Me encuentro en la prensa de hoy con un artículo de un compañero de la UPNA (al que no tengo el gusto de conocer) que comienza con un asunto recurrente en este blog en los últimos tiempos.
Me sorprende muy gratamente la autocrítica profesional de un economista que reconoce abiertamente la incapacidad predictiva de su disciplina. También es muy razonable su justificación (al menos parcial) en la complejidad del fenómeno a estudiar. El primer párrafo perfecto.
Ahora la conclusión que se extrae de este hecho es terrorífica: ya que no sabemos predecir vamos a "intentar justificar el doctorado en economía" opinando.
A partir de ahí me da igual cual sea la opinión (incluso si propone congelarnos el sueldo a los funcionarios, hay). Tras reconocer que no hay un sustrato científico suficiente ¿que validez tiene esa opinión (reflexión)? La misma que la de cualquier otra persona reflexiva.
Imaginemos que un astrólogo nos dice que es muy difícil predecir el futuro basándose en las estrellas, dado que hay miles de millones, y que la estructura de las galaxias interfiere con la dinámica de estrella aislada; y que de ahí concluye que mejor pasar directamente a las recomendaciones (obviando el incómodo trámite de la predicción): i) deja a tu novia, ii) dile a tu jefe lo que de verdad piensas de él, gasta tu sueldo sin miedo que el cosmos proveerá, etc.
Pues eso, menos opiniones y más trabajar. A generar modelos más realistas en los que los agentes son más altruistas y más ignorantes de lo que supone la teoría económica estándar y a seguir currando. Y si se quiere opinar no hay ningún problema, pero como ciudadano (zoon politikon), no como doctor justificando su doctorado.
Me sorprende muy gratamente la autocrítica profesional de un economista que reconoce abiertamente la incapacidad predictiva de su disciplina. También es muy razonable su justificación (al menos parcial) en la complejidad del fenómeno a estudiar. El primer párrafo perfecto.
Ahora la conclusión que se extrae de este hecho es terrorífica: ya que no sabemos predecir vamos a "intentar justificar el doctorado en economía" opinando.
A partir de ahí me da igual cual sea la opinión (incluso si propone congelarnos el sueldo a los funcionarios, hay). Tras reconocer que no hay un sustrato científico suficiente ¿que validez tiene esa opinión (reflexión)? La misma que la de cualquier otra persona reflexiva.
Imaginemos que un astrólogo nos dice que es muy difícil predecir el futuro basándose en las estrellas, dado que hay miles de millones, y que la estructura de las galaxias interfiere con la dinámica de estrella aislada; y que de ahí concluye que mejor pasar directamente a las recomendaciones (obviando el incómodo trámite de la predicción): i) deja a tu novia, ii) dile a tu jefe lo que de verdad piensas de él, gasta tu sueldo sin miedo que el cosmos proveerá, etc.
Pues eso, menos opiniones y más trabajar. A generar modelos más realistas en los que los agentes son más altruistas y más ignorantes de lo que supone la teoría económica estándar y a seguir currando. Y si se quiere opinar no hay ningún problema, pero como ciudadano (zoon politikon), no como doctor justificando su doctorado.
7 comentarios:
Joaquín,
Creo que es cierto que el estudio de la economía se ha prostituido enormemente en los últimos cincuenta o sesenta años. Los primeros economistas eran realmente más filósofos ocupando su mente en tratar de arreglar problemas, tratando de aplicar su ingenio y su estudio a la comprensión de los fenómenos que repercutían y afectaban a la riqueza de las naciones y al bienestar de sus individuos. En definitiva el estudio de la escasez: la economia no es otra cosa sino el estudio de cómo administrar los bienes escasos.
Con el devenir de los tiempos la economía se ha ido adornando de elementos y aparatos matemáticos con sus virtudes y sus defectos. La virtud del aparato matemático aplicado a la economía es que la interpretación de una proposición formulada matemáticamente es inequívoca para todo el que la lea. Un ejemplo para que todo el mundo nos entienda: puedo afirmar que cuando sube el precio de un producto (y todo lo demás permanece constante) la cantidad demandada de ese producto disminuye. (Esto es una regularidad empírica contrastadda millones de veces e incluso con ratas de laboratorio). Puedo afirmar lo mismo diciendo que la pendiente de la curva de demanda es negativa.
Cuando las relaciones entre magnitudes se tornan más complejas el lenguaje natural es mucho menos preciso que el matemático. Justifico su utilización en este contexto.
Ahora bien, lo que NOS ha ocurrido a los economistas es que hemos confundido el medio de expresar nuestras ideas con las ideas en sí mismas. Hemos confundido la realidad con el modelo. (De hecho, este problema no es exclusivo de los economistas, los físicos por ejemplo también confunden el determinismo de sus modelos con el determinismo del universo).Basta coger cualquier revista de economía para darse cuenta de que cualquiera de los modelos modernos que se postulan son absolutamente imposibles de trasladar al lenguaje común, y ésto es la clave. Muchos economistas (especialmente los dedicados al mundo académico) son incapaces de entender de qué coño están hablando.
Por otro lado, cualquier persona puede opinar sobre economía, pero si no ha dedicado tiempo a estudiarla en profundidad, lo más probable es que suelte una sarta de gilipolleces. Vendibles, probablemente (nuestros políticos saben mucho de eso), pero totalmente insostenibles.
En resumidas cuentas. No me gusta usar la palabra ciencia para la economía (siendo como soy uno de ellos) pero tampoco me parece que cualquier afirmación de naturaleza económica sea defendible sólamente porque el método científico no es directamente aplicable.
Por decirlo de otra manera, si la economía fuese medicina, en los últimos años hemos pasado de la anatomía y la patología y todos hacemos epidemiología. Tal vez esta sea la verdadera razón de la falta de capacidad predictiva: que nos empeñamos en contrastar modelos matemáticos en base a datos históricos en lugar de tratar de comprender la verdadera naturaleza de los problemas.
Va siendo hora de que los economistas se dediquen a tratar de plantear problemas interesantes y cómo resolverlos y menos de publicar modelos incomprensibles en revistas... un momento... ¿va a resultar que el problema de fondo va a estar relacionado con la podredumbre global de adquisición de prestigio académico exclusivamente a través del número de publicaciones aunque no sirvan estas para nada?
Un saludo
Es muy posible que, como dices, la modelización de la economía se haya guiado más por la estética interna y la capacidad de publicar "papers" que por su proximidad a la realidad. También ocurre en la física, sin duda. Toda la preocupación por la unificación de fuerzas, las supercuerdas, las 26 dimensiones y demás está alejadísima de la realidad. Tanto que hay que construir hipermáquinas como el LHC para "inventar" realidades en las que esas teorías puedan ser verificadas. Esa pérdida del sentido de la realidad relevante es muy propia del academicismo, muy universitaria. Pero en el caso de la economía a mi me preocupa además el que haya servido para suplantar a la política. Ya no se puede decir que uno CREE en una utopía social y que CONFÍA en determinadas acciones para llegar a ella, te dicen que está PROBADA la inutilidad de esa aproiximación y que como outsider no tienes nada que decir, exagerando, el mensaje neocon economicista dice que la ideología no tiene sentido ya, la ciencia económica tiene las soluciones y los gobiernos tienen que encargarles las cuestiones económicas del mismo modo que los puentes se el encargan a los ingenieros... Y no es verdad, esos psudogurús no tienen certezas. Esa es la razón última de mi enfado/ preocupación con la cuestión de la economía y la ciencia que me da para tanto post.
Muchas gracias por tu excelente comentario.
Joaquín,
Lo que los economistas debemos hacer, y en lo que deberíamos centrar nuestros esfuerzos es en exponer de forma objetiva a los políticos y a la sociedad en general los pros y contras, los debes y los haberes, los costes y beneficios de las distintas opciones. Ya se articulará después la sociedad para elegir.
Un ejemplo más o menos polémico: está demostrado (por activa y por pasiva y en todo tiempo y lugar ;) ) que el subsidio de desempleo eleva la tasa de paro. No se trata de que el economista decida si se debe elevar o reducir. Lo que debemos hacer es informar a la sociedad de que ésto ocurre y en qué medida, para que sea la sociedad y los políticos quienes decidan si queremos una mejor cobertura para todos aún a costa de un porcentaje de gorrones, o si preferimos que nadie se aproveche incluso a costa de condenar a la pobreza a mucha gente que no lo merece.
Los economistas deberíamos informar objetivamente del coste, pero lamentablemente, la mera afirmación de una realidad objetiva como la anterior ya parece que sitúa a uno en una posicion ideológica concreta. Hay que separar el conocimiento positivo (que existe) de las proposiciones normativas. Debemos informar de cuánto cuesta el pescado, y ya decidirá la sociedad si desea comprarlo.
Solo intento que hagas un poco las paces con algunos economistas, que algunos incluso somos razonables... eso sí... los que lo somos hace tiempo que abandonamos la academia ;)
Un abrazo
Parece ser que,efectivamente,la cita es espurea,luego la eliminamos.Gracias RKincaid.
¡Eliminada la mia también!. Lo bueno de esto de Internet es que casi, casi, se puede reescribir la historia.
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