viernes, 5 de noviembre de 2010

Mi admiración por el escepticismo militante

Han multado a un profesor universitario por llamar estafadores a unos espiritistas que alquilaron una sala de una universidad para una reunión y pretendían con ello el aval de la Universidad. Pero es que hay universidades que van mucho más allá de prestar espacios, el más abracadabrabte es la creación de una cátedra de homeopatía en la Universidad de Zaragoza. Aunque no la única: hay másteres universitarios aquí y allá.

De todas estas cosas me entero porque los escépticos las airean. "Escéptico" es la palabra que se usa para denominar a personas que aplican a rajatabla el pensamiento crítico y el método científico, alejándose todo lo posible de creencias, argumentos de autoridad y todo tipo de supersticiones. A mi no me gusta el nombre, me parece que tienen connotaciones algo negativas para una postura que es... lo normal. Son los "no-escépticos" los que necesitarían una etiqueta, pero por este camino me meto en un jardín que me aleja del tema.

Cuando leí el libro sobre el timo que es la conspiración lunar ("La conspiración lunar: ¡vaya timo!") me daba mucha pena ver el esfuerzo que hay que hacer para demostrar que no son ciertas afirmaciones que se hacen a tontas y a locas y que calan tontamente en la sociedad. Si todo el esfuerzo y estudio que puso Eugenio Manuel en la conspitación lunar lo hubiese puesto en un problema científico abierto probablemente lo habría resuelto. Y esa misma sensación la he vuelto a tener hoy al escuchar en la radio a Luís Alfonso Gámez hablando de distintos "casos" absurdos de estos (ministras de sanidad con amuletos, y un sinfin más).

Por un lado es una pena para la ciencia que mentes tan brillantes no estén ayudando a construirla; pero por otro lado resulta que es muy importante también que haya gente que se ocupe de repeler (científicamente, por supuesto) los ataques que se sufren. Y esta actividad no tiene premios Nobel o Principes de Asturias, resulta mucho más oscura e ingrata que la tarea científica en si misma.

Creo que todos los que consideramos que el escepticismo es lo normal, la única postura sentido común, debemos mucho a los que hacen de ello una militancia activa. Desde este rinconcito de la red, vaya mi admiración para todos ellos (que aunque representados aquí sólo por dos nombre propios son muchos)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé dónde leí que las estupideces estaban termódinámicamente favorecidas: cuesta menos trabajo crear una que desmontarla.
Y por otra parte, la de cosas que se aprenden desmontando magufadas.

Saludos, y me uno a la admiración.

Joaquín Sevilla dijo...

Sería un interesante estudio ese de la termodinámica de las creencias!! Gracias por tu comentario.

Naeros dijo...

Uno de los primeros que vi yo enfrentándose a este tipo de cosas fue Javier Armentia, que iba a programas de debate a pelear por una visión racional (y es increíble el aguante que tenía).

RKincaid dijo...

@Naeros

Sin embargo la actitud personal de Armentia a mi personalmente me parece fuera de tono muchísimas veces. Da la sensación de andar mirando a la gente por encima del hombro. Como divulgador no está mal, pero como polemista creo que hace un flaco favor a la causa: le pierden las formas.

Tal vez sea sólo una impresión mía, pero me da la sensación de que cae demasiado fácil en el insulto personal. No hay más que darse un paseo por su blog y leer algunas de sus respuestas en los comentarios, no solo a los trolls (que los tiene) sino a gente que discrepa con bastante coherencia.

Anónimo dijo...

¿Y si todos los profesores universitarios publicamos al unísono que los "estafadores" son "estafadores"? Porque este pobre hombre se ha llevado el solito la multa por decir lo que todo el mundo (con dos dedos de frente, me refiero) sabe. Es lo único que me faltaba: paren el mundo, que me bajo (me bajo a buscar otro "decente" sin "estafadores").

Joaquín Sevilla dijo...

Por mi encantado. Ya lo han hecho varias personas, tanto por escrito como en radio. También se ha creado un grupo de Facebook de apoyo. Este señor sabe que no está solo