El jueves (30 de septiembre) tuvo lugar un acto de promoción del espíritu emprendedor en la escuela de ingenieros de la UPNA. La sala estaba a reventar. Muchos estudiantes interesados en la narración de la experiencia de individuos exitosos en la creación de negocios, especialmente de internet, pero también muchos profesionales de otras empresas, lo más granado del tuiter navarro. En los pocos minutos que pude asistir escuché la pregunta clásica: ¿emprendedores o empresarios?
Visto desde fuera no hay diferencias significativas entre las dos palabras, sin embargo los afectados abominan de la palabra "empresarios", y se esfuerzan en analizar diferencias. La mayoría de esas diferencias, si no todas, son subjetivas: sentimientos, objetivos, ilusiones, compromiso, convencimiento...
El día anterior (29 de septiembre) tuvo lugar una convocatoria de huelga general, que tuvo un seguimiento anecdótico en la UPNA. En el aulario si debió notarse, se oían desde fuera las sirenas de los piquetes, pero en despachos, laboratorios y salas de reuniones ni siquiera se hacía mención a la huelga en medio de la actividad cotidiana. Como no era una conferencia, en este caso la pregunta no la escuché planteada con la misma claridad, pero podríamos haberle preguntado a profesores y estudiantes si se sentían "trabajadores" (o pero aún "obreros"). Sin duda abominarían igualmente de ambos términos.
En terminología marxista el análisis es claro: estamos "desclasados". Nadie se siente ya parte de un colectivo y menos aun de una "clase social". En la sociedad del conocimiento no hacen falta grandes capitales para iniciar negocios, sino ideas afinadas. Es razonable que el que pone en marcha una actividad empresarial de este tipo no se sienta "empresario", termino ligado a "capitalista", el que aporta el dinero para poner en marcha la idea. Del mismo modo, los que trabajan con el emprendedor en la nueva idea no se sienten "trabajadores", "empleados" u "obreros", sino más bien colaboradores, compañeros o hasta socios. En ese entorno lo que importa es hacer, plantear con agilidad, inteligencia y empatía y resolver problemas del cliente. Y todo el aparataje empresarial tradicional es una rémora burocrática que dificulta el proceso; y dentro de ella los temas laborales (contratación, convenio colectivo, despido) de los peores.
Seguramente la sociedad del conocimiento, la del siglo XXI va por esos interesantes derroteros. Por eso resulta tan anacrónica la figura de los sindicatos, la de los empresarios y la de los trabajadores. Ahora todos somos emprendedores. Me encantó la apropiación del concepto de un empleado de alto nivel que se denominó "intraemprendedor". Yo también prefiero mucho más intraemprendedor que funcionario, dónde va a parar.
Por otro lado ocurre que seguimos necesitando universidades y ayuntamientos, centrales eléctricas y recogida de basuras, coches producidos en cadena e hipermercados. Aunque la mayor parte del empleo está en pequeñas y medianas empresas (que van cada vez más hacia la sociedad del conocimiento) siguen existiendo grandes empresas que mueven la mayor parte de la facturación. Trabajando en éstos sitios no es tan fácil sentirse emprendedor (ni siquiera "intra") e ir contento cada mañana al curro. Es importante sentirse parte de algo y saber que si te rompes un brazo tendrás derecho a una baja laboral y no te despedirán. Ese contratiempo no hay forma de tornarlo oportunidad a fuerza de pensamiento positivo, o estás protegido o te irá mal.
A ver como conseguimos avanzar hacia la sociedad del conocimiento de una forma cohesionada, sin dejar atrás una parte importante de la sociedad. Incluso a los autodesclasados hiperegoistas que esperan que los demás hagan por ellos para sentirse parte.
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Por cierto, vuelve a ser interesante como ejercicio de sociología salchichera buscar en google imágenes empresario y emprendedor y apreciar la diferencia a simple vista.
La imagen es de aquí
Visto desde fuera no hay diferencias significativas entre las dos palabras, sin embargo los afectados abominan de la palabra "empresarios", y se esfuerzan en analizar diferencias. La mayoría de esas diferencias, si no todas, son subjetivas: sentimientos, objetivos, ilusiones, compromiso, convencimiento...
El día anterior (29 de septiembre) tuvo lugar una convocatoria de huelga general, que tuvo un seguimiento anecdótico en la UPNA. En el aulario si debió notarse, se oían desde fuera las sirenas de los piquetes, pero en despachos, laboratorios y salas de reuniones ni siquiera se hacía mención a la huelga en medio de la actividad cotidiana. Como no era una conferencia, en este caso la pregunta no la escuché planteada con la misma claridad, pero podríamos haberle preguntado a profesores y estudiantes si se sentían "trabajadores" (o pero aún "obreros"). Sin duda abominarían igualmente de ambos términos.
En terminología marxista el análisis es claro: estamos "desclasados". Nadie se siente ya parte de un colectivo y menos aun de una "clase social". En la sociedad del conocimiento no hacen falta grandes capitales para iniciar negocios, sino ideas afinadas. Es razonable que el que pone en marcha una actividad empresarial de este tipo no se sienta "empresario", termino ligado a "capitalista", el que aporta el dinero para poner en marcha la idea. Del mismo modo, los que trabajan con el emprendedor en la nueva idea no se sienten "trabajadores", "empleados" u "obreros", sino más bien colaboradores, compañeros o hasta socios. En ese entorno lo que importa es hacer, plantear con agilidad, inteligencia y empatía y resolver problemas del cliente. Y todo el aparataje empresarial tradicional es una rémora burocrática que dificulta el proceso; y dentro de ella los temas laborales (contratación, convenio colectivo, despido) de los peores.
Seguramente la sociedad del conocimiento, la del siglo XXI va por esos interesantes derroteros. Por eso resulta tan anacrónica la figura de los sindicatos, la de los empresarios y la de los trabajadores. Ahora todos somos emprendedores. Me encantó la apropiación del concepto de un empleado de alto nivel que se denominó "intraemprendedor". Yo también prefiero mucho más intraemprendedor que funcionario, dónde va a parar.
Por otro lado ocurre que seguimos necesitando universidades y ayuntamientos, centrales eléctricas y recogida de basuras, coches producidos en cadena e hipermercados. Aunque la mayor parte del empleo está en pequeñas y medianas empresas (que van cada vez más hacia la sociedad del conocimiento) siguen existiendo grandes empresas que mueven la mayor parte de la facturación. Trabajando en éstos sitios no es tan fácil sentirse emprendedor (ni siquiera "intra") e ir contento cada mañana al curro. Es importante sentirse parte de algo y saber que si te rompes un brazo tendrás derecho a una baja laboral y no te despedirán. Ese contratiempo no hay forma de tornarlo oportunidad a fuerza de pensamiento positivo, o estás protegido o te irá mal.
A ver como conseguimos avanzar hacia la sociedad del conocimiento de una forma cohesionada, sin dejar atrás una parte importante de la sociedad. Incluso a los autodesclasados hiperegoistas que esperan que los demás hagan por ellos para sentirse parte.
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Por cierto, vuelve a ser interesante como ejercicio de sociología salchichera buscar en google imágenes empresario y emprendedor y apreciar la diferencia a simple vista.
La imagen es de aquí
7 comentarios:
Me gusta la idea de los "intraemprendedores" aunque no es fácil en cualquier organización grande y, según parece, inevitablemente jerarquizada. Creo que será imposible si no se replantea la propia idea de empresa.
Otro tema mas preocupante la idea que se esta extendiendo "No quiero saber nada de una sociedad que no me da lo que YO necesito". Olvidando que la sociedad no es algo inmutable que nos viene de fuera. Es algo que construimos entre todos consciente o inconscientemente.
Gracias por esta reflexión, Joaquín. La verdad es que el artículo de El País (pre)parados me inquietó. Tu visión me hace pensar en que el problema tiene solución.
Me sorprende el planteamiento... muy bonita la participación, ser un intraemprendedor, trabajar en una jerarquía plana, saber que eres un elemento clave en la empresa... pero si voy a ser parte del "emprendizaje", entonces también quiero tener parte en los beneficios; por ejemplo, siguiendo la empresa un modelo cooperativo. Ahora plantéales a todos esos que defienden eliminar convenios, sindicatos y protección social que hagan cooperativas, y verás cómo se mofan. Sí, muy bonito lo de "trabajar codo con codo", pero el beneficio se lo sigue llevando el "emprendedor original", no los "intraemprendedores". Y si me quedo en la calle, a ver quién me paga la hipoteca; mira, lo que planteas sería una buena idea en un contexto sociolaboral con una protección mucho más fuerte al trabajador de la existente hoy en día, en la que pudiéramos dedicarnos a disfrutar con nuestro trabajo sin miedo a quedarnos sin poder pagar la hipoteca, pero en un mercado capitalista como el actual, que ya es suficientemente malo, casi parece insultante que se planteen eliminar las protecciones sociales. Saludos.
Y si quieres tener una parte de los beneficios, también asumirás tu parte de las pérdidas si las hay, ¿no?.
Es lo que tiene el riesgo. ¿Tú te atreverías?
@Ambros, es verdad que lo de intraemprendedor es interesante, aunque hay jefes que dificultan mucho ese sentimiento (y no miro a nadie)
@Miquel, gracias a ti por el comentario y el empujón tuitero
@Roberto Yo no planteo que se eliminen las protecciones sociales, ¡no faltaba más! Intentaba profundizar un poco en estas cosas viendo distintos puntos de vista, particularmente ese de los emprendedores que, por novedoso, me resulta más ajeno. Me hubiera gustado concluir la entrada con un párrafo más resolutivo, con propuestas concretas, pero se me ha quedado en el deseo de que las nuevas formas de organizar el trabajo y las tradicionales puedan armonizarse sin estridencias.
@Anónimo, eso del riesgo esta sobrevalorado, a estas alturas de la película no es un argumento serio. Si en una start-up de internet trabajan dos, aunque uno sea el "titular" de la idea, ambos se juegan básicamente lo mismo. Pero Roberto habla de una forma muy concreta de organización societaria que es la cooperativa. En mi opinión, aunque es teóricamente estupenda, en la practica dan muchos problemas...
Primero demonizamos una palabra asignándole significados adicionales cargados de ignorancia y mala baba y después necesitamos otra para recuperar el sentido original.
Si un hombre mata a otro y tiene un negocio el titular sería "Empresario asesina a un anciano". Jamás leeríamos un titular como "Un liberado sindical asesina a un anciano".
Lo de "emprendedores" es un intento de poner nombre a algo que ya lo tenía, y era "empresario". Desgraciadamente esa palabra ha sido mancillada.
Lo de intraemprendedores ya me parece mera parafernalia semántica. No hay nada nuevo en la idea. NADA.
Un saludo
Sin duda que en la idea no, pero en el sentimiento y en el movimiento colectivo no lo tengo tan claro. Abrazos!
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