domingo, 20 de mayo de 2012

Sobre el conocimiento científico de la sociedad en general

Leía el estupendo artículo de @Xurxomar sobre la historia de la ciencia y de su comunicación y me iba quedando un regusto extraño. ¿En qué otra actividad humana se habla de "divulgación", "popularización" o "comunicación social"? Por cierto, da igual que busquemos términos progresivamente menos elitistas, el modelo sigue siendo unidireccional. No hablamos de "divulgación" para referirnos al derecho, la política, la gastronomía o el deporte.

De alguna manera asumimos que conocimiento científico, a diferencia de otros, está fuera de la sociedad en general y hay que hacer esfuerzos específicos por distribuir algunas raciones mínimas, siquiera se de subsistencia, entre la población. Si yo se algo sobre la alineación del Real Madrid, la evolución del Bulli o la problemática sobre las tallas de la pasarela Cibeles no es porque alguien haya hecho "divulgación" de deporte, gastronomía o moda. Son conocimientos que están encima de la mesa, que circulan. La vida diaria está entreverada de conocimiento, píldoras sobre temas de lo más variado que muy raramente incluyen cuestiones científicas. Por alguna razón que deberíamos estudiar, la dieta cotidiana informacional resulta muy deficitaria en ciencia, e intentamos corregirla con suplementos vitamínicos especiales (divulgativos) que se encuentran en "establecimientos especializados" (blogs, programas de tv en horarios difíciles, etc.).

Uno de los primeros efectos de esta situación es que sólo van a por los complementos a la dieta informacional los que ya son conscientes de que tienen un problema y lo quieren resolver, mientras que la inmensa mayoría no es consciente del tema y no consume "divulgación". Así que aunque se llame "divulgación" no llega al vulgo, sino que sigue siendo algo minoritario y, porqué no decirlo, endogámico.

"Sin embargo, a pesar de que este amplio abanico de herramientas para transmitir el conocimiento no deja de producir una corriente de aire fresco -se publican constantemente buenos libros de divulgación, hay excelentes series y documentales para tv e internet, etc.-, una preocupante mayoría de la gente tiene unos conocimientos sobre ciencia similares a los que podría tener un artesano medieval, además de mantener creencias irracionales y claramente acientíficas, como la astrología, que siguen cautivando al público desinformado."

No podríamos decir lo mismo de los conocimientos sobre otros temas. Entre los artesanos medievales y los trabajadores actuales el deporte, la gastronomía y la moda se han incorporado a la cultura popular cotidiana, y la ciencia aún no. 

¿Y qué hay que hacer para incorporarse a la cultura popular cotidiana? Esa es la pregunta del millón. Podríamos pensar que la gastronomía lo es porque unos canelones de berenjena rellenos de ahumados se colocan en la portada de El País, pero yo creo que es al revés, que la gastronomía esté en portada es consecuencia de su incorporación a la cultura, no causa.

Habrá que seguir analizando esta cuestión y los elementos que la componen (como la imagen social del "científico" entre otros). Mientras, toda iniciativa sigue siendo necesaria. 

4 comentarios:

Manana dijo...

A lo mejor la necesidad de divulgación está relacionada con la de conocimientos previos... Cocinar una berenjena es bastante intuitivo, pero un abismo se abre ante mí cuando leo -por ejemplo- "teoría de cuerdas". El tema da para charlar.

Joaquín Sevilla dijo...

Es verdad, el carácter acumulativo del conocimiento científico es una característica que no tienen otros temas y que es probable que constituya una de las principales dificultades. Algo escribía al respecto hace un par de años:
http://joaquinsevilla.blogspot.com/2008/09/analfabetos-cientficos.html

Gracias por el comentario :-)

Juan Ignacio Pérez Iglesias dijo...

Hola Joaquín.
Creo que en parte tienes razón y en parte no. No son comparables cocina y ciencia, como no lo son ciencia y fútbol. Hay un abismo en complejidad de conocimientos entre unas cosas y otras.
Sí son comparable ciencias y filosofía, o ciencias y literatura (y no me refiero a novelas concretas, sino a teoría de la literatura), o ciencias y filosofía. Y en lo relativo a esas comparaciones, hay una parte de cierto en lo que dices, la parte que obedece a la brecha entre las "dos culturas" (C.P. Snow). Y algo que no es cierto: en filosofía, lingüística, historia, también hay divulgación. Parte de la divulgación que hay es de nivel muy accesible, pero otra parte es más "elevada", hasta el punto de que se encuentra a la altura del ensayo. Ejemplo: "The blank slate" de S. Pinker. En resumen, las gentes de ciencias nos autoflagelamos demasiado y no reparamos en las penurias de otros. Podría poner más ejemplos, pero con esto, de momento, basta. En todo caso, sueles proponer interesantes reflexiones y debates, y este es uno de ellos. Salud.

Joaquín Sevilla dijo...

Iñako, muchas gracias por el comentario.

Comparar ciencia con gastronomía pretendía precisamente provocar la reflexión desde la sorpresa: en que sentido son comparables y en que sentidos no lo son; cómo una se ha incorporado en los últimos años a la cultura popular y otra no (quiero creer que "todavía no").

Filosofía y literatura (como actividades intelectuales no científicas pero equivalentemente complejas) y los niveles de partida en la divulgación son interesantes cuestiones con las que continuar una reflexión más larga.

Un saludo!