En nuestro sector, el scoop del nuevo gobierno no es el embarazo de nadie, sino la doble dependencia de las universidades: de Educación para algunas cosas y de "Ciencia e Innovación" para otras. Al ponerme a pensar si me parece bueno o malo me ha venido a la cabeza el chiste que concluye en que eso no es ni bueno sino mentira, pero sólo tiene gracia en otro contexto.
La ciencia es el elemento clave de la cuestión. Esta actividad, que consiste en la generación conocimiento nuevo (y corroborable) ha de estar muy próxima a la transmisión del conocimiento generado, ¿quien mejor que el inventor de una idea para explicarla? Pero por otro lado, una parte importante de ese conocimiento podrá ser particularizado a situaciones en las que resulte en aumentos de la productividad, adquiriendo un valor económico significativo en el mundo empresarial. Las interrelaciones entre ciencia, tecnología, innovación, etc, son complejas (la figurita que ilustra el post representa una aproximación personal a las mismas).
Si la ciencia fuera una moneda, en la cara tendríamos la educación y en la cruz la tecnología.
Las universidades proveen de formación a algo más del 50% de los jovenes españoles y generan el 60% de la producción científica nacional. Son por tanto agente fundamental de todo este asunto.
Ante ese panorama, ¿por donde cortar? ¿Qué unimos con qué para tener un jefe único? Tradicionalmente los ministerios clásicos que intervienen en el sistema CTS son "Educación y Ciencia (MEC)", "Industrial" y "Economía". Lo que se acaba de hacer con el nuevo gobierno es desmembrar el MEC dejando sola la educación por un lado para darle a la ciencia (enfatizando su cara hacia el entorno productivo con el apellido e innovación) un ministerio específico, mientras que industria y economía permanecen en su esquema tradicional.
En una versión anterior (con Aznar) se unió la tecnología e innovación directamente con industria, dejando en el otro lado (en la izquierda del dibujo de arriba) educación y ciencia básica. El resultado fue bastante malo, pero un caso no hace estadística: quizá la idea era buena y los agentes fueron lo equivocado.
No me atrevo a pronunciarme. De alguna forma el valor de los clásicos es importante, y el MEC era un clásico, pero por otro lado sin mutaciones no hay evolución. Cuando miramos las declaraciones de pensadores más relevantes (científicos importantes, rectores) se ve la misma prevención: no parece mala idea pero vamos a ver si no... Si no se pierde continuidad entre la secundaria y la universidad, si la financiación investigación no se va a volver excesivamente finalista y utilitarista, ...
La ciencia es el elemento clave de la cuestión. Esta actividad, que consiste en la generación conocimiento nuevo (y corroborable) ha de estar muy próxima a la transmisión del conocimiento generado, ¿quien mejor que el inventor de una idea para explicarla? Pero por otro lado, una parte importante de ese conocimiento podrá ser particularizado a situaciones en las que resulte en aumentos de la productividad, adquiriendo un valor económico significativo en el mundo empresarial. Las interrelaciones entre ciencia, tecnología, innovación, etc, son complejas (la figurita que ilustra el post representa una aproximación personal a las mismas).
Si la ciencia fuera una moneda, en la cara tendríamos la educación y en la cruz la tecnología.
Las universidades proveen de formación a algo más del 50% de los jovenes españoles y generan el 60% de la producción científica nacional. Son por tanto agente fundamental de todo este asunto.
Ante ese panorama, ¿por donde cortar? ¿Qué unimos con qué para tener un jefe único? Tradicionalmente los ministerios clásicos que intervienen en el sistema CTS son "Educación y Ciencia (MEC)", "Industrial" y "Economía". Lo que se acaba de hacer con el nuevo gobierno es desmembrar el MEC dejando sola la educación por un lado para darle a la ciencia (enfatizando su cara hacia el entorno productivo con el apellido e innovación) un ministerio específico, mientras que industria y economía permanecen en su esquema tradicional.
En una versión anterior (con Aznar) se unió la tecnología e innovación directamente con industria, dejando en el otro lado (en la izquierda del dibujo de arriba) educación y ciencia básica. El resultado fue bastante malo, pero un caso no hace estadística: quizá la idea era buena y los agentes fueron lo equivocado.
No me atrevo a pronunciarme. De alguna forma el valor de los clásicos es importante, y el MEC era un clásico, pero por otro lado sin mutaciones no hay evolución. Cuando miramos las declaraciones de pensadores más relevantes (científicos importantes, rectores) se ve la misma prevención: no parece mala idea pero vamos a ver si no... Si no se pierde continuidad entre la secundaria y la universidad, si la financiación investigación no se va a volver excesivamente finalista y utilitarista, ...
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