miércoles, 18 de agosto de 2010

¿Clausuramos demasiado poco?

Esta mañana comentaba con una amiga sobre lo poco apetecible que resulta asistir al acto de inaguración oficial del curso. Ahora me encuentro en el periódico un acto de clausura de una actividad que también nuestra universidad realizó, y que concluyo sin festejo formal de clausura.

Por un lado echo de menos que también nuestros estudiantes se pongan algún día la corbata y la faldita y salgan en el periódico local, pero por otro me salen sarpullidos de pensar en que tenga que acompañarles yo. Algo no tengo claro en este asunto.

Parece que celebrar es bueno: ceremonias de paso, aunque sea un pasito de un máster de un año; momentos de reunión distendida y reflexión sobre lo hecho. Lo que quizá me resulta incómodo es la formalidad, el disfraz, la ritualización excesiva de esas celebraciones... No se, me reafirmo en mi duda respecto de estos festejos académicos.

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