En ambos casos nos encontramos con la misma causa física: un aumento de presión sobre la nieve. Y esa causa puede generar efectos distintos, incluso contrarios, dependiendo de las condiciones de la nieve. Si esta se encuentra muy fría, lejos de su temperatura de fusión, el aumento de presión no la funde, y a cambio la compacta, eliminando burbujas de aire y apelmazándola en un bloque. A esa nieve le costará más deshelarse que a la que no ha sido presionada (es lo mismo que ocurre cuando hacemos una bola o un muñeco de nieve). En cambio cuando la nieve está próxima a su temperatura de fusión a la presión atmosférica, un aumento de presión la lleva a condiciones de líquido y se funde.
CODA:
Aparte de la observación en sí (nunca me había fijado antes) y de que se explique de una forma relativamente sencilla, me llama mucho la atención como la misma causa puede producir efectos opuestos dependiendo del estado del sistema que la recibe (la temperatura de la nieve en este caso). También es curioso notar como aparecen observaciones interesantes en situaciones poco comunes, extremas en cierto sentido (aquí van tres de tres en las últimas nevadas en Pamplona). Este hecho se explota en la investigación científica, en la que se busca exagerar situaciones para que el efecto a analizar se haga más patente. Leo en Driving forces in physical, biological and socio-economic phenomena (un libro que ya comentaba hace unos días) que esa característica de la investigación en ciencias naturales se echa de menos en gran parte de la investigación en ciencias sociales.
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