A pesar de mi anterior post, alguno de mis (escasos) lectores, me envía un enlace, que puede merecer un comentario... Está claro que un hombre tan leído y serio como el Papa, se cree de verdad lo que dice respecto de la demostración histórica de la resurrección. También Bush y Aznar creían que era verdad (probablemente) la historia de las armas de destrucción masiva en Irak. también un juez dicta sentencia convencido de la verdad de los hechos que tiene delante.
El convencimiento subjetivo puede ser el mismo en todos los casos, pero esas verdades del religioso, del político o del jurista no me parece que tengan el mismo grado de "veracidad" que los postulados científicos. Al menos de los postulados científicos "duros" (Popperianos si se prefiere) del tipo "Las piedras caen hacia abajo".
Los filósofos me podrían demandar por intrusismo profesional: las categorías de verdad son un asunto filosófico delicado. También desde otros puntos de vistas es muy criticable. Hace algunos años discutía largamente con Rubén Blanco y Juanma Iranzo sobre esta cuestión. Gracias a ellos entiendo la idea de la construcción social de la ciencia, y la importancia de la socialización en la aceptación de verdades por los científicos. Sé que la postura que defiendo se conoce profesionalmente (entre los sociólogos de la ciencia) como "idealismo naïf", pero... Cuando queremos ir a América cogemos un avión diseñado por ingenieros basándose en las leyes de la física, ni alfombras voladoras benditas, ni transmigraciones de la energía del aura, ni nada parecido. De alguna forma todos en nuestro día a día reconocemos ese carácter diferencial en cierto tipo de conocimiento. Otra cosa es definir todo eso con precisión y sin ambiguedades.
PS. Buscar una imágen para ilustrar esto (y que no fuera la del Papa) me ha costado lo suyo. Es un curioso ejercicio poner en google imágenes "verdad". En fin, al final la viñeta no ilustra, sino que abre otro camino, entre verdad y poder... pero otro día más
No hay comentarios:
Publicar un comentario