El que la Universidad tenga unos objetivos algo más difusos que otras organización da lugar a que en ocasiones perdamos el foco totalmente y dediquemos tiempo y presupusto (ese que cuesta tanto convencer al financiador de que lo merecemos) a cuestiones espúrias.
Cuando era representante estudiantil en los primeros 80 asistía alucinado, cada Calustro Universitario que se celebraba, a una larga discusión para afinar los términos de la declaración de solicitud de cese del bloqueo comercial a Cuba. Nunca se tardaba menos de dos horas en esa cuestión inaugural inevitable antes de ponerse manos a la obra con lo que fuera que tocase tratar, lo que estaba en el orden del día y era razón de la convocatoria. El fin del bloqueo a Cuba, el cese de los asentamientos judíos en Palestina, la moratoria nuclear, la prohibición de la caza de ballenas, el principio de precaución en la autorización de organísmos genéticamente modificados y varios miles de temas más pueden concitar un ámplio consenso en la comunidad universitaria como para dar lugar a un "manifiesto" y no pasa nada por el hecho en si de manifestarse. De hecho supongo que en los primeros 80 el franquismo estba aún muy cerca y la universidad conservaba aún un papel de "resistencia" política que no tiene ningún sentido en una democracia asentada. Ese tipo de (sin duda legítimos) manifiestos hacen perder el tiempo y el dinero, para una efectividad nula, son puros brindis al sol.
Pero en mi opinión lo más importante no es eso, sino la falta de foco que demuestra ¿vamos a setas o a castañas? ¿en que eje del plan estratégico entra cada uno de los manifiestos? ¿en que contribuyen estas acciones a los objetivos últimos que pretendemos de la institución universitaria? Y esa falta de foco se transmite (y mucho) a la percepción social de la Universidad. En vez de la imagen seria y comprometida con el entorno que todos pretendemos de la universidad (y que escribimos en declaraciones solemnes) damos una imagen folclorica, más declarativa que resolutiva, que creo no se corresponde con la tarea diaria de la inmensa mayoría de la comunidad universitaria.
Cuando era representante estudiantil en los primeros 80 asistía alucinado, cada Calustro Universitario que se celebraba, a una larga discusión para afinar los términos de la declaración de solicitud de cese del bloqueo comercial a Cuba. Nunca se tardaba menos de dos horas en esa cuestión inaugural inevitable antes de ponerse manos a la obra con lo que fuera que tocase tratar, lo que estaba en el orden del día y era razón de la convocatoria. El fin del bloqueo a Cuba, el cese de los asentamientos judíos en Palestina, la moratoria nuclear, la prohibición de la caza de ballenas, el principio de precaución en la autorización de organísmos genéticamente modificados y varios miles de temas más pueden concitar un ámplio consenso en la comunidad universitaria como para dar lugar a un "manifiesto" y no pasa nada por el hecho en si de manifestarse. De hecho supongo que en los primeros 80 el franquismo estba aún muy cerca y la universidad conservaba aún un papel de "resistencia" política que no tiene ningún sentido en una democracia asentada. Ese tipo de (sin duda legítimos) manifiestos hacen perder el tiempo y el dinero, para una efectividad nula, son puros brindis al sol.
Pero en mi opinión lo más importante no es eso, sino la falta de foco que demuestra ¿vamos a setas o a castañas? ¿en que eje del plan estratégico entra cada uno de los manifiestos? ¿en que contribuyen estas acciones a los objetivos últimos que pretendemos de la institución universitaria? Y esa falta de foco se transmite (y mucho) a la percepción social de la Universidad. En vez de la imagen seria y comprometida con el entorno que todos pretendemos de la universidad (y que escribimos en declaraciones solemnes) damos una imagen folclorica, más declarativa que resolutiva, que creo no se corresponde con la tarea diaria de la inmensa mayoría de la comunidad universitaria.
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