Oigo en RNE una tertulia, de esas que organiza Pepa Fernández, sobre el silencio (el 4 de mzo).
[Digresión sobre la radio: Últimamente, alternando la radio matutina del fin de semana entre RNE y SER, Pepa y Pino, veo muchas diferencias. No sé si en RNE se buscan a propósito temas blancos, desprovistos de lectura ideológica que quedan en conversaciones entre filosóficas y vacías sobre conceptos abstractos de relevancia escasa o rayana en la autoayuda. Por el otro lado, a la búsqueda (también puede que inconsciente) del compromiso y la inteligencia, en ocasiones se pasan de intensitos y pedantes. El repaso a los periódicos de provincias es el sumum, dos periodistas de mundo que se permiten reírse de lo que se publica en esos otros medios. Tras esta filípica,parece mentira que sean dos programas que me gustan bastante y que me entretienen mucho, pero es así.]
Volviendo al silencio… El silencio es la ausencia de sonido, la situación en la que nuestros detectores de ondas sonoras no perciben nada. No deja de ser curioso que tengamos tantos nombres para referirnos a lo que no está, especialmente cuando se quiere delimitar la frontera con lo que sí está. La ausencia tiene sentido cerca de la presencia, la muerte cerca de la vida, la oscuridad cerca de la luz. Un gusano que viva siempre bajo tierra no tendrá concepto de oscuridad, ni de luz, probablemente no tendré detectores de esa característica del entorno.
[Digresión sobre la temporalidad en esa frontera. En el caso de la muerte, como oposición a la vida, a medida que pasa el tiempo desde que cesa la vida, se va cambiando la manera de referirse al objeto: un perro muerto, un cadáver de perro, unos restos de animal, huesos,... Al principio nos referimos al objeto como cuando era un ser vivo solo que especificando que ya no, ahora está muerto; a medida que va pasando el tiempo se va perdiendo la referencia al ser vivo y se acentúa el objeto en sí mismo, un objeto inanimado.]
Las ondas sonoras son una de las principales vías de información del mundo exterior que recibimos muchos animales, nosotros entre ellos. Y la ausencia de información puede ser información (no news, good news). Pero la ausencia de información sólo es valiosa en función de las expectativas en un momento dado. Si llevamos días de viento y ahora hay silencio, esa ausencia de sonido informa de que ha cesado el viento. Si estábamos escondidos en una cueva esperando a que se marcharan los leones y hay silencio, la ausencia de rugidos informa de que se han ido los depredadores. Pero si lo que se estaba esperando es compañía, una pareja, una familia, y se percibe silencio, la información transmitida es la confirmación de la soledad no buscada. Ese es el estruendoso silencio triste de que hablan poetas (y tertulianos moñas).
Se cuenta como chiste (quizá sucedió muchas veces) que en algún lugar de oriente medio un control del ejército para a un coche y le preguntan a los pasajeros si son judíos, musulmanes o cristianos. Ellos responden que son ateos, a lo que los militares repreguntan “sí, sí, ¿pero ateos de judío, de musulmán o de cristiano?”. No quieren saber si su creencia está encendida o apagada, sino a qué dios hace referencia esa creencia; y con ello, claro, su pertenencia a uno de los grupos sociales enfrentados en la zona. Igual que silencio es “no-sonido”, ateo es “no-dios”, igual que silencio es la ausencia de diferentes sonidos, se puede ser ateo de distintos dioses como . Según cual es el que estés esperando esa ausencia tiene uno u otro significado. Puedes incluso perder la vida por ser ateo del dios equivocado.
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