domingo, 27 de junio de 2010

La piedra y el tropezón

Reuniones con lo profesores de mis hijos para entregar la notas finales y comentar el curso.

Lo de que uno de los entrevistados ostentoreara una timopulsera power balance se comenta solo. Tras la de padres tuiteros que ya han comentado su escándalo al respecto era casi esperable.

Hay otra anécdota que no quiero dejar pasar: la descripción detallada del modelo de sacapuntas que necesita mi pequeño. Ha de tener depósito para las mondas de madera, así no hay que levantarse a la papelera, pero ha de ser sencillo, con las mínimas partes móviles. Además debe estar afilado (y los lápices ser de cierta calidad). Todo esto para que la necesidad de sacarle punta al lápiz no elimine la concentración ni produzca distracciones.

Tan delicado análisis destinado a la concentración de los chicos no me hubiera llamado la atención si no fuera porque justo el día anterior había oído la frase "quien quita la piedra NO quita el tropezón". En el marco de unas jornadas sobre salud y 2.0 de la Escuela Andaluza de Salud Pública (y de las que han quedado sesiones grabadas aquí, en concreto esto que comento ocurría al final de la que comienza a las 12:19). Y es que @NoLolaMento tiene toda la razón, ¿se trata de eliminar elementos de distracción o de aprender a gestionarlos? La frase "distraerse con una mosca" es mítica. No hace falta nada para distraerse. En cambio para concentrarse es necesaria motivación, autodisciplina, interés y conocimiento de uno mismo. Parecería pues mejor estrategia intentar trabajar esos aspectos que esforzarse en eliminar las moscas.

Si un sacapuntas con goma y dos tapitas es un elemento de distracción masiva cuyo uso anatemiza un maestro, no me quiero ni imaginar lo que pueda pensar de un ordenador...

La figura, del gran Montt y sus Dosis Diarias, yo la saqué de aquí

9 comentarios:

Juan Ignacio Pérez dijo...

Estoy muy de acuerdo. Según esa lógica, cabarían convirtiendo las aulas en bunkers. Si distrae un sacapuntas, anda que no distrae el mundo exterior! (sea ese mundo el que sea) Y ya de paso, cada chaval/a en una cabina con apertura fronatl.

Joaquín Sevilla dijo...

Pues mas de uno estaría encantado con ese tipo de dispositivos, no te creas.

Carlos Chordá dijo...

Respecto a la pulserita, en mis clases comenté la nula base científica y lo estúpido que es pagar el dinero que cuesta y tal... unos días después veo que la profe de mates de la ESO (profesora a la vez en la UNED) luce una de ellas. Hoy, un par de meses después, insiste en su uso. Cierto es que el pudor me impide hablar con ella del asuntito, pero no sé qué opinión tendrán los chavales de lo paradójico que es que un profesor ponga a parir la pogüerbalans y otra la lleve sin rubor.

RKincaid dijo...

No menospreciemos el efecto placebo. De hecho... ¿no sería lo más lógico, si el efecto placebo depende de nuestras creencias, creer que la pulsera funciona y beneficiarse de sus efectos?.

A este respecto era muy interesante la sección "Juegos Matemáticos" de la edición de Mayo de "Investigación y Ciencia", titulada "Una lección de humildad", escrita por Gabriel Uzquiano. (Lamentablemente no está online en su integridad).

Un saludo

Joaquín Sevilla dijo...

Creo que el ejemplo de la timopulsera vale para enfatizar el corazón del argumento de este post. Los niños tienen que aprender a gestionar su relación con las supercherías, la espiritualidad y el pensamiento crítico y ser capaces de elaborar su síntesis personal al respecto.

Desde un punto de vista sanitario puede ser conveniente una intervención del estado en contra de las pulseras o de la homeopatía (cuando menos no subvencionándola!), pero desde un punto de vista educativo no necesariamente. Hay supercherías equivalentes, como las religiones que van a estar ahí siempre y hay que vivir con ellas y saber hasta que punto hay que ejercer la tolerancia y a partir de que momento te están invadiendo a ti.

Los mensajes contradictorios pueden ayudar en ese camino de forjar el propio criterio. Para mis hijos, que viven en casa un ateísmo rozando lo anticlerical, el que en el colegio exista la asignatura de religión (y que ellos en ese tiempo estén obligados legalmente a perder el tiempo organizadamente) ya lo viven como una contradicción inmensa. Y no hay más remedio que gestionarla.

Nicolasa Quidman dijo...

El último comentario merecería un post por sí solo... ¡Bravo!

Anónimo dijo...

Joaquín, me quedo de piedra con el comentario tan, a mi parecer injusto,que haces sobre el tipo de material más conveniente, a mi parecer, para algunos niños. Todos podemos emplear un lenguaje efectista,tú lo haces y logras el efecto desde luego,pero me decepciona que lo utilices simplificando tanto y ridiculizando a la maestra de tu hijo. Me hubiera parecido mejor que me lo hubieras comentado a mí, y lo hubiéramos hablado.No entiendo por qué empleas ese tono. Me sorprende y me ofende.
Ah, no anatemizo nada, no te pases. Y puedes imaginarte tranquilo lo que pienso del ordenador. Aunque podrías tener algo de idea de ello si pusieras más atención en los productos digitales del colegio.
Un abrazo y un besazo para Miguel. ¡gestionad lo mejor posible las vacaciones! Pili

Joaquín Sevilla dijo...

Lamento que te haya ofendido mi comentario. Estoy seguro de que todo se hace con la mejor intención, pero me pareció un ejemplo muy adecuado de que "quitar la piedra no quita el tropezón", que es lo que de verdad me interesaba comentar. Te pido disculpas, nunca volveré a utilizar ejemplos identificables, ya que nunca son imprescindibles para defender los argumentos que me interesan.

Respecto de los ordenadores, el que el colegio decidiera no presentarse al plan del gobierno de Navarra para que los de 5º y/o 6º tuvieran un portatil de forma permanente me resultó muy muy frustrante, que quieres que te diga.

Te reitero mis disculpas por sacar de contexto un trozo de una conversación que tenía otro setido.

Un saludo

Anónimo dijo...

Disculpa tú también. El fondo del asunto me pareció muy interesante y digno de analizarse. (De hecho estuve un buen rato dándole al tarro.) Pero lo que me descolocó fue ese final de los ordenadores y eso. Realmente me encanta el ordenador y ójala acertemos a darle el mejor uso en el colegio.
Entre todos podremos.
Un abrazo. Pili