El caso que describe este profesor de matemáticas es muy ilustrativo. Partimos del presupuesto (prejuicio en realidad) de que los niños que disfrutan con las matemáticas han de ser bichos raros y hacemos todo lo posible por que lo sean, aunque sea inconscientemente. Cuando se insiste suficientemente a menudo se consigue forzar que se cumpla lo que habíamos supuesto: hemos hecho realidad nuestra profecía.
La imagen social de los científicos está llena de este tipo de estereotipos; propagados por las películas, las teleseries, los medios en general. Tan deferente es la imagen social del científico actual que los jóvenes que comienzan la carrera de científico, en los cursos de doctorado, no se identifican con ella, les cuesta mucho denominar su planteamiento de futuro como "científico". Se lo pregunto año tras año en el curso de doctorado "aspectos básicos de la actividad investigadora". Siempre responden que quieren "saber más", "dedicarse a la investigación" y cuando oyen que eso es ser un científico se extrañan.
La imagen social de los científicos está llena de este tipo de estereotipos; propagados por las películas, las teleseries, los medios en general. Tan deferente es la imagen social del científico actual que los jóvenes que comienzan la carrera de científico, en los cursos de doctorado, no se identifican con ella, les cuesta mucho denominar su planteamiento de futuro como "científico". Se lo pregunto año tras año en el curso de doctorado "aspectos básicos de la actividad investigadora". Siempre responden que quieren "saber más", "dedicarse a la investigación" y cuando oyen que eso es ser un científico se extrañan.
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