domingo, 25 de enero de 2009

Oximoron profesional

Una de las cosas que peor se tolera en un delincuente es que a su delito se una la traición a los valores a los que supuestamente ha consagrado su profesión o pero aún su alma. Un bombero pirómano es infinitamente más detestable que un pirómano de cualquier otra profesión.

En el caso de los científicos el delito supremo es la falsedad, el fraude. Dado que la ciencia se dedica a buscar enunciados verdaderos (aunque sean temporales, hasta que aparezcan contraejemplos y haya que retocar las teorías), la mentira es el oximorón profesional del científico.

El bombero lo es laboralmente. La actividad científica también es una profesión, quizá con un nivel de compromiso vital algo mayor. Pero el caso extremo es el de los curas, los religiosos en general, cuyo compromiso con los valores que defienden es completamente vital: no fundan una familia, se visten de formas especiales, etc. Además intentan activamente atraer para su fe a todo el que pueden, y pretenden imponer sus normas morales a la sociedad en general, aun a los no creyentes. Por eso es especialmente contradictorio, y con ello repugnante, el delito contrario a su moral. El abuso sexual es siempre asqueroso, pero en el caso de un religioso es verdaderamente intolerable.

Los recortes (digitales) son de El País y El Mundo.

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