jueves, 5 de octubre de 2017

La ciencia que mueve el mundo

Con motivo del 30 aniversario de la Universidad Pública de Navarra nos invitaba el Consejo Social a algunos profes a reflexionar sobre el futuro que nos viene a medio plazo. A mi me cuesta hacer predicciones (sobre todo si son sobre el futuro, como decía Bohr), pero si tengo claras algunas cosas sobre dónde estamos:

- Visitando Numancia y viendo la recreación de una casa de los romanos en el 200 AC me sorprendió lo familiar que resultaba. En mi infancia, en zonas rurales había muchas casas iguales a esas. Desde el tiempo de aquellos romanos hasta el tiempo de mis abuelos la vida del día a día apenas cambió.

- En los últimos años (un par de siglos como mucho, algo ínfimo en escala de milenios) el mundo se ha disparado en cualquier magnitud que queramos medir: esperanza de vida, número de personas, riqueza, consumo energético por habitante,...

- Lo que ha permitido ese despegue hacia un nuevo mundo (claramente mejor a mi juicio) es la ciencia. No tanto los resultados científicos y tecnológicos como la forma de pensar que ese avance requiere. Cederle la vara de mando a la naturaleza (a través del experimento) no es algo menor. Ya no la tienen los dioses, ni siquiera los hombres.

- Mantenernos en ese "nuevo mundo" de vidas largas y agradables va a requerir perseverar en el pensamiento crítico y las decisiones basadas en la evidencia, así como potenciar unos sistemas de ciencia públicos potentes.

Ese discurso a grandes rasgos es el que me sugiere la amable invitación de mi Consejo Social y que expongo con las siguientes imágenes (con tan poco texto que si no escribía lo anterior se hacían inútiles):

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