En enero de 2007 se publicó un estudio que tuvo bastante repercusión mediática (Daily Mail, The Standard, etc.). Es un trabajo de más de 100 folios (ver aquí, se baja el pdf) que explora la relación entre el entorno natural y la salud mental, redactado por un especialista de una sociedad naturalista británica (Dr. William Bird de la Royal Society for the protection of Birds, valga la redundancia 😉). William Bird tiene muchas publicaciones entorno a este tema como se puede comprobar en su perfil de Google Scholar.
El tema que resaltaban los medios es la reducción que en 4 generaciones ha sufrido el área en la que un niño puede moverse libremente. Aunque en el informe hay estadísticas, se ilustraba con los datos particulares de una familia de Shefield:
Bisabuelo (8 años en 1919) - andaba 10 Km (6 mill) para ir a pescar
Abuelo (8 años en 1950) - 1,5 Km (1 mill) para jugar en el bosque
Madre (8 años en 1979) - 800m (0,5 mill) para ir a la piscina
Nieto (8 años en 2007) - 250m en su calle
En 2007 se apreciaba ya un aumento de los problema de salud mental en la infancia, especialmente el TDA y TDAH. Sin embargo los teléfonos móviles aún no eran relevantes, no eran "inteligentes" (justo ese año se lanzó el iphone) y no estaban al alcance de los niños.
En esas mismas 4 generaciones muchas cosas han cambiado drásticamente, no sólo la deambulación infantil y su contacto con la naturaleza. La población se ha vuelto urbana. En tiempos del bisabuelo el 10% de la población mundial vivía en ciudades, en tiempos del nieto (2007) más del 50%, En América pasa del 80% (ver mapa). La intergeneracionalidad ha disminuido, suelo hacer la broma de que Chanquete (el personaje de Verano Azul) hoy sería detenido por pederastia. Quizá sea un exceso, pero es muy difícil imaginar hoy día un grupo de niños de varias edades saliendo solos en una ciudad de veraneo y haciéndose amigos de adultos que no son conocidos de los padres. En tiempos del bisabuelo la tasa de fecundidad rondaba los 4 hijos por mujer, mientras que en tiempos del nieto no alcanza 1,5. Este puñado de datos ya cuenta una historia. Cuadrillas de niños de pueblo en un ambiente de libertad y naturaleza (y pobreza, falta de alimento y de expectativas, no vale “romantizar”) a comienzos del siglo pasado frente a niños en entornos urbanos, con poco contacto libre con otros niños (o adultos que no sea muy cercanos).
Ahí no se acaba la cosa, claro. La esperanza de vida al nacer de esos niños ha crecido brutalmente en ese tiempo: de menos de 50 años a más de 80 en las 4 generaciones. También el acceso a educación, sanidad, alimentación… Así como a juguetes, libros, televisión y, como no, entornos digitales. Cambios drásticos en multitud de parámetros, cambios que ocurren a la vez y cuyas causalidades están entremezcladas, sólo podemos ver claramente (y ni siquiera) las correlaciones. Una de ellas, la que nos preocupa, el aumento de problemas de salud mental. Una aumento claro que ocurre en todas las franjas de edad, no sólo en la infancia.
El trabajo del Dr. Bird en 2007 exploraba la relación entre la salud mental y el acceso a entornos naturales, y resulta muy convincente. Seguramente es parte de la historia, pero casi seguro que no es toda. La histeria antimóviles infantiles seguro que tiene detrás razones sólidas, pero casi seguro que tampoco es toda la historia.
En 4 generaciones el mundo ha cambiado de forma drástica, la infancia y todo lo demás. El bisabuelo tenía una vida mucho más parecida a la de un romano del siglo primero que a la de su bisnieto. De vez en cuando hay que pararse a revisar la amplitud de ese cambio, con todo lo inmensamente bueno que tiene y todas las costuras que nos ha reventado y nos sigue rompiendo. Un cambio que además de ser brutal en su amplitud lo es en complejidad. Algo que recordar ante todos los profetas de soluciones simples.
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De la historia inicial supe por Manuel Aguilar (por un bluit) y parte la conté en Cope Navarra el 14 de mayo de 2025, aunque creo que no hay grabación.