viernes, 17 de abril de 2020

Datos, los que sean útiles

Uno de los chistes clásicos de mi abuelo médico: Ponga que ha muerto de muerte natural, porque lo natural cuando de pegan 6 tiros es que te mueras. Además de la gracieta, esconde el problema de las causas atribuibles a un efecto que ya Aristóteles sintetizó en cuatro: la causa material, la formal, la eficiente y la final. Atisbamos que detrás de preguntas aparentemente sencillas (¿cuántos profesores hay en la universidad? ¿Cuántas personas han muerto de esta enfermedad?) se esconden asuntos que no son nada evidentes.

A propósito de esto se publica hoy en el BOE una orden del Ministerio de Sanidad detallando los datos que las comunidades autónomas deben reportar al Ministerio para disponer de un cuadro de mandos coherente para la toma de decisiones en la crisis del covid-19. Y sobre esto hay unas cuantas consideraciones que merece la pena hacer.

Modelo esquemático representando 4 categorías de afectados que habría que cuantificar ( figura tomada de aquí)

Lo primero que resulta sorprendente es que no hubiera ya, de antes esta crisis, un sistema de información común, supongo que es parte de la cara B del estado de las autonomías.

Lo segundo es que ningún número responderá a la pregunta ¿cuántos muertos está produciendo el covid-19? No lo hará porque la pregunta no está planteada en términos suficientemente precisos como para ser contestada con un número. La persona que sufrió un infarto leve y no fue al médico por miedo al covid ¿la contamos o no? La persona mayor que hubiera muerto en noviembre y ha caído en la residencia meses antes ¿la descontamos? Obviamente es imposible hacer esas cuentas. Ni sabemos cómo considerar esos casos ni tenemos fuentes de información sobre ellos.
¿Cuántos muertos está causando el covid-19? Es una pregunta que, además de no tener respuesta numérica, no tiene sentido práctico. En realidad se plantea fundamentalmente para denostar al gobierno de turno. Si el número es alto podemos ridiculizar a las personas al mando de la situación, sean de la comunidad de Madrid o del Gobierno de España, cada uno disfruta su propio sesgo de confirmación. Por eso hay una tendencia de los políticos a evitar dar ciertos datos o maquillarlos de alguna forma.

Pero la gestión de las crisis, la toma de decisiones auténtica, o está basada en datos fiables o será como navegar a ciegas, una garantía casi total de ir a la debacle. Para cada decisión operativa sí que podemos imaginar indicadores razonables y buscar datos (fidedignos o, cuando menos aproximaciones suficientemente buenas). Por ejemplo, para la gestión de funerales, entierros y cremaciones hay que saber el número de fallecimientos (da igual aquí por qué causa hayan fallecido). El número de personas hospitalizadas que requieren de cuidados intensivos, y su evolución día a día, es lo que permite tomar decisiones sobre reestructuración de hospitales, adquisición de respiradores o montaje de hospitales de campaña. Pero para esa decisión, el número de personas con síntomas leves que están en sus casas no aporta nada. Para el desescalado de las medidas de confinamiento lo que estaría bien saber (entre otras muchas cosas) es lo lejos que podamos estar de la inmunidad de grupo, y para ello el dato es el porcentaje de la población general que dispone de anticuerpos (haya pasado la enfermedad grave, leve o asintomática); para eso se va a realizar un muestreo.

En el plano de la gestión es necesario ir haciendo modelos de la realidad y buscar medidas adecuadas que los cuantifiquen. Para ello hacen falta series de datos que sean, lo primero de todo, coherentes, que respondan a definiciones precisas y que se mantengan en el tiempo como para poder observar tendencias. Es para eso para lo que hacen falta sistemas de información como el que se intenta ordenar en el BOE de hoy.

Probablemente sea una iniciativa que debería haberse tomado mucho antes. Probablemente le falten datos importantes, como el número de pruebas que se realizan.  ¡Los resultados negativos son también muy informativos! ese dato es muy importante (como señalan @Aberron o Eva Belmonte en Civio). Pero al menos es una decisión técnica en la dirección correcta. Es una pena que la discusión política no esté en consensuar la batería de datos y mejorar su calidad sino en esa absurda costumbre de tirarse muertos a la cabeza.

5 comentarios:

Masgüel dijo...

No creo que el número de muertos sea el dato que más temen los gobiernos. Muy al contrario, que ese número sea elevado es el argumento que utilizan para justificar la cuarentena, la excepcionalidad legal y la retórica bélica.
El dato que más les asusta es el porcentaje de asintomáticos y casos leves que pueda revelar (y está revelando en otros países) el muestreo aleatorio de presencia de anticuerpos en la población. Por eso lo están retrasando. Porque con el RO de contagios tan alto que presenta esta pandemia en casi todas partes, ningún dato en el muestreo será bueno para la narrativa que manejan los gobiernos para justificar la cuarentena.
Si ese porcetaje es muy alto, significará que su expansión ha sido muy rápida, pero la enfermedad es mucho menos letal, que estamos muy cerca de la inmunidad de grupo, que hemos pasado el pico de contagios y muertos, que la segunda oleada será mucho menor y, por tanto, que la cuarentena y el tremendo descalabro económico que provoca habrá sido inútil. En términos sanitarios, el resultado habría sido muy parecido con cuarentena o sin ella.
Por el contrario, si el porcentaje es bajo, significará que la enfermedad es mucho más letal que una gripe estacional típica y la primera cuarentena solo habrá servido para retrasar el grueso de contagios y muertes. Pero ese retraso supone dos alternativas igualmente nefastas. O sucesivas oleadas tan severas como la actual durante al menos un año (porque los más vulnerables seguirán siéndolo hasta que pasen la enfermedad o mueran) si se acompañan con otras tantas cuarentenas. O bien con un solo un pico de contagios y muertes mucho mayor que el actual, si los gobiernos deciden que la economía de su país no puede permitirse remontar ese Guadiana de confinamientos y permiten que el virus cobre su libra de carne en el segundo sablazo. También en ese caso la primera cuarentena habrá sido inútil.
En definitiva, sospecho que los gobiernos temen que, pasados unos meses, en cualquiera de los escenarios que señalo y metidos hasta las cejas en la peor crisis económica desde el crack del 29, la opinión pública que hoy se manifiesta mayoritariamente a favor del confinamiento, se de cuenta de su inutilidad, entienda que la crisis económica podría haberse evitado si los gobiernos no les hubiesen impuesto este absurdo arresto domiciliario y exijan responsabilidades políticas.

Disculpa el ladrillo.

Joaquín Sevilla dijo...

No se quien puede temer eso, creo yo, claro. Para la población lo mejor que puede pasar es estar cerca de la inmunidad de grupo. Y la curentena ya ha valido la pena para evitar el colapso (mayor, porque cierto colapso ya ha habido) de las urgenicas y las muertes masivas de nuestros viejos (y no tan viejos). Además es lo que han hecho todos los países, nadie tenía información extra y era "lo que había que hacer". Yo creo que se retrasa porque no es fácil tomar muestras a 60.000 personas. Solo recultar encuestadores, enseñarles a tomar las muestras y demás ya lleva un tiempo.
Puede que haya "maldad", nunca se puede descartar, pero es mucho más probable la ineptitud (como casi siempre).

Ningún ladrillo, un placer recibir comentarios :-)

Masgüel dijo...

Me habré expresado mal. No digo que los gobernantes no se alegren de que el drama sanitario se acerque a su final si se confirma el primer escenario y estamos cerca de la inmunidad de grupo. Digo que temen el dato porque probablemente suponga también el final de su carrera política. Si el porcentaje de asintomáticos es tan alto como se espera, la cuarentena habrá aplanado muy poquito la curva de contagios. Casi todos los muertos se habrían contagiado antes de encerrarnos en casa o a través de los familiares en casa y la diferencia será tan pequeña que no podrá justificar el descalabro económico provocado por una medida exagerada.
No acuso a los gobiernos de maldad, de querer más muertos o que nos les importe. Les acuso de equivocarse y mentir para salvar la cara. Poco importa sus intenciones o el riesgo de haber tomado otra decisión. Los gobiernos están para acertar. La Historia no ofrece segundas oportunidades. Si no aciertan deben dimitir.

A mí me gustaría ver a Bolsonaro decapitado, eviscerado y devorado por los perros, pero es posible que el tiempo termine por darle la razón (algo que no ha tenido en toda su vida).

Masgüel dijo...

Epidemiological Modeling, Policy, and Covid-19
https://www.youtube.com/watch?v=ErsVu3br39Y

Anónimo dijo...

El confinamiento fue una exageración ,y tarea a nivel mundial más pobres que muertos.