lo que dice la noticia.

El cambio de tendencia consistiría en un aumento apreciable del porcentaje de jóvenes que decide ingresar en la universidad, en este caso en la UPNA. ¿Hay alguna razón para ese cambio de tendencia? Al menos dos. Por un lado la crisis económica y su influencia en el empleo; hoy un joven sin titulación universitaria ni experiencia tiene una empleabilidad bajisima, muy diferente de la de 3 o 4 años atrás (ver el efecto del desempleo en función de los estudios). Por otro lado, el EEES se implanta este año con carácter general, y el título de grado está "solo" a 4 años vista y "más fáciles" (versión resumida de más basados en el trabajo continuo y menos en exámenes).

Habrá que estar atentos a los datos y asegurarse de que existe ese cambio de tendencia.

domingo, 15 de agosto de 2010

Hacia dónde van esas olas

Un par de días antes de que un hombre fuera alcanzado por un rayo, también se aproximaba una tormenta, aunque pasó más lejos. Un rato antes paseaba con mi hijo de 12 años por la orilla de la desembocadura de la Albufera que sirve de puerto. Me dijo que entraba agua del mar en el puerto.

Ese comentario era una conclusión errónea de lo que observaba: unas pequeñas olas (las que comban el reflejo del edificio en la foto) se desplazaban claramente aguas arriba. Sin embargo buscamos un pescador y vimos como el agua arrastraba la boya del sedal hacia la desembocadura, como tiene que ser, ya que los ríos desembocan en el mar y no al revés. La confusión se debió a presuponer que las olas van en la dirección del caudal, pero esto no es cierto en absoluto. De hecho no hace falta caudal para que haya olas, las que baten la playa son un ejemplo, el mar no tiene un desplazamiento neto. Más claramente aún lo vemos si tiramos una piedra a un río; las ondas se esparcen en todas las direcciones: aguas arriba, aguas abajo y lateralmente. Este "experimento" nos servía justo el año pasado para comentar sobre el efecto Doppler.

Aunque en determinadas ocasiones la situación pueda confundir, incluso sorprender, la dirección de una onda y el desplazamiento del medio que la sostiene son movimientos totalmente independientes.