(Recuperación de "borradores" olvidados en estos 18 años de blog)
Tenía en borradores la siguiente entrada desde el 24 de octubre de 2017, junto con una nota de que sobre esto también comentaba Iñako (como ha migrado de blog la url no funcionaba, pero ha sido fácil recuperar el contenido en el nuevo), su comentario aquí, "Leña al maestro"
Va sobre una foto que se hizo muy viral en tuiter (que entonces existía). Sigo de acuerdo con el yo de 2017
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El listillo y el tachón
A mi lo que me disgusta de la fotografía tuiteada es la cruz roja con que se tacha. El malentendido es una ocasión perfecta para discutir y aclarar los dos puntos de vista. Es obvio que el estudiante tiene más que superado el conocimiento que pretendía evaluar la prueba (y el maestro, por supuesto), entonces no tiene sentido pelear por "quién tiene razón", sino seguir avanzando en el aprendizaje, que pasa ya de la escritura de los números a detalles sofisticados de comprensión lectora. Si en vez de un tachón rojo hubiera un comentario valorativo de la respuesta (no necesariamente aceptándolo) la cosa cambiaría. Eso sí, el alto número de alumnos en clase (y otros elementos de presión laboral) dificulta tomarse ese tiempo, es más fácil el tachón, pero también muestra un ejercicio de autoridad innecesario.
Cuando le preguntan a un(a) estudiante de doctorado a qué se dedica, lo normal es que sufra para intentar no perder la atención del interlocutor entre tanto tecnicismo y detalle. Se cuestiona el auténtico valor social de su trabajo aún en el caso de que resulte exitoso y lo difícil que es que acabe siéndolo.
Por otro lado esa es la mejor situación para la divulgación científica, alguien que no conoce un tema se interesa genuinamente por él, aunque sea por interés en la persona que lo desarrolla. Es una interacción uno a uno donde puedes sintonizar el mensaje con toda la finura al nivel e intereses del interlocutor.
La situación se repite en encuentros familiares o con amigos y siempre lo enfrentamos con sensación de tierra trágame, a ver si cambiamos de tema. Creo que merece la pena pensarlo en frío, antes de volver a vernos en una situación estresante como esa, y poder llevar la respuesta preparada.
Además de por responder con calma, esa reflexión en frío es muy interesante en sí misma. ¿Cuál es mi pregunta de investigación (1)? ¿Cómo puedo formular mi tema de tesis (de investigación) de forma que sea susceptible de tener una respuesta? Además, ya que me pongo, debería esforzarme por evitar tecnicismos, sustituirlos por términos más comprensibles. Sí, claro, se pierde precisión, pero se gana accesibilidad que es de lo que se trataba ahora. Por último hay que plantearse ¿a quién le importa la respuesta a esa pregunta? Porque en la inmensa mayoría de los casos hay un interés social importante detrás de esa pregunta de investigación (2).
Con la tarea hecho, en la próxima cena de navidad, cuando te pregunten, en vez de pelear con la explicación sobre el efecto del estrés hídrico en la expresión de no sé qué gen de la planta modelo, puedes decir que trabajas por disminuir el hambre en el mundo. Quizá no recomendaría tanto “amarillismo” para titular un artículo de periódico. Pero cada medio requiere su lenguaje y una cena de navidad está, por definición, llena de “cuñaos”.
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(1) Lo de la pregunta de investigación se puede sofisticar mucho (ver Wikipedia, por ejemplo) pero para lo que aquí interesa vale un planteamiento mucho más ligero.
(2) Hay planteamientos de investigación muy difusos que son difíciles de poner en formato de pregunta. También hay cuestiones de interés muy interno de la disciplina, con un reflejo mínimo en la sociedad en general. Ese tipo de temas, que son los que alimentan el estereotipo de la “torre de marfil”, son en realidad muy raros. Cuando la persona que se inicia en la investigación descubre estar en una situación como esta, quizá mejor que lo reconsidere.
Hace unos días me invitaron a una jornada de prospectiva y en una mesa de trabajo me sorprendí mucho cuando alguien dijo que había que trabajar en la gobernanza del ecosistema. Esa sorpresa me lleva escribir esa entrada, da igual, al menos de momento, qué ecosistema de qué prospectiva se trataba.
Los ecosistemas no se gobiernan ¿no? Es un oxímoron. Si lo haces dejan de ser ecosistemas y se convierten en granjas o jardines, según con qué objetivo se plantee el gobierno. Quizá el problema está en que abusamos de la metáfora del ecosistema para referirnos a sistemas, sin más, sin “eco”.
El ecosistema de la innovación sería un entorno donde están geográficamente próximos, y con interacciones entre ellos, los diversos agentes que intervienen en esa actividad: centros formativos (universidades, sobre todo), centros tecnológicos y empresas fundamentalmente (aunque pueden identificarse algunos agentes más). El famoso “silicon valley”, en la bahía de San Francisco, sería el ejemplo paradigmático de ecosistema de la innovación, un modelo que han declarado tener como inspiración multitud de municipios españoles a la hora de crear polígonos industriales.
A lo largo de los años he asistido a un montón de reuniones que, hoy me doy cuenta, eran intentos de crear (¡y gobernar!) ecosistemas. Reuniones en las que charlas inspiradoras pretenden animar el espíritu en la dirección correcta y que acaban con un vino para engrasar el “networking”, que debe ser lo fundamental, el establecimiento de relaciones entre agentes.
Hay una serie de cosas a las que no se puede obligar. Nadie disfruta por obligación. Nadie se divierte, ni siquiera se ríe de un chiste, porque lo mande el jefe. Cuando uno va a una reunión porque hay que ir, sin un objetivo claro y sin sentirse autorizado a representar a la organización que te manda, es difícil que surjan relaciones interesantes. Como mucho disfrutas del canapé.
Sí que, a veces, hay personas que se mueven bien en esos ambientes indefinidos y son capaces de generar relaciones provechosas, pero casi siempre el provecho es personal, no corporativo. El mejor ecosistema se dará en un entorno de suelo fértil y condiciones ambientales generosas y estables. Lluvias predecibles y abundantes año tras año. Es la estabilidad la que proporciona el tiempo para que la evolución actúe y las distintas especies se especialicen cada una en su nicho y el conjunto se enriquezca y crezca variado y resiliente. En el caso de la investigación y la innovación la metáfora es clara: dinero abundante y predecible (convocatorias mantenidas muchos años sin cambios). Menos esfuerzos de gobernanza y más paciencia, mucha paciencia.
Una epidemia de desconexión generada por los aparatos que prometían conexión. Lo comenta la princesa de Gales, y seguramente tiene razón.
Cuando aparece una nueva tecnología no es lo mismo el transitorio de su introducción que la situación estacionaria a largo plazo. Quizá se ve mejor con el teletrabajo.
Si te dan la opción de teletrabajar cuando llevas lustros en la oficina todo son ventajas: evitas desplazamientos, gestionas mejor tu tiempo, ganas productividad y calidad de vida. Pero para una persona que nunca fue a la oficina, que se incorpora al trabajo desde sus estudios, encontrarse solo en su habitación, sin rutinas previas y sin relaciones sociales informales puede resultar desastroso.
El transitorio de introducción del teletrabajo es maravilloso pero su estacionario de largo plazo resulta, cuando menos, problemático. Y lo mismo está ocurriendo con lo móviles que, aunque parezca que lleven 300 años aquí, hace apenas 15 años que están. A quienes lo recibimos con una libreta de teléfonos (esas de papel donde apuntábamos los números) bien surtida de amigos y conocidos de diferentes actividades y momentos de la vida nos sirvió para mejorar el contacto con esas personas. Quienes lo recibieron de adolescentes han visto mediada por el dispositivo toda la generación de esas relaciones que a nosotros nos llenaron la libreta. Y en esos momentos de inseguridades y timideces que es la adolescencia, todo lo que permita tomar distancia es aprovechado. Parece que es más fácil hablarse a través del dispositivo que cara a cada. Resultan fascinantes esas cuadrillas de críos sentados en un banco, todos mirando al móvil, pero haciendo cosas en conjunto (quizá jugar, quizá "charlar").
La paradoja de la desconexión por la conectividad se resuelve por ese concepto tan bien estudiado en ciencia e ingeniería que es la diferencia entre el estado estacionario y los transitorios de conexión. Se resuelve su comprensión, claro, la solución real al problema social generado está mucho menos clara.
Esta disquisición sobre transitorios me ha recordado a Panadero comprobando cuantos huevos aguantan su peso. No es lo mismo estar encima que subirse, el transitorio es muy importante. Para quien no lo viera, es un vídeo muy interesante de apenas 12 minutos:
Hace pocos días que falleció Jane Goodall. Una persona maravillosa y un personaje curioso. Una vida larga, 93 años, y llena de actividad y éxitos de la que se pueden decir muchas cosas, casi todas dichas ya.
A mi me van a interesar aquí dos aspectos de su figura: (i) como consiguió mezclar los papeles de científica y activista extraordinariamente y (ii) la peculiar situación que le permitió mirar de otra forma y con ello hacer grandes descubrimientos científicos.
Resumiendo mucho, podemos decir que la ciencia consiste en la búsqueda de la verdad, y el activismo es el esfuerzo por desarrollar un ideario. Ambas cosas no casan bien. El ideario al que uno se adhiere con fuerza podría entrar en colisión con las conclusiones del trabajo científico que se hace, por lo que una de las dos actividades se vería comprometida. En las encuestas de valoración de confianza en expertos, una de las cosas que más se valora es su independencia, no sólo administrativa y económica, sino ideológica. De hecho la independencia de criterio forma parte del estereotipo de científico y por eso puntúan alto como colectivo en estas encuestas. También por eso, cuando un científico se significa mucho por una causa su consideración como científico suele perder valor (y más cuanto más radicalmente muestre su activismo).
Jane Goodall mantuvo un activismo claro toda su vida: por Africa (por algunos lugares más especialmente), por la conservación y el bienestar animal, por los Derechos Humanos y por los grandes simios. Son causas tan grandes y tan nobles que concitaron una amplsisimo consenso, análogo al de Félix Rodríguez de la Fuente, nuestro conservacionista patrio. Quizá el actual "malismo" en alza generaría odios hasta con estos personajes, adalides de la paz y lo bondadoso. Pero aparte de una buena causa, seguramente también fue muy importante la capacidad de moverse bien en las altas esferas de la baronesa Jane van Lawick-Goodall (también de Félix, por cierto). Sea como fuere, es de agradecer que haya puesto su prestigio, esfuerzo y dinero en tan nobles causas.
Como científica, descubrió que los chimpancés utilizan herramientas, que tienen personalidades diferenciadas, que cazan en colaboración y que entran en guerra en ocasiones. Cosas que hoy nos parecen evidentes pero que supusieron una auténtica ruptura en su momento. La visión establecida consideraba al hombre un ser singular en la naturaleza precisamente por esas cosas, la capacidad de usar herramientas y de colaborar de forma flexible. Además claramente cada persona es un mundo, y a los animales se les consideraba miembros de su especie, sin una individualidad relevante. Para descubrir lo que descubrió "bastaba" con mirar la realidad. Claro que esa mirada (por eso el entrecomillado) tenía que estar libre de los prejuicios del paradigma dominante. Jane no fue a la universidad antes de comenzar su exploración africana. Esa exploración parte de un deseo interior (ella misma insistió siempre que originado en la infancia gracias a su peluche Jubilee). Un deseo interior que no tiene nada que ver con las lógicas científicas, no buscaba artículos científicos ni reconocimientos académicos, solo estar donde se sentía bien y aprender de esos magníficos seres.
Un deseo noble en una mente libre de los prejuicios que le habría imbuido la academia, pero también unas excelentes relaciones sociales que le permitieron, ahora sí, ir a doctorarse a Cambridge y ser admitida para un doctorado sin tener licenciatura (fue la octava persona en la historia admitida en esa situación). Esa capacidad de estar en el filo del conocimiento establecido, pero con la capacidad de dudar de él es fundamental para los grandes descubrimientos.
Normalmente esa situación ideal para el descubrimiento no la da la falta de estudios formales sino la juventud. Newton tuvo su "año milagroso" a los 22, Einstein con 26, Darwin hacia los 25, Steven Hawking a los 23. Estos datos los he tomado de un vídeo de Veritasium precisamente sobre este tema del momento vita óptimo para el descubrimiento rupturista. (En otro blog tengo dos piezas sobre este tema, 1 y 2).
Tanto su papel de científica como el de activista se apoyan en un conjunto de peculiares equilibrios: entre la exploradora y la señorita, entre el corazón inglés y el amor a Africa, entre la formación difusa y la académica. Unos equilibrios que manejó con sabiduría y buen criterio. Ha sido una suerte haber coincidido en el tiempo con alguien así, una de esas personas que te reconcilian con la humanidad.
Escribiendo un correo de invitación a una visita guiada se me ha ido la tecla a guisada, y me ha parecido una errata que merece la pena comentar. Le llamamos "metadatos del arte" a las cartelas, hojas de sala o cualquier pieza de información racional (texto casi siempre) que no forma parte de la obra (pero casi) y que sirve para identificarla y contextualizarla de alguna forma. Sobre eso he escrito alguna cosa en este blog en 2022 y 2024. Mi punto de partida, como buen racionalista, era el de reclamar unos metadatos extensos. Sin embargo tras muchas conversaciones, bastantes con Patxi, el autor de la exposición guisada, voy apreciando también la descontextualización. Es como pasear por una ciudad que no conoces sin plano (y menos navegador). Una sensación de descubrimiento, de cierta aventura, que sin duda mola. Pero bueno, tampoco romanticemos demasiado, depende de la ciudad y del barrio. Hay muchos lugares donde sentirse perdido lo único que genera es miedo (al menos a mi).
Parece que el nivel de metadatos depende de la situación, en particular de cuanto de familiarizado esté el espectador con el tipo de obra que contempla, como lo alejada que pueda estar la ciudad del paseante de la suya de origen. Nos dicen que la música es un juego de expectativas entre lo que la armonía sugiere que va a sonar a continuación y lo que realmente suena. Para que ese juego resulte agradable la complejidad de la pieza tiene que caer en el rango de experiencia del oyente. Por eso las canciones infantiles son inmensamente simples y la música contemporánea solo la disfruta un puñado de entendidos. Del mismo modo, los "entendidos" que pueden encontrar las referencias de la obra plástica sin que se las señalen la disfrutarán mucho más sin guía, siendo actores de ese descubrimiento. A cambio, quien no pille las referencias se encontrará perdido como el paseante en un barrio extraño.
Hay que guisar las exposiciones en su justa medida, ni tan poco que te quede muy dura la pieza, ni tanto como para que te quede desmigada. Y encima cada comensal tiene su gusto (¡y su dentadura!)
Hace ya nos cuantos años que tenemos una colaboración la bailarina y coreógrafa Carmen Larraz y yo. He ido dejando cosas en el blog, pero creo que merece la pena hacer una recopilación del proyecto y añadir unas pinceladas de lo que hemos aprendido.
1.- El marco conceptual
Es habitual que los proyectos de arte y ciencia sean simplistas, explicaciones unidireccionales bien de cómo la ciencia afecta una práctica artística o bien de como artistas se inspiran en algún elemento científico. En muchos casos, además de unidireccionales, esos caminos son muy cortos. Cosas como una pieza de danza que ejemplifica la corriente eléctrica en la que cada bailarín "hace" de electrón metafóricamente. O en la dirección contraria, como un artista plasmó el teorema de Pitágoras en una serie de piezas.
Estas aproximaciones tienen un gran valor y resultan muy inspiradoras, nada más lejos de mi intención que criticarlas. Sin embargo, hay otras relaciones entre arte y ciencia, más simétricas, incluso más esenciales. Mis principales referentes (literalmente las referencias que he manejado) respecto de esta cuestión son dos:
Emily Coates. Bailarina que mantiene un programa de física y danza en la Universidad de Yale junto con la profesora de física Sara Demers. Tienen un libro juntas "Physics and Dance" entre otros materiales disponibles en la red. Pero al artículo "revelador" para mi es The Poetics of Physics in Dance. En el propone (con el nombre de "intensificación") un lazo de realimentación, un camino de ida y vuelta entre el conocimiento científico y la expresión coreográfica para llegar resultados mucho más interesantes.
Alva Noë. Filósofo, profesor en la universidad de Berkeley, que sostiene una visión de la percepción (y de la propia conciencia) que requieren del movimiento, de la interconexión, del cuerpo. Y en ese marco considera la danza una de las actividades que de forma más pura ejemplifica esos puntos de vista. Para evitar malentendidos, mejor escucharle directamente en ESTE vídeo de media hora sobre el tema (aunque es largo, en los primeros dos minutos centra el asunto).
"5778 K, un proceso social" fue nuestra interpretación escénica del problema del marco conceptual de la colaboración. Es la grabación de nuestra participación en Naukas Pamplona 2023. Es media hora.
Ahí también se trataba el tema de los "metadatos del arte contemporáneo", más desarrollado en ESTA entrada.
Fue la primera pieza en la que colaboramos. Yo me incorporé al proceso cuando ya había mucho trabajo coreográfico hecho. Buscamos los elementos que tuvieran similitudes más reconocibles con conceptos del electromagnetismo y a partir de ahí se generaron dos piezas: (i) la pieza coreográfica propiamente dicha, una hora ininterrumpida con música original, espectacular y (ii) la mediación, en la que se explica esa relación de elementos coreográficos con el electromagnetismo. Esa mediación la presentamos en Naukas Bilbao en 2021. Gracias a Eitb quedan unos vídeos estupendos:
Esta mediación es justo lo que comentaba en el marco conceptual que queremos trascender, la transcripción más o menos directa, con una metáfora sencilla, entre lo científico y lo bailado. Pero es que es más fácil decirlo que hacerlo, y por algún sitio había que empezar.
Sobre esta pieza hay varias entradas ya en el blog, así que las enlazo y no me enrollo más:
En este proyecto intentamos ir juntos desde el principio, pero la complejidad de compatibilizar las fases de creación coreográfica, dependientes de ayudas que coinciden con períodos de clases y otras cuestiones mundanas del tipo lo hicieron muy difícil. El objetivo temático en este caso era la luz, y se pretendía que la ciencia la danza y la propia luz (la iluminación) fueran 3 elementos prácticamente en pie de igualdad. La pieza coreográfica con una breve intervención científica (en términos lo más poéticos posible) se ha representado unas cuentas veces y yo diría que sigue "in progress". El estreno formal fue en noviembre de 2024 (reseña en el blog). En el verano de 2025 hubo una versión al aire libre (en una ermita de la Valdorba) bien chulo.
Una idea de la fase inicial de este proyecto se desgajó del camino principal y se convirtió en una pieza aparte: "Atardecer"
4.- Atardecer
Un día, hablando de la física de la luz en el Centro Huarte, en las fases iniciales de lo que sería Luz Negra, comenzó a anochecer y observamos el sol anaranjado, tocando el horizonte, proyectándose en la sala en la que estamos y nos pareció que ese momento merecía una atención especial. De aquel momento y un cierto trabajo surgió la pieza que ha quedado en algo minimalista pero muy potente (imho, claro). Dos trozos consecutivos, equivalentes, una explicación (lo más poética posible, guionizada por Carmen) de la física del atardecer seguida de un solo de Carmen. La charla no explica la danza, la danza no "interpreta" lo dicho, pero creemos que la fusión es total. Se estrenó en Pueyo en agosto de 2023 (ver reseña, con vídeo) en el exterior, acompañando una puesta de sol real (magnífica, por cierto). La hemos repetido bastantes veces. Algunas que tengo apuntadas son: en Barcelona, en un centro de ciencia de la danza del CSIC, o en Naukas 2024. El vídeo de ese día lo dejo a continuación:
5.-. Qualia
Actualmente llevamos un tiempo trabajando en una siguiente obra. Si empezamos por el electromagnetismo y pasamos a la luz, el siguiente reto no podías ser más que la mecánica cuántica. Pero al margen de lo que nos salga, Carmen está empeñada en avanzar en esa integración entre disciplinas que materialice la intensificación de la que hablaba Coates y está planteando cosas muy curiosas que ya veremos como acaban... En el momento de escribir esto estamos muy "in progress" y con poca financiación, la verdad
6.- Investigación y reflexión
Aparte de lo proyectos artísticos propiamente dichos, de los procesos de reflexión e investigación a veces quedan registros como: (i) un taller en el que explorábamos la idea de "corporeizar el conocimiento" (tan de Alva Noë, al que no conocíamos entonces) y (ii) Una magnífica conversación (pública) con Vanesa Aibar (en el marco de la edición del invierno del Festival Danzad, Danzad Malditos que dirige Carmen). Aunque está enlazado, dejo a continuación un vídeo de cada cosa para que no haya que salir de aquí (que quien lo mire en el movil y haya llegado hasta aquí lo agradecerá)
En realidad el título es un poco tramposo. Utilizo el botijo para cerrar el ciclo de Naukas Bilbao (como lo conocemos) ya que mi primera charla fue sobre eso, en 2014. Entonces me interesaba especialmente la ciencia de lo cotidiano, cuanto más aparentemente simple mejor. Hoy me interesa otra cosa, como la ciencia ha cambiado el mundo con consecuencias extremas, tanto positivas como negativas. Con el botijo como macguffin me voy a lo que me interesa hoy. En este vídeo:
Naukas Bilbao 2025, 15 años de Naukas, según los "jefes" el último con este exitoso formato, clásico ya, de las charlas de 10 minutos. Una maravilla de evento en el que es un privilegio poder participar. Todas las charlas son estupendas, merecedoras del rato que cuesta velas. Todas están en esta lista de reproducción de toutube
Con el título “Arte y Ciencia, caminos de ida y vuelta” se celebró un curso de verano de la UPNA en Estella este septiembre. Como directores figuramos al alimón Patxi Araujo y yo, un artista y un científico. Ahí tenemos el primer dipolo arte ciencia, una aproximación dipolar que pretendimos mantener en las conversaciones de cada una de las tres mañanas.
El primer día conversamos los dos “directores”, atreviéndonos cada uno a dar una definición (operativa, obviamente no de precisión exhaustiva) de nuestra disciplina. Para los siguientes contamos con maravillosos invitados que se integraron perfectamente en el ambiente intimista, relajado y curioso que se formó con los asistentes, pocos pero interesadísimos y participativos. Un poco intensito todo, vale, pero a gusto (como se dice por aquí).
“Un poema es la respuesta a una pregunta cuya única respuesta es ese poema”. Vamos, que lo poético se centra en lo singular, lo individual. Lo contrario a la ciencia, que pretende ser el conocimiento de validez más universal posible (idealmente total, cosa que solo se consigue en algunas disciplinas, como la física).
“Uno no está en sí mismo cuando está en ello”, una manera poética de referirse al “extrañamiento del hacer”, que es la forma filosófica de referirse al estado de flujo en que se puede entrar con un trabajo manual con el que te apasiones.
Con este par de notas que leo en mi cuaderno suficiente para hacerse una idea de por dónde iba la conversación. Eso sí, con la declaración de intenciones de que no somos de los que creen que Newton destejió el arco iris al descubrir su funcionamiento científico (como le reprochaba J. Keats en su poema Lamia). Lo ejemplificamos con la imagen elegida (por Patxi) para el cartel del curso, el cuadro “Newton” de William Blake, que como Keats, participaba de esa visión romántica reduccionista).
De este curso, mucho más modesto y minimalista que el que comentaba en la entrada anterior no hay grabaciones, ni siquiera fotos. Dejo enlaces a personas y colectivos que participaron:
Abelardo Gil-Fournier, artista (físico de formación inicial) de extraordinario gusto: web, Ig, en Tabakalera
Desmusea, colectivo formado por Clara y Dani, que se dedican a la mediación cultural digital: web, Ig, en Matadero
Sonia Elizondo, nuestra ingeniera poeta, pianista y danzante, que hizo la tesis en la UPNA sobre ordenadores y emociones: una breve bio, Ig, publicaciones científicas
Gurutze Perez Artieda, ingeniera y actriz, y además gestora cultural de la divulgación en la UPNA: en la UPNA,
Iñaki Rifaterra, artista afincado en Estella dedicado al xilograbado: web, Ig
Los días 4 y 5 de septiembre de 2025 tuvo lugar un curso de verano titulado "divulgar la ciencia en el siglo XXI" en la Universidad de Alicante al que me invitaron a participar.
Me lo pasé muy bien con los organizadores y demás ponentes, me parece que está muy bien pensado todo.
Mantienen el mismo título año tras año, y es un título "contenedor" que da para hablar de casi cualquier cosa. Una elección cuidada delas temáticas permite sacar una interesante imagen de la ciencia en día y medio.
Curiosamente el formato es casi el opuesto a Naukas. Aquí se trata de profundizar en los temas, charlas de una hora seguidas de un buen turno de preguntas.
Mi charla fue sobre los males de la ciencia, muy parecida a la que he dado otras veces (las dispos usadas se parecen a las de esta charla en Logroño). Pero me acompañaron, nada menos que:
Arcadi Navarro con una excelente disquisición sobre lo absurdo de buscar moralidad en la naturaleza (ni buena ni mala)
Pascual Roman (el "Pascualio") que nos contó mu montón de curiosidades sobre la tabla periódica, acabando con una jota aragonesa sobre dicho invento del ruso genial
Ileana Bladé con una master class de ciencias del clima que sirve para ver lo que realmente calcula con los modelos climáticos y lo inexcusable de sus predicciones más asustadoras
Margarita del Val haciendo un repaso al estado de tres enfermedades candidatas a ser la próxima pandemia y como las tienen monitorizadas desde diversos campos científicos.
Joan Fuster nos contó el estado de los aceleradores de hadrones para radioterapia y el interés de disponer de instalaciones de este tipo
Ángela Nieto que nos descubrió la relación entre el crecimiento embrionario y las metástasis del cáncer; como en ambos casos se activan genes que permiten la migración celular.
Todo ello bajo la dirección cuidadosa y amable de Isabel Abril, Rafael García Molina, Nicolás Cuenca y Mercedes Pastor.
El programa del curso con enlace a las biografías de todas estas personas AQUÍ también con enlace a las sesiones completas grabadas
El repositorio con las ediciones anteriores del curso AQUÍ, un recurso que seguro que es interesante bichear
La grabación de mi sesión AQUÍ, yo empiezo en el tiempo 1:35:00 aprox.
Un autentico lujo haber podido participar, tanto en la parte pública, como en las comidas y cenas con los colegas. Una actividad muy recomendable para el año que viene.
Aprovecho para dejar aquí un vídeo de un trabajo divulgativo de Rafael García Molina, mezclando física (llena de "cacharrismos") con ópera, el vídeo AQUÍ