Hay mucha gente en la universidad que no entiende la divulgación científica como una actividad fundamental. Algunos piensan que es una pérdida de tiempo dedicarse a contar esas cosas al público en vez de escribir artículos profesionales (Q1 y esas cosas). Otros no entienden lo que es divulgación científica y lo confunde con opinión ilustrada o incluso militancia. Hay que hacer investigación y publicarla en revistas de calidad, hay que tener opiniones (mejor bien fundamentadas) y defenderlas abiertamente, solo faltaba. Pero también hay que hacer divulgación y preocuparse por la cultura científica.
Parece que hoy día la brújula que debe orientar toda actividad son los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU (ODS). Y en esos objetivos ¿encaja la divulgación científica? Viene el típico divulgador a contar en la radio que si llega el equinoccio y los días acortan y el sol no sale por el oeste. ¿Eso va a reducir la pobreza o disminuir los plásticos en los océanos? Quizá es que esa visión de los ODS es un cliché poco favorecedor. En realidad hay 17 objetivos, y cada uno de ellos tiene su detalle, su explicación y sus matices.
El objetivo número 4, “educación de calidad” enfatiza que la educación es el principal ascensor social, y sin embargo hay mucha gente con poco o mal acceso a la misma. No hace falta irse a lugares remotos. Seguro que muchos de los oyentes de esa emisora de radio no disfrutaron una educación formal en la que los movimientos del sol y su importancia en la vida diaria estuvieran bien descritos. Y muchos de los que sí lo escucharon en la escuela, hace años que lo olvidaron. La divulgación contribuye a la educación no formal, está directamente alineada con este objetivo número 4.
Al hablar de lo cerca que tenemos el equinoccio mencionaríamos que los días se acortan muy rápido ahora, sufrimos minijetlags diarios que nos producen un cierto malestar (3), que el día del cambio de hora ese jetlag se hace más serio, pero contribuye ligeramente a reducir el consumo energético (7). Quizá también la importancia de que la hora oficial se coordine entre muchos países haciendo más fácil la comunicación entre ellos y, en última instancia su convivencia (16). Comentaríamos también como este fenómeno se debe al movimiento del planeta entero y es causa de su clima, que es más frágil de lo que parece (13).
Los números entre paréntesis del párrafo anterior corresponden a objetivos de desarrollo directamente relacionados con el detalle del contenido tratado al hablar de la llegada del equinoccio: (3) salud y bienestar, (7) energía asequible y no contaminante, (16) paz, justicia e instituciones sólidas, (13) acción por el clima.
El divulgador en cuestión hablará de otra cosa totalmente diferente la semana siguiente. El ODS 4 seguirá ahí, los otros variarán un podo dependiendo del tema tratado, pero toda pieza basada en el conocimiento estará poniendo su granito de arena en unos pocos de los 17 objetivos cuya consecución debe hacer un mundo mejor.
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