Ayer tuvimos una lacrimógena reunión en la que técnicos de la unidad de investigación de la UPNA nos explicaron como vamos a perder 1,8 millones de euros en proyectos concedidos por el Gobierno de Navarra. Que si autorizaron verbalmente (por e-mail, vamos) cambios de año en el gasto que ahora no autorizan y otros detalles técnicos que no vienen al caso sirven para "vestir el expediente" que concluye con lo dicho, un tercio de lo que se concedió a los proyectos no se va a liquidar realmente. La razón última que se da (aunque tampoco se escribe) es la falta de liquidez real del Gobierno.
No se cuales son las gestiones de más alto nivel que se han hecho por este tema (afortunadamente ya estoy muy lejos de esas comidillas) seguramente menos de las que me gustaría, pero en todo caso a estas alturas de la legislatura (de ambas legislaturas en realidad) las relaciones entre el Gobierno y su Universidad (con su me refiero a la de su responsabilidad, no la de su corazón) son penosas y no habría cambiado nada.
Los titulares son transparentes: para qué si hay disponibilidad económica aun sin tesorería y para que no hay voluntad política ni para convocar una mísera reunión aunque solo fuera para salir del paso.
Ya se divisan en el horizonte las elecciones que han de cambiar (o refrendar) a los responsables de esta situación, pero ya he vivido suficeintes veces el refrán "otro vendrá que bueno le hará" como para que eso resulte inequívocamente esperanzador.
No se cuales son las gestiones de más alto nivel que se han hecho por este tema (afortunadamente ya estoy muy lejos de esas comidillas) seguramente menos de las que me gustaría, pero en todo caso a estas alturas de la legislatura (de ambas legislaturas en realidad) las relaciones entre el Gobierno y su Universidad (con su me refiero a la de su responsabilidad, no la de su corazón) son penosas y no habría cambiado nada.
Los titulares son transparentes: para qué si hay disponibilidad económica aun sin tesorería y para que no hay voluntad política ni para convocar una mísera reunión aunque solo fuera para salir del paso.
Ya se divisan en el horizonte las elecciones que han de cambiar (o refrendar) a los responsables de esta situación, pero ya he vivido suficeintes veces el refrán "otro vendrá que bueno le hará" como para que eso resulte inequívocamente esperanzador.
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