El pasado 15 de octubre el mundo vivió una ola de manifestaciones en multitud de ciudades. Ya sea al hilo de "Occupy Wall Street" en EEUU o de los "indignados del 15M" Españoles, el descontento con el sistema de organización social del occidente democrático se hace patente. La desigual forma en que la crisis económica ha tratado a unas personas y a otras, y la (ausencia de) respuestas de los políticos han movido a multitud de personas a protestar pacíficamente.
Cualquier análisis de las consignas, de los eslóganes de esas manifestaciones los situaría mucho más próximos a los valores tradicionales de la izquierda que a los de la derecha política (una infografía espléndida resumen de dichos valores se publicó en Information is Beautiful y, con menos resolución ilustra la entrada). Sin embargo las encuestas pronostican una victoria arrolladora del PP en las próximas elecciones. Dándole vueltas a esta aparente contradicción se me ha ocurrido una hipótesis "psicoanalítica" que paso a explicar.
En realidad en el mundo occidental no se cuestiona el modelo de sociedad, y eso de la izquierda y la derecha en la práctica no supone más que ligeros matices en la organización de esa sociedad. Esas diferencias se exageran mucho en tiempo electoral, pero viendo las leyes de distintos países europeos o comunidades autónomas no es casi imposible distinguir el color del gobierno que las aprobó.
En ausencia de diferencias de fondo adquiere mucha relevancia las formas, la estética. Una es de apariencia más seria, vestidos más clásicos, firmeza y autoritarismo y referencias a la tradición, la otra es más jovial, de menos corbatas, dialogante, menos seria. Insisto en que son elementos estéticos más que valores.
En tiempos de crisis, cuando las incertidumbres acechan y uno se siente más desvalido, todos echamos de menos a papá, al padre de la infancia, el individuo idealizado que lo sabía todo, que con un "curita sana" nos arreglaba las rodillas magulladas. Me temo que ese personaje lo encarna muchísimo mejor la estética de la derecha. Cuando vengan mejor dadas ya saldremos de fiesta con el hermano mayor (la estética de la izquierda), pero ahora a por el paternalismo de la derecha.
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