viernes, 7 de mayo de 2010

Fractal thinking wanted

Sube el paro; parece que abaratar el despido hará que los empleadores tengan menos miedo a contratar, ayudando a que baje. Pero ese abaratamiento supondrá también que el empleo en general sea más precario, creando menos seguridad y dificultando que los jóvenes se vayan de casa. Al no irse de casa no compran pisos, lo que no contribuye a recuperar el sector económico que ha generado la subida del paro. Otro efecto de la inseguridad laboral es el retraimiento en la decisión de formar una familia, con el consiguiente descenso demográfico. Un descenso demográfico que supone una importante dificultad para mantener las pensiones a largo plazo.

En este asunto de la organización de la sociedad (que algunos se empecinan en llamar economía) todo tiene que ver con todo. Pero esas relaciones sólo somos capaces de entreverlas cualitativamente (nadie puede saber cuantos puestos de trabajo supondría un 20% de rebaja de costes del despido).

Ante este tipo de situaciones complejas hay dos tipos de aproximaciones, la organizativa y la ecológica. La primera persigue un análisis detallado, definiciones precisas, planos, modelos, simulaciones, para concluir en una propuesta general de todo. La propuesta ecológica consiste en ir corrigiendo por prueba y error en una suerte de selección natural sociopolítica. Ambas posturas (y la calificación de una como pasado y otra como futuro) las resume Ryan Jacobi como: "The future of strategy is: design, launch and learn. The past of strategy was: deliberate and decide" (yo he llegado a la cita por J. Freire gracias a un RT de María). Aunque me de miedo, y no tenga claro que eso sea bueno, coincido en que el futuro, el presente ya, va por esa linea de prueba y error.

Pero me resisto a creer que no haya otra opción. Es difícil poner en el mismo plano de razonamiento lo micro y lo macro, lo estadístico y lo personal, lo económico y lo social... Además sería una forma de pensar muy distinta de lo inductivo/ deductivo a lo que estamos acostumbrados. Le he puesto como título "pensamiento fractal", aunque viendo las cosas místicas que aparecen en la red bajo este nombre casi me arrepiento.

La falta de ese "pensamiento fractal" en la gestión de la universidad nos aboca estos días a un proceso que parecía menor a la hora de plantear las grandes decisiones boloñesas (duración de las carreras, mapas de titulaciones, organización general de las enseñanzas y demás): quién da qué. Algo tan importante como que los recursos humanos se ajusten adecuadamente a la tarea a desarrollar. Resulta que no hay procedimientos establecidos, ni pensados, ni propuestas previas reflexionadas ni nada. Ahí tenemos la docencia para el curso próximo como un cadáver tirado en el prado, rodeado de buitres tomando posiciones para tomar su trozo en perfecto orden jerárquico... de fuerza bruta. ¿De verdad vamos a optimizar por ese procedimiento de "design, launch and learn"?

Imagen tomada de aquí.

2 comentarios:

Jesús Nieto - Luxemburgo dijo...

Yo creo que lo que llamas alternativa ecólogica (design, launch, learn) comparte mucho con los sistemas "buenos", de gestión y de todo incluido el método científico. Y esa parte buena es la retroalimentación (learn), que permite ver si hemos hecho una tontería y corregirla.
Lo chungo es que en la vida real:
a) no se pueden hacer experimentos. ¿aplicamos Bolonia a la mitad de Europa y luego comparamos resultados? Imagínate.
(b) hay tantas cosas influyendo que no sabes si tu inteligente medida (v.g. despido gratis) ha hecho algo realmente. Este problema lo tienen por ejemplo quienes revisan (auditan) las políticas europeas: ¿realmente el MONTON de pasta repartido para XYZ ha tenido efectos positivos? Pues más bien no hay forma de saberlo.

Jesús Nieto - Luxemburgo dijo...

Yo creo que lo que llamas alternativa ecólogica (design, launch, learn) comparte mucho con los sistemas "buenos", de gestión y de todo incluido el método científico. Y esa parte buena es la retroalimentación (learn), que permite ver si hemos hecho una tontería y corregirla.
Lo chungo es que en la vida real:
a) no se pueden hacer experimentos. ¿aplicamos Bolonia a la mitad de Europa y luego comparamos resultados? Imagínate.
(b) hay tantas cosas influyendo que no sabes si tu inteligente medida (v.g. despido gratis) ha hecho algo realmente. Este problema lo tienen por ejemplo quienes revisan (auditan) las políticas europeas: ¿realmente el MONTON de pasta repartido para XYZ ha tenido efectos positivos? Pues más bien no hay forma de saberlo.