Hace poco más de un mes se publicaron unos nuevos criterios de acreditación para las categorías de profesores funcionarios (Titular y Catedrático de Universidad). Los criterios son considerablemente más "duros" que los anteriores (además de detallados y explícitos). La publicación de estos criterios ha generado un montón de protestas por parte de multitud de colectivos.
La verdad es que hay mucho que opinar sobre este asunto. En las siguientes líneas voy a comentar brevemente 4 aspectos:
1.- A nadie le gusta que le midan... tanto
En pocas profesiones como en esta hay que estar presentando el curriculum permanentemente. Es verdad que es un privilegio de que la sociedad te pague un sueldo (bueno en los niveles altos, no tanto en las fases iniciales) por una actividad que es tu propio desarrollo personal. Es lógico que haya que demostrar que sigue mereciendo la pena hacerlo, pero no deja de ser cansado y molesto en ocasiones.
2.- Las medidas algorítmicas tienen grandes problemas
Al proceso de acreditación se presentan decenas de miles de personas lo que imposibilita juicios en profundidad. Al final la cosa se limita a computar méritos como si fueran cupones. Y la cartilla de cupones tiene casillas de los más variado y exótico. No se puede compensar (apenas) unas actividades con otras, lo que lleva a mucha gente a embarcarse en actividades solo para recoger un certificado al final que le sirva en su siguiente acreditación. La última versión de la cartilla pone algunos requisitos en niveles verdaderamente altos, que no cumplen muchas de las personas que actualmente desempeñan esos puestos. En cualquier caso, si hay tantos miles y no va a haber tantas plazas ¿por qué no escoger a los mejores(*)? Quizá, pero eso no le va a resultar agradable a todos los que no lleguen a esos niveles. ((*) además está por ver que por encima de un cierto umbral siga siendo cierto que cuantos más JCR del primer tercil mejor candidato)
3.- En un momento de enorme embolsamiento de "acreditados sin plaza", estas medidas se pueden interpretar como oportunistas.
Tras los años de crisis en que las leyes para contener el déficit prohibieron la incorporación de funcionarios, la cantidad de personas acreditadas para puestos superiores a los que ocupan es enorme (en mi universidad más del 30% de los profesores permanentes). Esto plantea un problema importante. La gente considera legítima su aspiración a mejorar laboralmente especialmente cuando cumple los requisitos para hacerlo (yo creo que lo es) y presiona para que esto ocurra, pero no hay capacidad real para que ocurra (**). ¿Solución? Endurecer mucho los requisitos. Para empezar que no se incorporen muchos más a la bolsa, y para seguir que se plantee incluso la "reacreditación" con los nuevos criterios. Es difícil pensar que no hay alguna motivación de este tipo detrás de la medida. Y eso cabrea mucho, cambiar las reglas del juego a mitad de partida no es bonito.
(**) la dificultad para que esto ocurra es largo para comentar ahora, pero de verdad que lo es.
4.- Aún más, se pueden interpretar como un paso en la desfuncionarización de la universidad al endurecer especialmente el acceso a las figuras de funcionario.
Existiendo la vía laboral de los "contratados doctores", en la que no se han endurecido tanto los requisitos, es fácil suponer que se acumulará ahí el personal. El resultado neto es la desfuncionarización del profesorado universitario. Hay mucha gente que aboga por ello (no es mi caso), pero en cualquier caso algo no me parece bien que una medida política de ese calado se ponga en práctica de hecho de una forma tan torticera, evitando la discusión de fondo.
La Universidad tiene problemas importantes, la incorporación de nuevo profesorado no es uno de los menores, pero deberían abordarse de forma explicita y frontal, democrática y consensuada. Este tipo de medidas que interfieren con todo con la excusa de una supuestamente indiscutible excelencia...
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