sábado, 30 de agosto de 2014

Sobre excesos de universidades o titulaciones

Charlando esta mañana con unos compañeros surgía el tema de si en España tenemos demasiadas Universidades. En mi opinión no hay demasiadas universidades, pero si demasiadas titulaciones, intentaré argumentarlo brevemente.

Es relativamente fácil buscar en la Wikipedia (en inglés) el número de universidades de un país así como su población;  con una simple división nos podemos hacer una idea de los promedios a gran escala. España tiene una universidad por cada medio millón de habitantes (un poco más), en la misma linea que Francia, la mitad que Alemania y diez veces más que Estados Unidos. Para afinar más hay que entrar en detalles sobre tipos de universidades, y cada sistema tiene sus peculiaridades, pero lo que está claro es que no estamos en valores muy atípicos. Otra forma de verlo, en esas 78 universidades españolas hay matriculados cerca de 1,5 millones de estudiantes, o sea que en promedio cada universidad toca a 20.000 estudiantes, tampoco parece que así se justifique el mito de las demasiadas universidades.

Aparte de la mera consideración cuantitativa, si se visitan las universidades (al menos sus campus principales) se puede comprobar que todas tienen una ocupación y una actividad altas. Prestan un buen servicio a su entorno. Alguno de los campus satélite menores si que puede tener una exitencia algo mas mortecina, pero eso no viene al caso ahora.

En cuanto a las titulaciones, el primer dato que encontramos es que hay unas 5.500 titulaciones acreditadas repartidas por esas 78 universidades. Antes de la última gran reforma unversitaria existía un catálogo oficial de titulaciones con validez en todo el estado que contaba con unos 200 títulos. Entonces se estudiara Derecho en una universidad u otra, se cursaba la misma titulación. Eso ya no es así, cada universidad hace sus titulaciones sin tener que ajustarse a ningún patrón (1) y las manda a "acreditar" (2), pudiendo impartirlas con la autorización de la comunidad autónoma correspondiente. Es por eso que no hay dos titulaciones iguales y, entre todas suman aproximadamente 5.500 titulaciones (2.700 grados y 2.800 másteres). Dada la similitud entre ambos datos, podemos suponer que hay unas 2.700 carreras "como las de antes" (i.e. de 5 años) ahora divididas en un grado de 4 años y un máster de 1. Dividiendo la población universitaria por el número de titulaciones equivalentes (las 2700 de 5 años que hemos inventado), salen 550 estudiantes por titulación, que repartidos entre los 5 años darían un grupo promedio de 110 estudiantes por titulación y año. Un grupo de 110 estudiantes es perfectamente razonable, pero la distribución real dista mucho de la media y en realidad hay muchas titulaciones con unos números escandalosamente bajos. El 18% de las titulaciones cuentan con menos de 20 estudiantes de nuevo ingreso al año (pg 112 de este libro).

Para corregir ese alejamiento de la media que suponen las titulaciones con escasísima demanda (que son un problema antiguo), pero manteniendo el servicio social que supone proporcionar a los ciudadanos del entorno de cada universidad una oferta amplia, se puso en marcha una idea hace algo más de una década en el G9. La idea era mantener titulaciones compartidas entre varias universidades, de forma que la parte ofrecida en cada universidad es presencial para sus estudiantes y virtual para los de las demás. Con la idea de corroborar la viabilidad tecnológica y organizativa de esa idea se puso en marcha el Campus Virtual Compartido del grupo, en el que se impartían asignaturas oficiales (de libre configuración) totalmente virtuales a grupos de estudiantes en diferentes universidades. Se intentó que el experimento fuera realista, con exámenes presenciales en todos los campus a la vez, revisiones de examen cumpliendo las normativas de las asignaturas presenciales, etc. El experimento fue un éxito, pero no ha habido voluntad política, capacidad de negociación o presiones externas suficientes para mover a Rectores y Consejeros por ese camino, quizá si los recortes continúan nos vemos en esas a no mucho tardar. 


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(1) Salvo a duraciones. Por otro lado hay un pequeño grupo de titulaciones reguladas (medicina, ingenierías, ...) que siguen funcionando como antiguamente.
(2) Comentar sobre ese proceso está fuera del alcance ahora, pero habrá que volver a ello pronto.


martes, 19 de agosto de 2014

Algunas cuestiones sobre suicidios

En el mundo, cada año, unos 15 millones de personas intentan suicidarse y casi un millón lo consigue. Mueren más personas por esta causa que por homicidios y guerras juntos (1). Bueno, el mundo es muy grande, eso será en lugares geográfica o culturalmente remotos... En España mueren 3.500 personas al año suicidándose, bastante más del doble que en accidentes de tráfico (2). Vaya, va a ser que no, que de verdad hay algo importante ahí.

Lo primero que llama la atención al acercarse a tan escabroso tema es enorme discrepancia entre su importancia real y su presencia pública: no se habla de ello en medios de comunicación, en tertulias, en casa... Con la cantidad de tiempo que pasamos escuchando y hablando sobre guerras, homicidios, violencia de género o accidentes de tráfico, algo que es cuantitativamente (al menos) mucho más significativo no aparece en la conversación jamás.

Lo segundo que llama la atención es la falta de conocimiento fiable sobre la cuestión. Hay una idea muy extendida, conocida como efecto Werther, que considera que los suicidios son contagiosos y que por tanto no hay que informar sobre ellos para evitar otros casos. La veracidad de dicho efecto es sujeto de considerable controversia; si bien parece sensato y hay muchos casos individuales reportados de personas que se han suicidado emulando a otras, los datos epidemiológicos no sustentan el efecto, la cantidad total de personas que se suicida no se ve afectada por la publicidad de casos de famosos o por su silencio. Tampoco esta libre de polémica la cuestión sobre si otros animales cometen suicidio o no (5). El aumento de las tasas de suicidio con la crisis también es controvertido, si bien hay casos personales bien documentados en los que la correlación es indudable, epidemiológicamente nada, no ha habido un aumento de suicidios en el período de la crisis, al menos en España (6). Si cosas tan básicas son objeto de polémica, ¿qué es lo que realmente se sabe sobre el suicidio?

Hay recopilaciones de datos, claro , y en ellas se puede ver la distribución por paises (7), por género, por comunidades autónomas o municipios en España (8). Pero aún así la cosa es complicada, y para muestra podemos ver que la tasa que da la OMS para España, y la de la OCDE no coinciden. Claro que el primero da un dato de 2008 y el segundo de 2012, y en ese tiempo la tasa ha caído de 9,7 a 7,6 (muertes al año por cada 100.000 habitantes). Pero dificultad va más allá, no es solo cuestión de comparar datos del mismo momento temporal. En última instancia cada uno de estos datos se obtiene sumando caso a caso la causa de la muerte de una persona concreta. Ahí, el juez, el médico o quien sea que ha de hacer el papeleo correspondiente ha de asignar una causa de muerte. Luego, para que se puedan sumar esas causas de muerte, han de estar categorizadas de una forma concreta. En el estudio ya citado (8) se utiliza la novena Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-9) para el período 1984-98 y la CIE-10 para los años 1999-2004. Asignar con detalle y precisión casos reales a categorías de este tipo no es evidente, y los criterios de distintas personas en distintos momentos y lugares no tiene porqué ser el mismo. Hay ejemplos bien documentados en los que se ha comprobado que una inflexión en una serie temporal de ritmo de suicidios se debió a cambios en las directrices sobre la realización de informes de defunciones por la policía (9).

Hay datos muy sólidos sobre la correlación entre suicidios y desordenes psiquiátricos (el 90% de los casos estaban diagnosticados de alguno) y sobre los principales factores de riesgo, como la depresión y el abuso del alcohol (1). Los autores de este trabajo (1) se quejan de que la tendencia suicida no se considera como una enfermedad en si misma, sino que se ve más bien como una complicación clínica de otras (como la depresión). Por eso no está considerada en el "catálogo oficial" de enfermedades psiquiátricas (DSM-5), y por eso hay mucha más investigación en lo que si se consideran enfermedades (esquizofrenia, por ejemplo) que en el suicidio, en si mismo. 

En el ámbito de la investigación, no es considerado una enfermedad y se investiga poco en ello. En el ámbito periodístico es estrictamente un tabú, recogido como tal en múltiples manuales de estilo (10), derivado del efecto Werther. Y en el entorno privado, personal, familiar, da mal rollo hablar de ello. Y así continúa siendo un problema oculto, para el que no se destinan fondos de investigación (2), del que nade se sabe, del que no se habla. De vez en cuando se toman medidas, como códigos éticos sobre la no publicación de informaciones sobre suicidios o la incorporación de dificultades en los lugares típicos de suicidio (barreras en puentes, etc.) y resultan aparentemente efectivas, ya que disminuye el número de suicidios en esos lugares o atribuibles a esas causas. Pero no disminuye el número global, es como si quien ha de hacerlo lo vaya a hacer, aunque sea en otro lugar y de otra forma. Desplazar el problema puede tranquilizar a alguien (al periodista o al alcalde del municipio del puente), pero el problema real continua inalterado. 

Referencias
(1) Datos de la OMS citados en: Mental health: A road map for suicide research and prevention (http://www.nature.com/news/mental-health-a-road-map-for-suicide-research-and-prevention-1.15245)
(2) Datos tomados del artículo de Materia ( http://esmateria.com/2014/05/28/la-gran-epidemia-olvidada/ ) procedentes del informe ( http://www.fbbva.es/TLFU/microsites/atlasmortalidad/index.html )
(3) Suicidio por imitación ( http://en.wikipedia.org/wiki/Copycat_suicide )
(4) The Werther effecto: leyend or reality ( http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18082110 )
(5) Animal Suicide ( http://en.wikipedia.org/wiki/Animal_suicide ), Do animals comit suicide? (http://animals.howstuffworks.com/animal-facts/animals-commit-suicide.htm )
(6) Sobre esto trata este artículo de Materia ( http://esmateria.com/2014/02/19/los-enigmaticos-puntos-negros-de-suicidios-en-espana/ ) y tanto ahí como en los datos que muestra el informe del BBVA (http://www.fbbva.es/TLFU/microsites/atlasmortalidad/index.html ) queda claro que no hay aumento del global de suicidios en España coincidiendo con la crisis (ni por género ni por grupo de edad). En cambio en este trabajo de Nature (http://www.nature.com/news/mental-health-a-road-map-for-suicide-research-and-prevention-1.15245) lo dan por probado, al menos en algún país.
(7) Datos de la OMS ( http://en.wikipedia.org/wiki/List_of_countries_by_suicide_rate ), de la OCDE ( http://en.wikipedia.org/wiki/List_of_OECD_countries_by_suicide_rate ). Sobre relación con otros factores, la entrada de la Wikipedia sobre epidemiología del suicidio está muy bien: http://en.wikipedia.org/wiki/Epidemiology_of_suicide
(8) Muchísimo detalle en el informe del BBVA que ya hemos citado: http://www.fbbva.es/TLFU/microsites/atlasmortalidad/index.html 
(9) En concreto en un capítulo del libro  "Dirving Forces in Physical, Biological and Socio-economic Phenomena" de Bertrand M. Roehner, que citaba aquí (http://joaquinsevilla.blogspot.com.es/2010/01/ingresos-de-cine.html ), sobre el efecto Werther (que el autor considera no probado en absoluto).
(10) Por ejemplo: "Media guidelines on the reporting of suicide",  http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16913330

La foto, tomada de aquí: http://www.economist.com/blogs/graphicdetail/2013/02/daily-chart-7?fsrc=scn/tw_ec/danger_of_death_  Un interesante artículo (aunque solo fuera por la gráfica) sobre causas de muerte en EEUU, es complementario al informe BBVA para España que se ha comentado antes.

lunes, 18 de agosto de 2014

Ese tenebroso glitch en Matrix

No se le puede preguntar a un suicida lo que le llevó a terminar con su vida, al menos a un suicida exitoso. Al menos exitoso en su suicidio, por que lo más probable es que fuera una persona poco exitosa en general. O al menos es el estereotipo que solemos creer los que nos quedamos  viendo a los suicidas desde el otro lado, aunque en realidad muchos suicidas eran famosos, ricos y cumplían todos los cánones del éxito. Al menos del éxito social, cara a la galería, probablemente ellos no se sentían exitosos íntimamente. Cualquiera sabe.

Pudiera ser que haya un parásito que segregue una toxina que secuestre el buen funcionamiento del cerebro y, además de otros posibles problemas, obligue a las personas infectadas a suicidarse. Está documentado que estas cosas ocurren en grillos, hormigas y ratones. Pudiera ser que el suicidio fuera una suerte de apoptosis social que, mediada por algún marcador químico segregado por el entorno, induciría irremediablemente a la persona a su autodestrucción más o menos ordenada.

Neo, el protagonista de Matrix alcanza un nivel superior cuando es capaz de percibir a la vez una realidad, los agentes que le quieren golpear, y el código en el que esa realidad está programada. (Ver una entrada anterior sobre esto). La realidad en que vivimos tiene al menos esas dos capas, la del lenguaje, las narrativas, los amores y engaños, éxitos y fracasos, y la de los nourotransmisores, hormonas, encimas y señales eléctricas; la de colores y la de blanco y verde en la película. De vez en cuando un fallo en el código, un glitch en Matrix, hace que una persona se suicide en el mundo de colores. Los que vivimos en él percibimos una sensación extraña, un poco de asco, un poco de repelús. Eso no está bien, eso no se corresponde con las leyes de aquí, eso solo tiene explicación y sentido en un mundo en blanco y verde que preferimos ignorar. Incluso los programadores a los que tenemos encargada la tarea de investigar ese submundo prefieren dedicarse a otras cosas que no sean esos tenebrosos glitches.


Esta entrada me la sugirió este estremecedor artículo de Rafael Narbona


Sobre el título, en la red hay fotos etiquetadas como "glitches en Matrix" (1, 2) y  E. Dans cuenta un apagón como un glitch de Matrix. La metáfora se usa aquí de otra forma. La foto es de aquí

domingo, 3 de agosto de 2014

Elipses por el techo (y por todas partes)


Hace unas semanas me tocó ir a una boda de esas en las que hay ratos bastante aburridos. La cosa se puso especialmente desagradable cuando empezó el baile, con las pachangas esas que ponen en vez de música. Supongo que ese aburrimiento me llevó a fijarme en las luces de la disco móvil con la que ponían el sucedáneo de música. Un racimo de focos daba vueltas el lo alto de un poste, y de vez en cuando apuntaba al techo produciendo unas manchas de luz muy características (ver foto).

Esas manchas de luz son elipses... por definición. O al menos por una de las definiciones, la que presenta la elipse como una sección cónica: los puntos que pertenecen a un cono y a un plano que lo corta. No cualquier plano, otros dan círculos, parábolas o hipérbolas, toda la familia de las secciones cónicas. La luz sale del filamento de la bombilla en todas direcciones, y el foco donde está metida impide la propagación en todas las direcciones menos las de su abertura, que es circular. Eso hace que lo que sale del foco sea un cono de luz. El techo es el plano que aparece en la definición, el que corta al cono de luz, así los puntos iluminados son los interiores al cono, siendo su periferia una elipse. El mundo real nunca es como el matemático, ni el filamento de la bombilla es puntual ni el borde del foco un círculo perfecto ni el techo un plano preciso, pero dentro de los márgenes razonables de tolerancia, el borde de esa mancha de luz es una elipse por definición.

Hay otra definición de elipse, que es la que me enseñó mi profesor de secundaria (que daba dibujo técnico y filosofía, se reconocía muy platónico él y siempre recordaba lo de "nadie entre aquí sin saber geometría). Es esa que dice que forman la elipse los puntos que cumplen que la suma de la distancia del mismo a dos puntos dados (los focos) es constante. Se puede demostrar que ambas definiciones son equivalentes, y no es muy difícil, porque lo he entendido hasta yo, en concreto aquí.

Recuerdo que cuando me enseñaron estas cosas por primera vez me quedaba alucinado, sobre todo porque empezaban con las definiciones y las explicaciones sin contacto con nada real, sin anestesia. Recuerdo pensando lo enfermas que debían estar las personas que se plantearon esas cosas por primera vez. Sin embargo luego descubres que una elipse está en mil sitios, en las manchas de luz de las lámparas, en las sombras que hacen las esferas (ves esta figura más didáctica o esta más espectacular), y dónde resulta exagerado es en la imagen que percibimos de las circunferencias vistas en perspectiva, que es como  vemos prácticamente siempre las aberturas de vasos, botellas, etc.

A finales de los años 80 trabajé en la Escuela Universitaria de Fisioterapia de la ONCE en Madrid, en un proyecto de enseñanza de física a estudiantes ciegos. Una alumna, ciega de nacimiento, nos estuvo preguntando sobre cómo se ve, porque hay muchas cosas que se dan por hechas y ella no entendía; como el chiste (malo) que dice que yo no soy bajito, es que estoy lejos. Ella que percibe las cosas tocando no ve que lo está mas lejos sea más pequeño, ni toca en perspectiva, por lo que todos las circunferencias son redondas. Cuando le explicamos las nociones generales de la perspectiva se quedó muy alucinada y nos dijo "por fin entiendo porqué las secciones de las arterias en las láminas de anatomía siempre estaban achatadas". Uno de los elementos más estándar en la enseñanza a ciegos son unas láminas táctiles que se generan por termoconformado que se preparan con la información gráfica necesaria para seguir los temas. Las personas que habían diseñado las láminas para la asignatura de anatomía habían hecho un gran esfuerzo en hacer accesible toda esa información, pero no habían reparado en que aunque se perciban por el tacto son proyecciones bidimensionales, y que ese proceso de proyección, el mismo que hace que veamos los vasos como elipses, no es nada evidente para los ciegos.

Así que al final no resultó tan aburrida la boda.