Vaya, ahora que los estudiantes aprovechan para "movilizarse" los rectores piden ayuda.
¿Quien decidió que los grados fueran de 4 años? ¿El ministerio o los Rectores? ¿Quien postergó las adaptaciones metodológicas y centró esfuerzos en las organizativas?
La convergencia europea en educación superior es un pilar clave para construir la Europa de los ciudadanos frente a la de los mercaderes (que tienen el Euro desde hace años), y su consecución es un compromiso político con los demás países.
Un proceso de reforma como este era una ocasión estupenda para mejorar los usos y costumbres universitarias que merecen un cambio: planes de estudio que se completen en el tiempo previsto, planes de estudio y programas actualizados, metodologías más activas y constructivas del conocimiento, incorporación de las habilidades al repertorio de lo exigido, etc.
Pero si miramos en que se ha materializados esta oportunidad nos encontramos con:
(1) La desaparición de los títulos oficiales, sustituidos por un catálogo en el que poco más o menos "todo vale".
(2) Puesta en marcha de posgrados oficiales mucho antes de disponer de sus clientes naturales (los graduados), un proceso caótico e incomprensible que supone el movimiento de ingentes cantidades de papel, Aneca arriba y abajo.
(3) Envío al limbo de los tradicionales programas de doctorado, después del loable esfuerzo que supuso la "mención de calidad" y que había empezado a poner orden en este aspecto tan esencialmente universitario como es el doctorado.
(4) Grados homogéneamente de cuatro años.
(5) La indecente bronca entre los colegios de Ingenieros Técnicos y Superiores y el engendro de planes que se proponen para estas disciplinas.
(6) Una ausencia casi total de estudios sobre las repercusiones en profesorado de las reformas de planes de estudios.
(7) Una ausencia casi total de reformas metodológicas reales (desde luego en mi universidad, pero por lo que se en casi todas).
(8) ... Podríamos seguir.
Ninguna de estas cosas tiene nada que ver con Bolonia ni con la convergencia europea, son el resultado de procesos negociadores mediocres, con agentes que sólo miran su interés más inmediato y una falta de modelo global de Universidad apabullante. El Ministerio lo ha hecho muy mal, pero cada buena idea que ha tenido ya se han ocupado de laminarla los Rectores (como la reforma del catálogo de titulaciones, que acabó en su desaparición).
¿Quien decidió que los grados fueran de 4 años? ¿El ministerio o los Rectores? ¿Quien postergó las adaptaciones metodológicas y centró esfuerzos en las organizativas?
La convergencia europea en educación superior es un pilar clave para construir la Europa de los ciudadanos frente a la de los mercaderes (que tienen el Euro desde hace años), y su consecución es un compromiso político con los demás países.
Un proceso de reforma como este era una ocasión estupenda para mejorar los usos y costumbres universitarias que merecen un cambio: planes de estudio que se completen en el tiempo previsto, planes de estudio y programas actualizados, metodologías más activas y constructivas del conocimiento, incorporación de las habilidades al repertorio de lo exigido, etc.
Pero si miramos en que se ha materializados esta oportunidad nos encontramos con:
(1) La desaparición de los títulos oficiales, sustituidos por un catálogo en el que poco más o menos "todo vale".
(2) Puesta en marcha de posgrados oficiales mucho antes de disponer de sus clientes naturales (los graduados), un proceso caótico e incomprensible que supone el movimiento de ingentes cantidades de papel, Aneca arriba y abajo.
(3) Envío al limbo de los tradicionales programas de doctorado, después del loable esfuerzo que supuso la "mención de calidad" y que había empezado a poner orden en este aspecto tan esencialmente universitario como es el doctorado.
(4) Grados homogéneamente de cuatro años.
(5) La indecente bronca entre los colegios de Ingenieros Técnicos y Superiores y el engendro de planes que se proponen para estas disciplinas.
(6) Una ausencia casi total de estudios sobre las repercusiones en profesorado de las reformas de planes de estudios.
(7) Una ausencia casi total de reformas metodológicas reales (desde luego en mi universidad, pero por lo que se en casi todas).
(8) ... Podríamos seguir.
Ninguna de estas cosas tiene nada que ver con Bolonia ni con la convergencia europea, son el resultado de procesos negociadores mediocres, con agentes que sólo miran su interés más inmediato y una falta de modelo global de Universidad apabullante. El Ministerio lo ha hecho muy mal, pero cada buena idea que ha tenido ya se han ocupado de laminarla los Rectores (como la reforma del catálogo de titulaciones, que acabó en su desaparición).
Los estudiantes que protestan no se quejan de nada de esto, sino que protestan por unas consignas infantiles que tampoco responden a realidad alguna... ¿Y que piden los rectores? Que se posicionen los partidos políticos "ante Bolonia". ¿Que Bolonia, la de la declaración de intenciones o el paquete de medidas reales en que lo han convertido? ¿O piden posicionamientos frente a las consignas infantiles?
Que mala pinta tiene todo esto. A ver quien defiende ahora el enjendro en que se ha convertido el proceso y que no responde al proyecto de nadie. Pero a epezar de nuevo nos atrevemos menos aún.
Que mala pinta tiene todo esto. A ver quien defiende ahora el enjendro en que se ha convertido el proceso y que no responde al proyecto de nadie. Pero a epezar de nuevo nos atrevemos menos aún.
1 comentario:
señor sevilla le aconsejo que mire el correo de la upna
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