domingo, 13 de junio de 2010

Propiedades emergentes y verdades científicas

Hace unos días han decidido reabrir al público las cuevas de Altamira, las orginales, en contra de la opinión de algunos expertos (ver por ejemplo este artículo de Público). No tengo ninguna duda de que los expertos del CSIC aciertan en la conveniencia de evitar visitas si se quieren preservar las pinturas a largo plazo, ¿pero podemos decir que es una "verdad científica"?

El enunciado "las piedras caen para abajo" es una verdad científica bastante fuerte, no falla. La ley de la gravedad o las leyes de Maxwell tampoco han fallado jamás hasta la fecha. Las predicciones elaboradas a partir de esas verdades científicas, derivándolas de forma dircta tampoco fallan. Siempre que ese proceso se realice con cuidado, apoyándose siempre en enunciados verdaderos se pueden construír dispositivos enormemente complejos y sofisticados como los aviones o los ordenadores. Sin embargo no siempre el proceso de agregación de verdades científicas "básicas" produce enunciados igualmente verdaderos.

Cuando se suman mucho elementos individuales (muchos de verdad) aparecen "propiedades emergentes". Los sistemas complejos mustran propiedades que no son evidentes, no son deducibles en realidad, a partir de sus componentes. Un caso muy llamativo son las formaciones que aparecen en la arena bajo la ación del viento (o de corrientes de agua). Cada grano de arena obedece a la gravedad, se ve impulsado por el vuiento, golpea con los granos vecinos y llega a su posición de equilibrio. ¿Cómo vamos a predecir que 10.000 granos más adelante se repite el mismo patrón de posiciones? Esas ondulaciones de la arena (sand ripples en inglés) son prpirdades emergentes de la arena (de mucha arena).

En algunas situaciones la agregación de muchos enunciados verdaderos tiene como propiedad emergente la ausencia de precisión, la pérdida de la "verdad", al menos en el sentido fuerte en el que podemos afirmar la ley de la gravedad. El cambio climático posilemente sea uno de los paradigmas de estas cuestiones en las que de multitud de hechos bien establecidos no se obtiene una respuesta unívoca y precisa. La conveniencia de operar centrales nucleares, de construir presas, de roturar selvas o explotar pesquerías son cuestiones que tienen un fuerte contenido científico, pero no tienen una respuesta científica unívoca y definitiva.

Me temo que no hay un "gobierno de los filósofos", una tecnocracia infalible, ni siquiera en temas fuertemente técnicos. Quizá la decisión tomada con Altamira sea equivocada (habrá que ver cuantas visitas, con que "contramedidas", etc.), seguramente, pero el proceso ha sido el correcto: los técnicos emiten informes hasta donde llega su conocimiento y deciden los "políticos".

2 comentarios:

RKincaid dijo...

Estamos condenados: han de decidir los mismos políticos a los que hace dos entradas de blog pedíamos una mayor capacitación...

Espero que de vez en cuando hagan caso a los informes. En caso contrario predigo ya campus de la UPNA en Elizondo, Aoiz, Estella y Berbinzana.

Un saludo

Joaquín Sevilla dijo...

Otra cosa es que se lean las leyes que hacen, que sepan lo que es la complejidad (en sentido técnico) y las propiedades emergentes, por ejemplo. Pero de ahí a la tecnocracia...