Leo en el País sobre un estudio interesante relativo a la elección de la rama de bachillerato. Aunque la muestra es bastante pequeña, completado con el resto de opiniones de profesores y demás creo que da una panorámica bastante acertada. Yo estoy viviendo de cerca este asunto por cuestiones familiares, y me voy a atrever a aportar un granito más, aunque sea poco correcto políticamente.
En realidad hay personas más capaces y menos, en un rango bastante amplio. Y a la hora de cursar unos estudios es casi imprescindible fijar un nivel (1). Así, los que están por encima se aburren y los que están por debajo no llegan. A edades tempranas las diferencias son menos apreciables y se gestionan mejor, pero llegando al bachillerato (que es el tema que nos ocupa) son muy evidentes, pero sociopolíticamente eso no es un hecho que gestionar, sino un problema que esconder. El repudio natural a metodologías antiguas (2) que ponían todo el esfuerzo en "los listos" y realimentaba los fracasos de los menos afortunados, nos ha llevado al extremo contrario. Ahora no se puede segregar de ninguna forma en base a las capacidades, así que esa diferenciación se produce de forma más o menos natural y automática encajándose en la diferencia disciplinar. Y ese automatismo lo perciben, alimentan y actúan en consecuencia todos los actores (estudiantes, profesores, padres, políticos, ...).
Posiblemente las ciencias sean un poco más difíciles por lo que tienen de acumulativo y de abstracto en comparación con las letras (así generalizando mucho), pero esa diferencia es bastante ligera, y si no fuera porque se ve reforzada por otros factores (como el antes expuesto) no daría lugar a las diferencias observadas.
Sin desatender a los estudiantes con capacidades más bajas, habría que dar incentivos y actividad estimulante continuada a los más brillantes. Como uno de os subproductos de esa acción de pura justicia (tratar de manera igual a los diferentes es tan injusto como lo contrario), se iría borrando el estereotipo, infundado y pernicioso, de que las ciencias son para los listos.
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(1) Digo casi porque hay algunas metodologías, especialmente con pocos estudiantes, que permiten atenciones diferenciadas y que cada uno profundice de forma proporcional a sus capacidades en el tema, pero los números de estudiantes y destrezas de los profesores requeridos hacen que estos casos resulten anecdóticos.
(2) Yo recuerdo, con 7 años estar ordenados en clase y que las explicaciones sólo se dirigieran a "los primeros de la clase". Un día a la semana, con una serie de preguntas del profesor se reordenaban los niños.
Imágen tomada de aquí. (Hubiera preferido poner el recorte escaneado, pero no lo tengo)
Posiblemente las ciencias sean un poco más difíciles por lo que tienen de acumulativo y de abstracto en comparación con las letras (así generalizando mucho), pero esa diferencia es bastante ligera, y si no fuera porque se ve reforzada por otros factores (como el antes expuesto) no daría lugar a las diferencias observadas.
Sin desatender a los estudiantes con capacidades más bajas, habría que dar incentivos y actividad estimulante continuada a los más brillantes. Como uno de os subproductos de esa acción de pura justicia (tratar de manera igual a los diferentes es tan injusto como lo contrario), se iría borrando el estereotipo, infundado y pernicioso, de que las ciencias son para los listos.
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(1) Digo casi porque hay algunas metodologías, especialmente con pocos estudiantes, que permiten atenciones diferenciadas y que cada uno profundice de forma proporcional a sus capacidades en el tema, pero los números de estudiantes y destrezas de los profesores requeridos hacen que estos casos resulten anecdóticos.
(2) Yo recuerdo, con 7 años estar ordenados en clase y que las explicaciones sólo se dirigieran a "los primeros de la clase". Un día a la semana, con una serie de preguntas del profesor se reordenaban los niños.
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