Comentaba un colega en twitter el otro día "Primer día de colegio. Con las mochilas parecen caracoles". Y es verdad, que cantidad papel han de mover los niños en su escolarización. Pero no solo hay que transportarlos, hay que empezar por adquirirlos.
Para comprar los libros de texto hay que encargarlos. Ayer buscaba uno que por equivocación no encargué y el librero me decía que iba a ser muy difícil, que como las editoriales no les dejan devolver más que un número muy pequeño, no se arriesgan a adelantar pedidos. Una vez encargados y recibidos vas a por ellos y claro, hay que pagarlos. En la librería de ayer a la señora de delante de mi se le escapó una lágrima al oír el precio y le pidió a la librera que por favor le repitiera la suma. No había error, más de 300 euros por un chico.
En los últimos años se ha querido llevar el debate de los libros de texto a este asunto del coste, planteando como "solución" la nacionalización del mismo, de forma que ya no los paga el usuario directamente sino el contribuyente. A cambio de esto los centros han de gestionar los textos y ocuparse de su reciclaje; sin que ello exima al usuario de comprar algunos "cuadernillos" en los que hay que hacer tarea y que por tanto no se pueden reciclar. Esta socialización de los libros de texto aumenta el coste del proceso al menos en un 50%.
Conocimientos enlatados, estáticos, que no son multimedia ni ampliables, económicamente caros, medioambientalmente carísimos, incómodos, pesados, difíciles de transportar llegando a ser potencialmente peligrosos para la espalda). Me parece que la asunción por los Gobiernos Autonómicos de parte del coste no es ni mucho menos solución a este asunto.
Toda la información de todos los libros de texto de un alumno cabe en un pen drive. Con el coste de los libros de un año se paga un net-book o un Kindle, y con el de uno y medio un i-pad... Sin duda que hay obstáculos: hay toda una industria detrás de los libros de texto a la que le puede costar la reconversión y también algunos profesores pueden encontrar difícil el cambio. Aún así, ya va siendo hora de afrontar este asunto de una vez.
Imagen tomada de aquí.
Para comprar los libros de texto hay que encargarlos. Ayer buscaba uno que por equivocación no encargué y el librero me decía que iba a ser muy difícil, que como las editoriales no les dejan devolver más que un número muy pequeño, no se arriesgan a adelantar pedidos. Una vez encargados y recibidos vas a por ellos y claro, hay que pagarlos. En la librería de ayer a la señora de delante de mi se le escapó una lágrima al oír el precio y le pidió a la librera que por favor le repitiera la suma. No había error, más de 300 euros por un chico.
En los últimos años se ha querido llevar el debate de los libros de texto a este asunto del coste, planteando como "solución" la nacionalización del mismo, de forma que ya no los paga el usuario directamente sino el contribuyente. A cambio de esto los centros han de gestionar los textos y ocuparse de su reciclaje; sin que ello exima al usuario de comprar algunos "cuadernillos" en los que hay que hacer tarea y que por tanto no se pueden reciclar. Esta socialización de los libros de texto aumenta el coste del proceso al menos en un 50%.
Conocimientos enlatados, estáticos, que no son multimedia ni ampliables, económicamente caros, medioambientalmente carísimos, incómodos, pesados, difíciles de transportar llegando a ser potencialmente peligrosos para la espalda). Me parece que la asunción por los Gobiernos Autonómicos de parte del coste no es ni mucho menos solución a este asunto.
Toda la información de todos los libros de texto de un alumno cabe en un pen drive. Con el coste de los libros de un año se paga un net-book o un Kindle, y con el de uno y medio un i-pad... Sin duda que hay obstáculos: hay toda una industria detrás de los libros de texto a la que le puede costar la reconversión y también algunos profesores pueden encontrar difícil el cambio. Aún así, ya va siendo hora de afrontar este asunto de una vez.
Imagen tomada de aquí.
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