A la hora de ponerle un nombre a la magnitud vectorial que representa la acción a distancia entre dos masas se utilizó la palabra "fuerza". Desde ese momento tenemos al menos dos versiones de la palabra, una con acepciones técnicas (en física) y una coloquial, en la vida diaria, donde se utilizaba ya con muchas acepciones. Se utiliza el mismo término en los dos sentidos porque tiene un significado coherente, análogo. La similitud entre ambos sirve para entenderse mejor en ambos entornos, por eso es tan frecuente encontrar esas palabras, con su sentido técnico y su sentido coloquial (energía, momento, impulso, frecuencia, etc. etc.).
Pero ese polisemia también es fuente de problemas. Dado que las palabras se entienden en el lenguaje coloquial es fácil crear un discurso pseudocientífico con un contenido técnico inexistente pero plagado de estas palabras polisémicas de forma que al ignorante le pueda sonar a respaldo científico del argumento. No hay más que ver lo que dice la publicidad de la ecobola, las pulseras magnéticas, los desionizadores del aire y demás. Si uno quiere rezar hacia la Meca por cualquier motivación espiritual hará muy bien en hacerlo, pero vestir esa espiritualidad de "lineas de fuerza" o "campos de energía" (a la feng sui) es engañar: no por usar palabras que tienen un sentido técnico el discurso adquiere carácter científico.
He utilizado términos de física porque me son más próximos, pero ocurre lo mismo en otras disciplinas. Como comentaba hace unos días, la "autodeterminación" y la "calidad de vida" en personas con discapacidad son conceptos técnicos de la psicología no triviales, que han supuesto años de trabajo de investigadores para poderlos definir, precisar y esbozar su medida; el mal uso de estos términos de forma coloquial puede resultar tan engañoso como el de los términos físicos. Porque una cosa es que en las ciencias sociales haya aún mucho que hacer (como ya hemos comentado otras veces) y otra cosa es que nada tenga valor.
Pero ese polisemia también es fuente de problemas. Dado que las palabras se entienden en el lenguaje coloquial es fácil crear un discurso pseudocientífico con un contenido técnico inexistente pero plagado de estas palabras polisémicas de forma que al ignorante le pueda sonar a respaldo científico del argumento. No hay más que ver lo que dice la publicidad de la ecobola, las pulseras magnéticas, los desionizadores del aire y demás. Si uno quiere rezar hacia la Meca por cualquier motivación espiritual hará muy bien en hacerlo, pero vestir esa espiritualidad de "lineas de fuerza" o "campos de energía" (a la feng sui) es engañar: no por usar palabras que tienen un sentido técnico el discurso adquiere carácter científico.
He utilizado términos de física porque me son más próximos, pero ocurre lo mismo en otras disciplinas. Como comentaba hace unos días, la "autodeterminación" y la "calidad de vida" en personas con discapacidad son conceptos técnicos de la psicología no triviales, que han supuesto años de trabajo de investigadores para poderlos definir, precisar y esbozar su medida; el mal uso de estos términos de forma coloquial puede resultar tan engañoso como el de los términos físicos. Porque una cosa es que en las ciencias sociales haya aún mucho que hacer (como ya hemos comentado otras veces) y otra cosa es que nada tenga valor.
2 comentarios:
A esto yo añadiría una serie de palabras de mi propia disciplina utilizadas de forma cotidiana y que casi siempre se utilizan de forma intuitiva y completamente errónea: capital, consumo, ahorro, inversión, renta....
¿Cuánta gente piensa que el capital es o tiene que ver con el dinero o con las fortunas personales y no tiene ABSOLUTAMENTE NADA que ver?. Sin embargo todos esos echan la culpa de todos los males al capital (o gran capital, como una especie de espíritu maligno) o al capitalismo sin entender su significado.
Inversión... más de lo mismo, pero para que todos lo sepamos: comprar acciones en bolsa no se contabiliza como inversión en la contabilidad nacional.
... y así hasta el infinito... y es que es muy difícil saber de todo pero ¡nos gusta tanto opinar!
Un abrazo
P.S. - A mí lo que de verdad me pone nervioso es cuando oigo hablar de "energía negativa".
Si, eso de la "energía negaiva" es fatal. Una de las mejores.
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