Hablaba ayer con un amigo sobre Steven Pinker, y me decía él que tiene un agente, como los artistas, que le organiza conferencias, apariciones en público, la promoción de sus libros, etc. Seguro que tiene una o varias secretarias, y que no tiene que rellenar personalmente autorizaciones de viaje a o notas de gastos. Este señor no tiene un premio Nobel (a fecha de hoy al menos) pero es un gran investigador, y su universidad si está entre las primeras de los rankings internacionales.
En este editorial del El País se analiza un poco el asunto de la falta de "Campus de Excelencia" en España y se dan básicamente dos razones con las que coincido: la falta de capacidad para invertir de forma selectiva (el programa de campus de excelencia ha acabado regando un poco todos los campus y no diferenciando ninguno), y la incapacidad de la dirección de las universidades de buscar una adecuación a las demandas sociales más allá de sus dinámicas internas.
Creo que falta una razón importante, la capacidad de tener gente como Pinker en nuestra universidad, en todas las universidades españolas (quizá con la excepción de alguna privada). ¿Alguien se imagina a un profesor con un despacho más grande que los demás, con una secretaria particular o cosas parecidas? Sería odiado, y zancadilleado por sus compañeros hasta que esos "privilegios" acabasen o hasta que se marchara.
En la universidad española tenemos un café que no es malo ni mucho menos, pero sin duda que es el mismo para todos. Eso hace que como sistema universitario podamos estar bastante bien (esa bondad no es lo que me interesa ahora, se sustancia un poco aquí), pero de esa media no hay casos que puedan despuntar y ponerse en puestos de cabeza de rankings mundiales.
Como tantas veces repite Etxenike, la igualdad hay que perseguirla en la línea de salida, no en la de llegada. Parece que esto que resulta tan obvio no conseguimos asumirlo. Hay una suerte de pecado original (no se si por derivado del franquismo o de qué, ¡¡algún sociólogo de guardia que nos lo aclare!!) que ataca todo lo que empieza a despuntar.
Mientras no perdamos ese sentido de la justicia mal entendido y comencemos una diferenciación temática en las universidades y un reconocimiento diferencial del talento no hay mucho que hacer...
-----------
Coda. Por cierto, he oído decir a muchos colegas quejarse del "café para todos", todos los cuales creen estar por encima de la media, considerándose perjudicados por él . Por si alguien lo duda no es mi caso, a mi me parece un desperdicio para el sistema, pero no creo que la ausencia de un Nobel se deba en mi caso a la falta de apoyo administrativo ;)
El magnífico chiste de Máximo lo he sacado de aquí
En este editorial del El País se analiza un poco el asunto de la falta de "Campus de Excelencia" en España y se dan básicamente dos razones con las que coincido: la falta de capacidad para invertir de forma selectiva (el programa de campus de excelencia ha acabado regando un poco todos los campus y no diferenciando ninguno), y la incapacidad de la dirección de las universidades de buscar una adecuación a las demandas sociales más allá de sus dinámicas internas.
Creo que falta una razón importante, la capacidad de tener gente como Pinker en nuestra universidad, en todas las universidades españolas (quizá con la excepción de alguna privada). ¿Alguien se imagina a un profesor con un despacho más grande que los demás, con una secretaria particular o cosas parecidas? Sería odiado, y zancadilleado por sus compañeros hasta que esos "privilegios" acabasen o hasta que se marchara.
En la universidad española tenemos un café que no es malo ni mucho menos, pero sin duda que es el mismo para todos. Eso hace que como sistema universitario podamos estar bastante bien (esa bondad no es lo que me interesa ahora, se sustancia un poco aquí), pero de esa media no hay casos que puedan despuntar y ponerse en puestos de cabeza de rankings mundiales.
Como tantas veces repite Etxenike, la igualdad hay que perseguirla en la línea de salida, no en la de llegada. Parece que esto que resulta tan obvio no conseguimos asumirlo. Hay una suerte de pecado original (no se si por derivado del franquismo o de qué, ¡¡algún sociólogo de guardia que nos lo aclare!!) que ataca todo lo que empieza a despuntar.
Mientras no perdamos ese sentido de la justicia mal entendido y comencemos una diferenciación temática en las universidades y un reconocimiento diferencial del talento no hay mucho que hacer...
-----------
Coda. Por cierto, he oído decir a muchos colegas quejarse del "café para todos", todos los cuales creen estar por encima de la media, considerándose perjudicados por él . Por si alguien lo duda no es mi caso, a mi me parece un desperdicio para el sistema, pero no creo que la ausencia de un Nobel se deba en mi caso a la falta de apoyo administrativo ;)
El magnífico chiste de Máximo lo he sacado de aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario