sábado, 24 de agosto de 2019

Las mentiras se pueden cocinar, la cruda realidad no

En marzo de 2018 se hizo público un estudio del MIT que concluia que las noticias falsas corrían mucho más en tuiter que las verdaderas. Se difundían más, llegando a más personas y más rápido. El estudio fue muy comentado en medios de comunicación, tertulias y demás.

Ayer mismo tuvimos un suceso que, en mi opinón, ejemplifica perfectamente la obviedad que encontraba el estudio (y cuantificaba y demostraba muy bien, eso sí).

Se publicó una fotografía de Boris Johnson, en una reunión con Macron, con un pie en una mesa. La foto se hizo viral, dio miles de vueltas y generó un montón de comentarios sobre lo grosero del gesto, encima de que te invitan te portas así, etc. etc. No pude evitar comentar la foto yo tampoco. Sin embargo, al poco tiempo descubrí el vídeo de la escena en la que aparecía la foto. Viendo el vídeo se comprueba que la foto descontextualiza tremendamente lo que se vivía en la escena real. En tono de muy colegas, le dice Macron que esas mesitas lo mismo valen para poner un café que para poner el pie, y el otro hace el gesto de ponelo (sin llegar prácticamente a pisar) ejemplificando el comentario de su interlocutor. Ningún desplante, ninguna grosería, ninguna falta de entendimiento entre ambos... todo lo que sugiere la foto fija no está en el vídeo, en la realidad habría que decir. También comenté el desmentido.

Tenemos aquí dos piezas informativas (dos "noticias", dos "tuits") una verdadera y otra falsa de toda falsedad (fake). ¿Cuál encontrará mejor acogida pública? En efecto, la falsa. La realidad es como es, en crudo, y a veces tiene elementos narrativos interesantes pero en la gran mayoría no. En cambio la mentira es algo cocinado, preparado por alguien, con más o menos voluntariedad, pero destilado ya con los elementos narrativos que nos gustan a los seres humanos: el bueno, el malo, los estereotipos, presentación, nudo y desenlace... Se puede argumentar que una fotografía es un reflejo fiel de la realidad, con una foto no se puede mentir, sin embargo la desocntextualización temporal que supone, sí que permite mentir, y mucho, como el caso que estamos analizando. De hecho no es nada inhabitual en periodismo gráfico buscar esas descontextualizaciones con más o menos intención.

En el estudio del MIT, les salía que las noticias falsas se retuiteaban 70 veces más que las verdaderas. En este microejemplo no se llega a tanto, pero el número de interacciones (en el momento de escribir esto) es de 18 para el "falso" y 4 para el "verdadero", a pesar de que el segundo llega un gif y resulta gráficamente más llamativo. Está claro, nos gustan los alimentos cocinados, y la información también.

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