domingo, 18 de agosto de 2019

¿Apostamos?

Eso que pones la radio para que te acompañe mientras friegas y hay futbol. Y oyes un anuncio de apuestas por internet, un minuto de fiestas glosando el regalo de 300 euros que te hacen por iniciarte (¡que no te acabarán sacando como para regalarte 300!), y al acabar en unos 3 segundos dicen a toda prisa, que casi no se entiende, “juega siempre con responsabilidad”.

Esa misma mañana, en la misma emisora, oía un anuncio de “autocontrol”, un invento según el cual, el gremio de la publicidad se controla a si mismo para conseguir una publicidad “veraz, legal, honesta y veraz”.

En esto que recuerdas que el anterior ministro de justicia (uno que la lió parda con la informática de los jueces) ha entrado a formar parte del consejo de administración de la principal empresa de apuestas por internet. Un caso de manual de ese constructo llamado “puertas giratorias” mediante el que empresas con dinero intervienen en política de manera escandalosa. Bueno, escandalosa no, de manera sutil pero enormemente efectiva (para sus intereses).

Todas esas piezas de puzle se me arremolinan alrededor del recuerdo de Gonzalo, un chaval de 18 años recién cumplidos, hijo de un amigo, que es ya adicto (o casi) a esas apuestas, epítome de un problema social que, como todos, se ceba en los más frágiles y del que avisan ya oenegés, y cuantas personas andan en asuntos sociales a pie de calle (1, 2, 3).

¡Vaya mierda amigis! Yo he acabado de fregar, he apagado la radio y me he ido a tuiter contarlo, pero el donosaurio sigue ahí...

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El hilo en tuiter aquí, pero como a mi ese sitio me parece demasiado efímero, lo copio también como entrada del blog.

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