Hoy, 10 de febrero de 2021, hace 25 años de la primera victoria de una computadora sobre el campeón mundial de ajedrez.Sobre esto hemos hablado hoy en la radio, en CopeNavarra.
El texto, mejorado, se publicó pocos días después en The Conversation (VER)
En 1996 tuvo lugar ese torneo entre Gary Kasparov y Deep Blue (un ordenador de IBM) que ganó Kasparov, aunque perdiera una partida. En un siguiente torneo al año siguiente (1997) el ordenador ganó el torneo. Ya podía considerarse campeona del mundo a una máquina.
La inteligencia artificial nos está enseñando que la inteligencia natural tampoco era para tanto. Después de que Galileo (Kepler, Copérnico y demás) nos echaran del centro del universo, y de que Darwin nos echara del centro de la creación, teníamos todas nuestras esperanzas de singularidad en nuestro cerebro, esa máquina maravillosa con tantíiisimas neuronas (10e9) y tarntísimas más conexiones, maravillosamente eficiente en gasto energético, capaz no solo de calcular sino de emocionarse, ser creativo y juguetón. Pero resulta que en el ajedrez, un paradigma de juego y creatividad nos ganó una máquina. Y luego al gó, y hasta al poker.
En estos 24 años la inteligencia artificial se ha desarrollado enormemente, ocupando muchísimos huecos inimaginables hace un par de décadas. Nos "conocen mejor que nuestra madre", spotify, netflix o amazon son capaces de recomendarnos música, películas y libros, y acertar con nuestros gustos de forma espectacular. Solo tenemos que convivir un poco con esas "inteligencias" para que nos acaben conociendo... lo mismo que necesita un humano para conseguirlo. Es normal, porque estos algoritmos a los que llamamos "inteligencia artificial" funcionan ajustando sus parámetros a partir de ejemplos, algo que podemos "antropomorfizar" con la expresión "aprenden de la experiencia". Por eso también, si se pone a una IA a aprender a partir de mensajes humanos (redes sociales, por ejemplo) se acaba volviéndose machista y racista... el algoritmo no pone nada que no estuviera antes, simplemente extrae ese conocimiento del "trato" con esa comunidad y reproduce sus sesgos.
En fin, la efeméride que celebramos hoy iniciaba un camino por el que transitamos todos ya hoy día y que nos promete grandes maravillas... no exentas de peligros.
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