En la universidad, en una de esas conversaciones que derivan en cotorreo sobre los colegas se reseñaba la sobredosis de ego que tendemos a gastar. Es verdad que hay cada divo de la tiza que hay que echarle de comer aparte. Pero no sólo en la universidad, también en secundaria. Y si es una característica profesional ¿hay otras profesiones que desarrollen grandes egos? Actores y músicos vienen rápidamente a la cabeza.
Resulta que todas son profesiones en las que una persona se ha de subir a una tarima y "enfrentarse" a un grupo. Un individuo se singulariza y se diferencia del grupo para desarrollar su profesión. No se si desde la psicología se podrá explicar el inflado del ego a partir de ese hecho, pero intuitivamente parece claro. Después de 20 años de clases, cada vez que vas hacia el aula se sigue encogiendo el estómago (especialmente los primeros días con un grupo nuevo). Esa tensión se vence dándote ánimos "con lo listo que eres", "con lo que tú sabes", "con la de papers que tienes", etc., etc. Supongo que es un proceso inevitable de vencer el miedo escénico hinchando un poco el ego. A partir de ahí, cada persona gestiona ese esfuerzo como puede y en más de un caso ese hinchamiento se hace excesivo, incluso patológico.
Hace unos días leía un interesante artículo que explicaba la razón por la que los pasamanos de las escaleras mecánicas van ligeramente más rápido que la escalera. Resulta que es un efecto buscado artificialmente, ante la dificultad de mantener una sincronización precisa, mejor que vaya algo más rápido para que tire del usuario ligeramente hacia delante, evitando caídas. Del mismo modo, ante la dificultad de mantener la autoestima en su sitio perfectamente ajustada mejor que esté un poco subida y tire de uno hacia delante, pero sin exagerar.
Cosas de la serendipia, pensando en estas cosas me he encontrado con un post sobre la gestión de los egos (ajenos) en entornos laborales. Ya buscando, el dibujo procede de aquí, aunque he dudado en poner este comic tan chulo que ilustra el ego visto desde el otro.
Resulta que todas son profesiones en las que una persona se ha de subir a una tarima y "enfrentarse" a un grupo. Un individuo se singulariza y se diferencia del grupo para desarrollar su profesión. No se si desde la psicología se podrá explicar el inflado del ego a partir de ese hecho, pero intuitivamente parece claro. Después de 20 años de clases, cada vez que vas hacia el aula se sigue encogiendo el estómago (especialmente los primeros días con un grupo nuevo). Esa tensión se vence dándote ánimos "con lo listo que eres", "con lo que tú sabes", "con la de papers que tienes", etc., etc. Supongo que es un proceso inevitable de vencer el miedo escénico hinchando un poco el ego. A partir de ahí, cada persona gestiona ese esfuerzo como puede y en más de un caso ese hinchamiento se hace excesivo, incluso patológico.
Hace unos días leía un interesante artículo que explicaba la razón por la que los pasamanos de las escaleras mecánicas van ligeramente más rápido que la escalera. Resulta que es un efecto buscado artificialmente, ante la dificultad de mantener una sincronización precisa, mejor que vaya algo más rápido para que tire del usuario ligeramente hacia delante, evitando caídas. Del mismo modo, ante la dificultad de mantener la autoestima en su sitio perfectamente ajustada mejor que esté un poco subida y tire de uno hacia delante, pero sin exagerar.
Cosas de la serendipia, pensando en estas cosas me he encontrado con un post sobre la gestión de los egos (ajenos) en entornos laborales. Ya buscando, el dibujo procede de aquí, aunque he dudado en poner este comic tan chulo que ilustra el ego visto desde el otro.
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