Si la tierra fuera del tamaño de una pelota de baloncesto, la luna sería como una pelota de tenis y orbitaría dando vueltas a 11 metros de distancia.
Si nos traemos los números a nuestro terreno podemos comprenderlos, hacerlos nuestros. Sobre distancias tamaños que nos son familiares podemos pensar, imaginar y hacer juicios.
Radio medio de la tierra 6371 Km, radio de la luna 1731 Km, distancia media entre ambas 384400 Km. Hemos de hablar de distancias medias porque ni los cuerpos celestes son esferas perfectas ni la órbita un círculo.
Esta información es sin duda más detallada, pero ¿es mejor? Depende. Cuesta bastante más de interiorizar, y eso que son distancias sobre las que aún podemos tener relación personal. 1700 Km debe ser lo que hay de Madrid a Paris (mentira, vas a buscarlo son 1200, faltan 500 más, pues a Copenhague, tampoco…). Y 380.000 Km es lo que llevo en el cuentakilómetros de mi viejo coche de 20 años. Vale, no son valores incomprensibles, pero cuesta manejarlos, las proporciones las hago mías muchísimo mejor con el baloncesto y el tenis.
Si el objetivo es hacer comprensibles las magnitudes del sistema tierra luna a una persona que apenas conoce el tema parece claro que es mucho mejor la primera versión. Distinto sería hablarle a especialistas en el tema… pero estos ya conocen los valores principales y ahí la conversación se centraría en cuanto se aleja la luna de la tierra al año cuestiones por el estilo, mucho más de detalle.
Estos días estamos hartos de oír números de contagiados, hospitalizados y muertos por la pandemia. Números que, en la mayoría de los casos, no somos capaces de entender. Si yo vivo en Navarra, quizá recuerde los datos de esta última semana y pueda contextualizar el dato crudo, pero el de Cataluña o Andalucía me resulta inútil. No parece tan complicado reflexionar sobre la información cuantitativa para ofrecerla de manera realmente significativa (casi siempre serán relaciones, casos respecto de población, aumentos o disminuciones temporales, etc.).
En una redacción no da miedo cambiarle el titular una noticia que llegó de agencia, no pasa nada por expresar la misma idea con otras palabras, al revés, es lo bueno. Con los números debería pasar igual y, me temo, no se hace suficientemente. Parece que solo determinadas personas especiales (“periodistas de datos”) pueden hacer una división para dar los datos por cada 100.000 habitantes o cosas parecidas.
Lo importante a la hora de comunicar datos no es la precisión, perder decimales no es en absoluto relevante, y si esa pérdida supone que ganemos en comprensión estará más que justificada. Otra cosa es el rigor, eso sí que no se debe perder; no hay que “retorcer” los datos y hacerlos confesar lo que no dicen, pero eso no es lo que se hace cuando se sacrifica la precisión.
Un poquito de criterio comunicativo en el tsunami de datos que nos invade, por favor.
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