Ante los fenómenos térmicos alguien imaginó un fluido, el flogisto, para explicar lo que pasaba. También ante el electromagnetismo se imaginó el éter. Ambos conceptos resultaron inadecuados para explicar bien los fenómenos que había detrás. Además, las explicaciones finalmente vencedoras tuvieron que luchar contra las preconcepciones falsas para establecerse.
El la actualidad política tengo la sensación de que ocurre lo mismo, con el agravante de que los conceptos se inventan conscientemente para facilitar lecturas partidistas de la realidad. Un par de ejemplos: sorpaso y bloqueo.
Supongamos que un partido tiene una ideología y pretende convencer a sus conciudadanos de que es la mejor opción. Busca que les voten y ganar las elecciones. Ganar las elecciones supone, obviamente, sacar más votos que otros. Resulta que en el caso de partidos concretos (IU o Podemos) que ocurra eso se ha cosificado y bautizado en italiano: "sorpaso". También se podía haber llamado "finplunche" a que el principal partido de la oposición sacara más de 3/5 que el vencedor. Y se podrían escribir crónicas sobre si en esta ocasión se obtendría el finplunche o no, sobre si se persigue con energía o si resultaría catastrófico para el país. El finplunche o el sorpaso son éteres y flogistos que evitan hablar de la vedadera Política: lo que cada partido pretende para el país, lo que incluye en su programa y su potencial credibilidad basada en trayectorias pasadas.
Más actual es el "bloqueo". En el panorama actual posterior al bipartidismo ha ocurrido ya dos veces que se establece una alianza entre dos partidos y acusan al siguiente por la izquierda de bloquear el gobierno por no apoyareles incondicionalmente (en esta legislatura al Psoe y en la anterior a Podemos). Votar de acuerdo con la línea ideológica de un partido una propuesta de investidura es lo normal, lo obvio. Pero si en vez de verlo así se bautiza como "postura de bloqueo" la percepción cambia completamente.
Otra familia de torticeros inventos consiste en los "hombres de paja" (1) con la personalidad de lo líderes políticos. La prepotencia de Pablo, la pachorra de Mariano, la inconsecuencia de Albert o la debilidad de Pedro. Demasiados (y demasiado aburrido) como para desgranarlos todos, solo un ejemplo. Supongamos que un partido tiene una postura clara respecto de las alianzas que pretende y lo plantea abiertamente el primer día. Eso es la prepotencia del líder y las "ansias de sillón" (otro flogisto más).
Con todos estos mimbres se construye la realidad paralela del tertulianismo político. "La tradicional prepotencia de Fulano impidió el fimplunche ya que sus ansias de sillón evitaron el consenso" y frases por el estilo hasta el infinito. Mientras la política real sigue, se aprueban disposiciones sobre el sistema educativo, se convocan (o no) oposiciones, se paralizan planes urbanísticos y se aprueban otros... La vida de las personas continua y se ve afectada por las acciones reales de sus gobernantes (en funciones o funcionando). Pero de esas acciones (y omisiones) es prácticamente imposible oír tertulias.
Exponerse en exceso al tertulianismo puede hacer que uno acabe por creerse ese mundo paralelo. El sesgo de confirmación lo hace muy fácil. Siempre hay alguien en la tertulia que refuerza la postura que te caía simpática antes de empezar.
No hace dos años que tenemos nuevos partidos y ya estoy añorando otros, más nuevos aún, que bajen a trabajar al mundo real y se dejen de fimplunches, flogistos, sorpasos y otros personajes imaginarios.
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(1) Hombre de paja es el nombre de una falacia argumentativa consistente en inventar in personaje exagerando características negativas de la persona, así es mucho más fácil criticarla (pero en realidad no criticas a la persona, sino a un personaje inexistente sustitutivo).
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