viernes, 6 de marzo de 2020

Del gregarismo al acoso, un paso

Una foto y un tuit están dando muchas vueltas estos días. Un ministro de izquierdas, con un currículum académico espectacular va con un atuendo impropio de la imagen tradicional de los ministros, mucho más de los científicos o académicos. Un político de toda la vida, con escaso o nulo bagaje académico, impecablemente vestido para los cánones tradicionales le mira con cara de burla. Este segundo personaje, encantado con la foto, la publica con un comentario despectivo para el catedrático.

Dado que son políticos de bandos contrarios nos parece normal que se ataquen. Y que lo hagan por cualquier razón, no ya por las políticas que proponen ni por la ideología que las inspira, sino por su vida personal o hasta su atuendo, como en este caso.

Pero si miramos la escena desde otro punto de vista, como si no supiéramos quienes son, vemos la pura imagen del acoso escolar, del bullying. El capitán del equipo de rugby despreciando al empollón con una sonrisita de superioridad. Y eso es algo que no nos parece tan aceptable. Todo lo contrario.

Va a resultar que el acoso es un efecto secundario del gregarismo, de la tendencia que tenemos a hacer bandos. Si no eres de mi tribu eres del enemigo, y al enemigo, para empezar, se le desprecia. Esa otrización que comienza con el desprecio es la que luego me permitirá una violencia (física incluso) que me resultaría intolerable con los míos. Que los políticos no sean capaces de salirse del gregarismo más primario, como hooligans futboleros es muy lamentable. Deberían ser rivales ideológicos, no enemigos personales. Luego se quejarán del problema del acoso escolar, como si fuera algo que se arreglase con leyes y no con la actitud ejemplar diaria.

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El que me puso sobre la pista de la idea del acoso fue David Sierra,

2 comentarios:

Juan Ignacio Pérez Iglesias dijo...

Creo que el gregarismo puede estar, efectivamente, en la base del acoso. Pero no porque el acosado sea de los otros. En el acoso y, más en concreto, en el acoso escolar e infantil en general, no se acosa al de otro grupo, sino al diferente. No es preciso que ese diferente sea de otro grupo; es más, creo que a los del otro grupo se les ataca, pero no acosa. El acoso se produce contra los diferentes que lo son por no ser de ningún grupo. Por ser diferentes. Por cometer eso único y gravísimo pecado.

Marisol - avon peru dijo...

Totalmente de acuerdo contigo Juan Ignacio.