El periódico "Público" de ayer le dedicaba casi una página a la existencia de una revista científica. El titular :"¿Eyaculación contra la congestión nasal?" en enorme tipografía. La revista en cuestión, publicada por Elsevier, se llama "Medial Hipotheses", y en la descripción de su objetivo está el intento de dar salida a hipótesis alejadas de las tendencias actuales disciplinares, pero tratadas con rigor. Textualmente el primer párrafo dice:
Medical Hypotheses takes a deliberately different approach to review. Most contemporary practice tends to discriminate against radical ideas that conflict with current theory and practice. Medical Hypotheses will publish radical ideas, so long as they are coherent and clearly expressed. Furthermore, traditional peer review can oblige authors to distort their true views to satisfy referees, and so diminish authorial responsibility and accountability. In Medical Hypotheses, the authors' responsibility for the integrity, precision and accuracy of their work is paramount. The editor sees his role as a 'chooser', not a 'changer': choosing to publish what are judged to be the best papers from those submitted.
Este planteamiento me resulta sumamente interesante. Como comentaba hace un par de entradas a propósito de Nobel frente a Ig Nobel, no es fácil saber si una hipótesis es buena o mala en el momento de parirla, hace falta tiempo para explorarla. Pero la ciencia profesional debe protegerse de ideas absurdas y de advenedizos incontrolados que detraigan fondos del buen camino y oscurezcan las tendencias probadas. Un exceso de celo en esta tarea lleva a cortar antes de tiempo las ideas que por radicales resultan extrañas, pero que no tiene pega metodológica y que podrían llevar a auténticas revoluciones científicas. Esta idea la explora a fondo con mucha documentación Federico di Troccio en su libro "El genio incomprendido". La tesis es que el proceso de selección (de artículos a publicas, de proyectos a financiar, etc.) de la ciencia profesional tiende a eliminar los extremos, afortunadamente en el extremo de las ocurrencias y tristemente en el extremo de las buenas ideas aventuradas. (encuentro una opinión análoga en el fenecido blog la cosa húmeda).
Como los sexadores de pollos, alguien tiene que decidir que ideas seguirán siendo exploradas y cuales no en el momento de su nacimiento, una difícil tarea. Y la práctica en esta tarea tiende a primar la mediocridad. Di Troccio propone, en las conclusiones de su libro, que se mantengan algunas revistas "serias" en las que dar salida a ideas arriesgadas. Exactamente eso es lo que se pretende con la revista "Medical Hipoteses".
El tratamiento mediático histriónico de estas iniciativas, de esta revista, de los premis Ig Nobel, etc. demuestra un importante desconocimiento de los procesos de creación científica. Si no queremos limitarnos a explorar sólo el patio de casa, son absolutamente necesarias las hipótesis arriesgadas, aunque muchas veces acaben siendo fallidas y aunque resulten "graciosas" para el público en general.
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