Hace un par de días el Equipo Rectoral en pleno preparó una comparecencia pública, primero ante una muestra selecta de la comunidad universitaria y luego a la prensa (ver la noticia instiucional). El tema a tratar fue el monotema de otoño: los presupuestos de la UPNA.
El papel de los políticos en este conflicto, ya analizado, no queda bien parado, pero ¿y el otro lado? Hay veces que una imagen vale más que mil palabras: el equipo rectoral da pena, comunica seriedad, tristeza, desamparo; se les ve compungidos, crispados. Por cierto, que hace un año la imagen no era muy diferente, salvo que en vez del equipo en pleno eran sólo dos representantes. Ya entonces la estrategia no sirvió de nada. No basta con dar pena. Mucho mejor dar cofianza y dar la lata.
Si los políticos no saben qué es una universidad, sus máximos representantes tienen que aplicarse a la tarea de explicarlo (que además resulta ser su profesión original). Hay que ir a los despacho de unos y otros, de niveles altos y bajos. Hay que dejarse ver en todo canapé que se precie (y hay muchos al cabo del mes) y atacar a quien se ponga a tiro. Hay que mostrar la función social de la universidad, machacar con el valor de la investigación y la transferencia de conocimiento, con el papel como motor de desarrollo (para eso la querían en Tudela ¿no?), insistir en las decenas de miles de egresados (creo que ya se aproximan al 10% de la población Navarra). En resumen, hay que hacerse con un argumentario potente y desplegarlo hasta la hez.
Además hay que transmitir confianza. Es importante que en el Gobierno no se perciba que "éstos, que van por libre, en cualquier momento nos meten en un compromiso a largo plazo que nos deja fuera de juego" (que me consta que se piensa en muchos departamentos). ¿Cuanto de informado ha estado el Gobierno del proceso de reconversión de licenciaturas a grados? ¿Lo han percibido como suficiente? ¿Han podido participar y opinar a tiempo? Lo dudo.
En esa tarea de dar pena el colmo pasa por malmeter (en ocasiones) sobre que otros quipos de gobierno lo tuvieron mucho más fácil porque "con ellos había buena sitonía" o expresiones similares. La "sintonía" con el Goierno no es un accidente de la naturaleza, es una relación que hay que cultivar con esfuerzo, inteligencia y honestidad, como todas las relaciones.
El papel de los políticos en este conflicto, ya analizado, no queda bien parado, pero ¿y el otro lado? Hay veces que una imagen vale más que mil palabras: el equipo rectoral da pena, comunica seriedad, tristeza, desamparo; se les ve compungidos, crispados. Por cierto, que hace un año la imagen no era muy diferente, salvo que en vez del equipo en pleno eran sólo dos representantes. Ya entonces la estrategia no sirvió de nada. No basta con dar pena. Mucho mejor dar cofianza y dar la lata.
Si los políticos no saben qué es una universidad, sus máximos representantes tienen que aplicarse a la tarea de explicarlo (que además resulta ser su profesión original). Hay que ir a los despacho de unos y otros, de niveles altos y bajos. Hay que dejarse ver en todo canapé que se precie (y hay muchos al cabo del mes) y atacar a quien se ponga a tiro. Hay que mostrar la función social de la universidad, machacar con el valor de la investigación y la transferencia de conocimiento, con el papel como motor de desarrollo (para eso la querían en Tudela ¿no?), insistir en las decenas de miles de egresados (creo que ya se aproximan al 10% de la población Navarra). En resumen, hay que hacerse con un argumentario potente y desplegarlo hasta la hez.
Además hay que transmitir confianza. Es importante que en el Gobierno no se perciba que "éstos, que van por libre, en cualquier momento nos meten en un compromiso a largo plazo que nos deja fuera de juego" (que me consta que se piensa en muchos departamentos). ¿Cuanto de informado ha estado el Gobierno del proceso de reconversión de licenciaturas a grados? ¿Lo han percibido como suficiente? ¿Han podido participar y opinar a tiempo? Lo dudo.
En esa tarea de dar pena el colmo pasa por malmeter (en ocasiones) sobre que otros quipos de gobierno lo tuvieron mucho más fácil porque "con ellos había buena sitonía" o expresiones similares. La "sintonía" con el Goierno no es un accidente de la naturaleza, es una relación que hay que cultivar con esfuerzo, inteligencia y honestidad, como todas las relaciones.
3 comentarios:
La "sintonía" con un Gobierno como el de Navarra es muy fácil de conseguir, con una receta que no requiere esfuerzo, inteligencia ni honestidad. Sin pensar mucho se me ocurren un par de ingredientes. Uno: ser muy beligerante con el euskera. Dos: mirar para otro lado cuando el Gobierno dedica a "su" universidad unos recursos que deberían ser para la de todos. El problema surge cuando no se está dispuesto a transigir con cosas así. Para eso sí que haría falta (mucho) esfuerzo y (muy poca) honestidad.
Se supone que entre las Funciones del Consejo Social esta la de promover la colaboración de la sociedad en la financiación de la Universidad. En el caso de la UPNA, yo no veo por ningún lado el trabajo de este órgano.
Ni en el de la UPNa ni en ningún otro. Es verdad que los Consejos Sociales no han cumplido su misión fundacional de servir de enlace eficiente entre las universidades y la sociedad; las más de las veces sólo sirven de órganos de control político. Lo del euskera, siendo parcialmente cierto, es una inmensa simplificación.
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