sábado, 21 de enero de 2017

Predicciones

Recientemente hemos tenido unos días de mucho frío y, en algunos lugares, de mucha nieve. Los meteorólogos han intentado transmitir la información de que disponían, lo que científicamente se podía predecir. Esas predicciones han generado quejas... en los dos sentidos. Para unos se ha pronosticado más frío del que luego ha hecho, para otros no se ha dado cuanta precisa de la nevada que les esperaba en la carretera. Habrá hasta quien se quejó de las dos cosas en distintos momentos. Por alguna razón tendemos a indignarnos por que las predicciones del tiempo no sean totalmente precisas, algo que está fuera del alcance del conocimiento científico actual.


Siempre me ha parecido injusto que se les exija a los científicos más de lo que es posible predecir. El caso más extremo fue la imputación y condena de unos sismólogos italianos por no predecir un terremoto (aunque al final les absolvieran en instancia superior). Muy injusto especialmente por comparación con otros sectores en los que los errores de predicción son de bulto y eso no genera la más mínima reacción social.

Una hipótesis es que esa exigencia se debe precisamente a que a meteorólogos y sismólogos se les percibe como científicos de verdad y en la imagen social de los mismos está un poder de predicción prácticamente ilimitado. ¿No son capaces de poner un hombre en la luna y hacer volar aviones? Ya en una ocasión anterior concluíamos que los mitos sobre cómo es la ciencia (los científicos, el progreso, etc.) están en la raíz de la proliferación de ideas pseudocientíficas. No deja de ser paradójico... y un poco triste. Haríamos bien en insistir en una imagen social de los científicos y las científicas más realista.

(Los recortes sobre la nieve no son de esta tormenta, sino de años anteriores, pero para ilustrar el asunto valen igual)

Descubro que sobre los fallos de las predicciones económicas y su comparación con la meteorología había escrito ya hace 6 años. Parece que empiezo a repetirme...

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