domingo, 20 de octubre de 2019

Cuando Amaia visitó la UPNA

De vez en cuando hay que hacer fiestas. Las instituciones también. Hay que buscar excusas para reunirse, encontrarse en ambientes distintos de los habituales. En el caso de nuestra universidad especialmente. Todas las comunidades tienen sus fiestas, y la comunidad universitaria también lo necesita: y además de las litúrgicas celebraciones de aperturas y cierres, alguna cosa más distendida también conviene. En esta ocasión hemos celebrado que el emblemático edificio de la biblioteca, esa catedral del conocimiento que ocupa el lugar central del campus cumplía 25 años desde que fue erigida.

Con motivo de esa celebración tuvieron lugar un buen puñado de actos entre los que destaca, por su tirón mediático, la participación de Amaia Romero, la ganadora navarra de Operación Truinfo que tantos seguidores concita.

Aparte de una cierta participación en la organización general de los actos, a mi me tocó especialmente la coordinación y presentación de tres mesas redondas, o diálogos, que aportaron el elemento divulgativo al programa. El primer día (miércoles 9 de octubre) tuvimos una mesa sobre las bibliotecas, pasado presente y futuro.

“Diálogos científicos: Arquitectura y conocimiento”. De izq. a dcha.: Carmen Echeverría Arambillet (directora de la Biblioteca de la UPNA), Javier Sáenz Guerra (arquitecto e hijo de Francisco Javier Sáenz de Oiza, arquitecto creador del edificio de la Biblioteca), Ángel García-Sanz Marcotegui (catedrático de Historia Contemporánea e investigador del instituto I-Communitas de la UPNA), Arantza Mariskal Balerdi (responsable de la mediateca de Tabakalera), Garazi Aizkorbe Escriche (graduada en Derecho por la UPNA)

Vídeo de la sesión: en youtube

El jueves 10 de octubre tuvimos una segunda mesa, en este caso sobre salud inteligente
Mesa redonda titulada “Salud inteligente”. De izq. a dcha.: Joaquín Sevilla Moróder (director del Área de Cultura y Divulgación de la UPNA), Maite Mendióroz Iriarte (investigadora de Navarrabiomed y neuróloga del Servicio Navarro de Salud), Luis Serrano Arriezu (profesor del Departamento de Ingeniería Eléctrica, Electrónica y de Comunicación e investigador del Instituto de Smart Cities-ISC de la UPNA) y Lucía Martínez Virto (profesora de Trabajo Social y directora del área de Acción Social e Igualdad de la UPNA).

Vídeo de la sesión aquí en youtube.

Finalmente, el viernes 11 el tema fue mujeres en el mundo que viene, y ahí se sumó Amaia a la mesa participando activamente en el coloquio posterior a las presentaciones de cada ponente:
“Mujeres en el mundo que viene” María del Mar Rubio-Varas (profesora e investigadora del Instituto INARBE de la UPNA), Idoia Labayen Goñi (profesora e investigadora del Instituto IS-FOOD de la UPNA), Lucía Martínez Virto (directora del área de Acción Social e Igualdad de la UPNA), Marta Macho-Stadler (profesora de la UPV-EHU).

Vídeo de la sesión aquí.

Las tres fueron interesantísimas, lo pasamos muy bien y se pudo aprender un montón de todos los ponentes. Hay grabaciones de estos actos para que se pueda extender su disfrute a más personas de las que pudieron asistir presencialmente.

Me da un poco de rabia que estas actividades coincidieran con el Congreso de Comunicación Social de la Ciencia (celebrado en Burgos), por lo que tuve que perdérmelo. Tocó hacer la divulgación en vez de discutir sobre ella. Otra vez será. De momento, a planificar la siguiente fiesta ;-)

Como bonus, en etre todos los actos hubo uno académico en el que se reconocía al personal fallecido, jubilado, y que hacía las bodas de plata laborales, 25 años trabjando en la UPNA. En ese grupo estaba yo y me regalaron un reloj. También hay vídeo de este acto.

jueves, 17 de octubre de 2019

Finales (chim pum)

Caminando hacia el trabajo esta mañana, oyendo música en aleatorio, me sale “Con su blanca palidez” (A Whiter Shade of Pale) de Procol Harum. Un temazo que te cautiva, te transporta a otro mundo… y acaba en un triste fade out apresurado que me ha dejado un sabor de boca malísimo. Y es que las buenas piezas musicales te transportan, te sacan de la realidad para llevarte a un mundo interior por un tiempo limitado. Cuando acaban han de devolverte a la realidad de la manera menos dolorosa posible. No sólo la música, también la ficción, cuentos, novelas, monólogos, etc. tiene ese potencial evasivo y también tiene que terminar preparando un aterrizaje suave para el viajero.

En el caso de los “fade out” (ir bajando el volumen sin que la canción termine realmente) lo que se hace es renunciar a construir un final de verdad y cortar sin más, con la disminución de volumen como única señal de cierre. Por contra, los finales típicos de la música clásica son perfectamente resolutivos, terminan donde la tonalidad manda, en el tiempo que corresponde, a veces hasta rematando “chim pum” (y hasta volviendo a rematar “chim pum, chim pum, chim puuuuuum”). No sólo en la clásica, pero ahí hay ejemplos de finales bien pomposos y exagerados, que no dejan lugar a dudas, no defraudan. En el jazz no es raro acabar con un acorde disonante. Queda claro que es el final, pero deja un poco colgado, como con ganas de más resolución, igual que las películas en las que no queda claro si los personajes se acaban casando o no.

La música es un juego de generación de expectativas que a veces se cumplen y a veces no (eso lo aprendí de Almudena M. Castro en sus maravillosas charlas). En las canciones más sencillitas como temas infantiles, se cumplen casi siempre, hay pocas sorpresas, mientras que en las músicas más “avanzadas” se esfuerzan por liberarse de notas, armonías y estructuras y la sorpresa es permanente. Claro que la proporción adecuada de satisfacción y frustración de expectativas depende del individuo y su cultura musical. En cualquier caso, parece que en este marco hay finales de tres tipos: los que terminan generando una expectativa que se cumple (chim pum), las que generan una expectativa que se defrauda (disonante) y las que no generan ninguna expectativa y simplemente se apagan.



En el caso de la narrativa tengo mucho menos clara la tipología de finales. El mismo hecho de decidir que una historia termina en un punto concreto ya tiene mucho mensaje, como nos hace notar brutalmente Dina Goldstein imaginando una continuación de la vida de Blancanieves con el príncipe azul que, obviamente, no era tan maravilloso. Lo que es seguro es que, al igual que la música, un texto que te ha transportado ha de terminar devolviéndote a la realidad con la mayor naturalidad posible; y una posibilidad, muy utilizada por los monologuistas, es volver al punto de partida, ese en el que terminé de escuchar Con Su Blanca Palidez a la que entraba al despacho a comenzar mi jornada laboral.

miércoles, 16 de octubre de 2019

¿El fin de la vida universitaria?

Muchos recordamos más nuestro paso por la universidad por la cafetería, el césped, fiestas, conciertos y conferencias, que por las clases regulares. En esos años haces amigos que te duran toda la vida, incluso encuentras pareja.

Todas esta "vida universitaria" tan maravillosa es un subproducto del hecho puramente académico de acudir a la universidad a cursar tus estudios. Estamos descubriendo últimamente que ese subproducto crecía especialmente en el desorden académico. Cuando los horarios dejan huecos libres, las clases se suspenden y se recuperan con flexibilidad, cierta frecuencia, avisando con poca antelación no hay más remedio que tener "vida universitaria". Una planificación académica poco estable y no anunciada con suficiente antelación convierte a los estudiantes en rehenes de su carrera, especialmente en las carreras en las que teníamos muchas prácticas. Toda la vida es en el campus y eso deja mucho hueco para grupos de teatro, asambleas o partidas de mus.

Con la reforma que ha supuesto Bolonia y la implantación de sistemas de calidad la actividad académica está cada vez mejor estructurada. Ahora los horarios y las fechas de examen se anuncian con un año de antelación y se cumplen casi siempre. Para cambiar una clase hay que informar a la dirección de centro, y no hacerlo y que te pille el inspector es puede resultar problemático. En muchas clases la asistencia es obligatoria o, al menos, muy conveniente. Este compromiso con la planificación académica es una muestra de respeto por nuestros estudiantes, un avance significativo en la modernización de la universidad. Pero está acabando con la vida universitaria.

En esta universidad moderna organizas una conferencia y, o bien no va nadie, o bien tienes quejas de profesores porque se les "contraprograman" las clases. Ambas reacciones muy acordes con los nuevos tiempos. ¿A qué hemos venido aquí? ¿Estamos a setas o a Rolex? Incluso los responsables de las cafeterías notan que las ventas caen en picado.

Obviamente no vamos a revertir el proceso, una universidad es un entorno muy caro para tomar café y jugar al mus. Pero la interacción abierta entre las personas, la asistencia a seminarios, el mestizaje intelectual y las oportunidades para serendipias afortunadas no se pueden dejar desaparecer así como así. A ver qué se nos ocurre.

domingo, 6 de octubre de 2019

Champiñones donostiarras

Desde hace algunos años se celebra en Donosti un festival científico llamado Passion for Knowledge. Además de invitar a grandes científicos, muchos ganadores del premio Nobel, se incluye uns sesión de charlas de 10 minutos, charlas Naukas. Este año me han invitado a participar con una charla sobre algunos detalles de la fisicoquimica que hay detrás de cocinar champiñones al ajillo.

Además de subir al escenario del teatro Victoria Eugenia, y de compartilo con ilustres ponentes, graban las charlas. La mía está aquí.